El cuñado de Onassis que le superó en fortuna
Stavros Niarchos fue tratado por el doctor Trueta y coincidió con Trump por el 70 aniversario de Malcolm S. Forbes
Cuando hablamos de multimillonarios de origen griego, suele pensarse en el legendario Aristotelis Onassis, el naviero con una vida de película, que incluye una relación con la cantante Maria Callas y un matrimonio con la viuda de JFK. Pero, pese a su fama, todo parece indicar que Onassis no fue el magnate más rico de su época, un lugar que correspondía a Stavros Niarchos, curiosamente su cuñado. Después sabremos el porqué de esa relación familiar.
Stavros Niarchos 1909-1996
- Empresario griego
Cuando Stavros Spyrou Niarchos vino al mundo en Atenas de principios del siglo XX, sus padres acababan de volver de una aventura americana que les había hecho ganar bastante dinero, circunstancia que permitió al pequeño Niarchos estudiar en las mejores escuelas, tanto de Grecia como de Estados Unidos. Pero la bonanza duró poco, porque el padre perdió una fortuna especulante en bolsa y la familia sufrió una repentina caída de su estatus.
El primer contacto con el mundo naviero lo tuvo trabajando en la empresa de sus tíos, que se dedicaba a comerciar con cereales y que acabó teniendo flota propia, precisamente por iniciativa de él. Aprovecharon la situación económica de la Gran Depresión para adquirir sus primeras seis naves a precio de saldo. A finales de los años treinta, Niarchos se quedó una de las embarcaciones, que con el estallido de la Segunda Guerra Mundial –donde sirvió como oficial de la marina– cedió a la armada griega y que acabó en el fondo del mar. Tras el conflicto bélico, cobró una indemnización importante procedente del seguro de la nave hundida y pudo reiniciar sus negocios marítimos.
En 1947 se casó con Eugenia Livanos, que no era una desconocida porque era la hija del gran armador del país, Stavros Livanos. Este matrimonio lo convirtió en cuñado de Onassis, que un año antes se había casado con otra de las hijas del magnate, y de ahí la relación que avanzábamos desde el principio. La época de vacas gordas que sucedió en la guerra le empujó a construir barcos más grandes que los que existían hasta entonces, una flota que dedicó casi en exclusiva a transportar petróleo. Una carrera febril para conseguir la máxima capacidad de carga posible, en la que participaban Onassis, el americano Daniel K. Ludwig y el propio Niarchos, permitió ver avances insospechados, hasta el punto de que entre 1951 y 1962 la capacidad del mayor barco del mundo se multiplicó por tres. Algunas de estas superembarcaciones fueron construidas por la Vickers, esa compañía armamentista que había hecho rico Basil Zaharoff.
En 1970 Niarchos volvió a ser protagonista de los titulares de prensa, pero esta vez no por sus negocios, sino por un hecho luctuoso y también muy confuso. Una noche de primavera de ese año, su esposa Eugenia Livanos murió en extrañas circunstancias y enseguida algunos dedos apuntaron hacia él. Hay que aclarar que ambos se habían divorciado cinco años atrás y que Niarchos se había casado enseguida con Charlotte Ford, bisnieta del fundador de la fábrica de automóviles y treinta y dos años más joven que él. Pero la unión duró poco y Niarchos y Livanos volvieron. Recuperando los hechos de la primavera de 1970, los investigadores tuvieron muchas dudas sobre la causa de la muerte hasta el punto de que el fiscal pidió el procesamiento del magnate. Finalmente, en septiembre de ese año un tribunal cerró el caso como suicidio. Por cierto, Livanos y Ford no serían los últimos matrimonios de Niarchos, porque poco después de los hechos que acabamos de relatar se casó nada menos que con Tina Livanos, que era la hermana de Eugenia y la exmujer de Onassis.
Volviendo al mundo de los negocios, en 1969 se puso de manifiesto el inmenso poder de los navieras cuando una disputa por una refinería entre nuestro protagonista y su rival Onassis acabó causando una importante crisis de gobierno en Grecia. Por cierto, poco antes de estos hechos, durante el invierno anterior, Niarchos sufrió un accidente en St. Moritz y por tratarse hizo venir con su avión privado al dr. Trueta, un médico catalán de fama mundial.
A partir de 1991 su salud empezó a deteriorarse, hasta el punto de que los últimos cinco años de su vida les pasó entre médicos de Suiza y Austria. Antes del declive, uno de los últimos eventos sociales a los que asistió fue la fiesta del setenta aniversario del millonario Malcolm S. Forbes, celebrada en Tánger y donde coincidió con buena parte de las élites mundiales, entre ellas un empresario americano llamado Donald Trump.