La empresa barcelonesa que se esconde tras el embalaje de Filipinos o Micolor
La agencia dedicada al embalaje D.Pack abrió en 2013 y factura hoy más de 1 millón de euros
A menudo se dice que el consumidor medio sólo necesita cinco segundos para decantarse por un producto u otro. Es una de las leyes del marketing en tienda, y se determina principalmente por el embalaje del producto. Hagan la prueba: si se ponen delante de un lineal de galletas en el supermercado, es fácil que sus ojos se dirijan automáticamente a unos paquetes concretos. Su presentación es un elemento clave para empezar a descartarse: es el primer contacto que los consumidores tienen con el producto.
Hace más de diez años que la agencia barcelonesa D.Pack, especializada en el diseño de embalaje, se encarga de la cara visible de marcas icónicas del gran consumo y demuestra esta máxima que el embalaje es la puerta de entrada a las casas de los consumidores. Desde Barcelona, la agencia impulsada por Laura Ormad, directora creativa y Clara Pujadas, directora de clientes, es la responsable del diseño de marcas como Danone, Micolor, Lindt, Artiach o Gallina Blanca.
"Clara y yo habíamos trabajado juntas durante muchos años y siempre habíamos tenido el gusanillo de hacer algo por nuestra cuenta", explica Laura Ormad en una conversación con elEmpresas. Y así lo hicieron en el 2013: "Empezamos con cero clientes, pero poco a poco fuimos creciendo y ahora ya somos dieciséis personas trabajando".
Su primer cliente fue nada menos que la marca Filipinos, a quien le hicieron un rebránding hace ya once años. "Ganamos el concurso y fue muy bien; a partir de entonces empezamos a realizar muchos proyectos con la antigua Nutrexpa, y once años más tarde seguimos trabajando", explica Pujadas. "Esto nos hace estar muy orgullosas porque normalmente en este negocio hay mucha rotación, y en cambio nosotros hemos conseguido que varios clientes se queden muchos años con nosotros", aseguran. "Nuestro rasgo diferencial es el trato diario con el cliente", dicen al unísono.
El secreto de un buen diseño
Para diseñar una buena propuesta, Ormad y Pujadas explican que hay que saber cómo funciona el gran consumo. ¿Y cómo funciona? "Es la guerra", dicen riendo. meses", explica Ormad. "También depende mucho del nicho al que te dirijas y hay que tener presente que cada vez hay más competencia", detallan.
Pero hay una máxima que desde D.Pack tienen muy clara: "Lo principal que busca el consumidor y que le atrae de un paquete es que sea creíble y fiable con el producto que contiene". "Cuando el embalaje no responde a tus necesidades o no entiendes de qué va el producto es cuando miras el precio; la idea es que no tenga que mirar el precio", detalla la directora creativa.
Ahora bien, las modas y las tendencias también juegan un papel importante. "Hace veinte años las fotografías de alimentos que salían en un paquete parecían de plástico, unos canelones perfectos, como de mentira, sin estar más tostados de ninguna parte... Ahora, la tendencia en fotografía es que cuanto más realista sea, mejor ; si hay un puntito quemado, mejor, porque la gente busca realidad", detalla Ormad.
Anécdotas y objetivos
Después de más de una década como D.Pack y aún más años dedicadas al sector, Pujadas y Ormad tienen un montón de anécdotas del sector. Entre ellas, explican en elEmpresas que hace muchos años, cuando empezaron, ganaron un concurso del rediseño de una marca muy conocida, pero al final las sacaron del concurso porque "la dirección determinó que no quería que les hiciera el diseño una agencia que no conocía a nadie ", explica Ormad, y llevaron su proyecto a otra agencia.
"La parte graciosa es que a los ocho años, esta misma marca vino a buscarnos expresamente para que le lanzáramos un producto nuevo, pero les tuvimos que decir que no porque ya teníamos un producto similar de otra marca, y siempre tratamos de no tener dos clientes tan similares", detallan.
Entre algunos de sus logros, explican el caso de Font Vella: "También fue a través de un concurso. Había que diseñar la botella pequeña, dirigida a un público objetivourbano, y presentamos una propuesta en la que poníamos en la etiqueta de la botella fotografías de Instagram en un momento en que esto no se estilaba demasiado, y la verdad es que pensábamos que nos lo tirarían por la cabeza –dice riendo la directora creativa–. Al final ganamos y ha sido bastante viral", añade Pujadas.
Otro caso es el de las galletas Chiquilín: "Necesitaban claramente revitalizar la imagen, llevaban décadas utilizando el mismo niño que iba a buscar los huevos y la leche ... La reavivamos y ha revivido, se nota mucho, pero todo sin perder la esencia", apuntan.
Cabe decir que cada diseño se adapta al país donde se comercializa. Ya no sólo por las lenguas que deben constar, sino porque cada producto varía en función de la cultura, y también porque las asociaciones cromáticas no tienen qué coincidir en todos los países. "Por ejemplo, el aceite: aquí lo asociamos a tonos verdes, amarillos, rojos... en Arabia Saudí para el aceite utilizan el azul cielo", apunta Ormad. Los olores también cambian ya menudo comprometen el embalaje: "Esto se evidencia en los productos de limpieza; en México están acostumbrados a olores muy fuertes, muy florales. En cambio, nosotros buscamos olor a limpio, fresco. Esto implica que el olor del producto cambia y, por tanto, el embalaje en México tendrá muchas más flores, más color, etcétera".
D.Pack factura más de 1 millón de euros y tiene un objetivo de crecimiento de un 15% anual. Tanto Ormad como Pujadas coinciden en que no tienen prisa, que quieren crecer, pero que lo importante es "el trabajo bien hecho".