Empieza la partida por conseguir el control de Agbar
La Caixa quiere recuperar la compañía, de la que ahora está plenamente desatada
La semana pasada, un viernes de enero por la noche, La Caixa comunicó que había quedado completamente desvinculada de Agbar después de décadas relacionada con la compañía de aguas. Pero la entidad presidida por Isidre Fainé prepara ya la recuperación de la empresa de servicios de agua en una complicada operación de final todavía incierto.
En 2014, La Caixa vendió todas las acciones que tenía en Agbar (un 24% del total) pero, a cambio, se convirtió en el segundo principal accionista del gigante francés Suez. De este modo, el vínculo entre La Caixa y Agbar se mantenía y, de hecho, desde entonces el equipo directivo lo ha seguido encabezando Àngel Simón, un hombre de La Caixa.
Pero últimamente Suez ha sido objeto de una opa por parte de su rival Veolia. La operación ha sido muy compleja y ha tenido varios contratiempos, y como resultado Veolia se ha visto obligada a subir el precio significativamente: finalmente, ha pagado 20,5 euros por acción, un precio que Suez nunca ha valido en bolsa .
Esto fue una gran noticia para La Caixa, que prefirió vender su participación y llevarse 750 millones de euros por unas acciones que en 2014 valoraba en 442 millones y el pasado año en 602. Ahora La Caixa dispone de 750 millones que puede invertir en comprar otras empresas, y una opción es, precisamente, la de recuperar a Agbar, sea comprando el 100% o quedándose una participación significativa. Se trataría, por tanto, de deshacer la venta realizada en 2014.
Pero la operación puede no resultar tan sencilla. Veolia, ahora que ya controla a Suez, ha dicho que Agbar es un activo estratégico y, a priori, no es muy evidente que quiera vender la compañía de aguas barcelonesa. "Una cosa es que uno quiera comprar, pero falta que el otro quiera vender", explica una fuente del sector. Otras voces dan por hecho que hay un pacto entre Veolia y La Caixa para realizar la operación, y que si Fainé aceptó salir de Suez fue porque tenía un acuerdo previo para comprar Agbar cuando la fusión entre Veolia y Suez se complete. Pero de momento esto es pura especulación.
Secretismo del gobierno español
La integración entre Veolia y Suez, efectivamente, ya está acordada, pero tardará meses en completarse. Entre otras cosas porque los distintos países donde operan estas dos compañías deben dar luz verde a la operación. A finales de diciembre el gobierno español ya aprobó la fusión de las filiales españolas de Suez y Veolia, pero "con condiciones".
Ahora bien, sorprendentemente, el gobierno se niega a explicar cuáles son las condiciones que exige. Consultado por este diario, el ministerio de Industria alega la ley de protección de datos para no dar más explicaciones a pesar de que lo normal es que el gobierno concrete estas condiciones. El caso más reciente lo encontramos el pasado verano, cuando el gobierno detalló las ocho condiciones que ponía en el fondo IFM por la opa que lanzó sobre Naturgy, también vinculada a La Caixa.
La Caixa debería aliarse con alguien si quisiera comprar el 100% de Agbar, puesto que en el pasado se había valorado la compañía en unos 3.000 millones de euros. Si, por el contrario, solo comprase una parte, con los 750 millones que ha recibido de Suez podría comprar el 25% de Agbar.
El negocio del agua es un monopolio y, como tal, aporta ingresos sólidos y rentabilidades prácticamente garantizadas para las empresas que lo gestionan. "Es por eso que Veolia ha pagado tanto", explica Xavier Brun, director del máster en mercados financieros de la UPF.
A La Caixa le interesa Agbar porque necesita nutrirse de dividendos que le permitan sostener los 500 millones que se gasta anualmente en obra social. Por ahora tiene una alta dependencia de los dividendos de CaixaBank y, especialmente de Naturgy. La gasista aportó el 55% de los dividendos que ingresó La Caixa en 2020. Sin embargo, el negocio del agua no es tan jugoso como el energético. En 2020 La Caixa ingresó cerca de 17 millones de euros de dividendos procedentes de Suez, y en el año anterior 24. Nada que ver con los 340 millones de Naturgy o los 167 millones de CaixaBank, por ejemplo.
Mientras, Ángel Simón fue nombrado uno de los 16 miembros del comité ejecutivo de Veolia, cuatro de los cuales proceden de Suez. Si va a seguir mucho tiempo allí, solo el tiempo e Isidre Fainé lo dirán.
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