La empresa catalana que convierte larvas de mosca en pienso y quiere alimentar a humanos
Dapibus inaugura una fábrica en Abrera para dar de comer al sector porcino y avícola, pero también a animales de compañía
BarcelonaHay fábricas para todo y la planta de Dapibus es un ejemplo de ello. Nadie imaginaría que una larva de mosca puede servir para alimentar a cerdos y gallinas, incluso mascotas, pero esta es la propuesta comercial "más sostenible y local" de esta empresa biotecnológica con sede en Abrera.
Todo empezó en el 2021 en una charla a la que asistió Àlex Segura, cofundador y consejero delegado de la compañía. Fue allí donde escuchó hablar de las larvas como fuente de proteína alternativa. "No nos hemos inventado nada nuevo, pero hace cuatro años sólo había algunas empresas en toda Europa que empezaban a producirlo. En España no había ninguna", explica en elEmpresas. Protix (Países Bajos), Innovafeed y Agronutris (Francia) son algunos de estos competidores. Él, como licenciado en ADE en la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) y con experiencia laboral en el sector de la moda, no era ningún experto en la materia, pero sí que era curioso y empezó a leer sobre el tema.
Poco a poco fue articulando su idea de negocio. Se acompañó de otros empresarios para que también tuviera sentido a nivel productivo y financiero e incorporó al equipo Carlos Conde y Arturo Almazor como cofundadores. El origen de Dapibus se encuentra en los restos de fruta y verdura que genera la industria agroalimentaria, como la piel y la pulpa de naranja, que sobran en las empresas que hacen zumos. Éste es el alimento que comen las larvas de mosca, es decir, las más jóvenes, hasta que engordan lo suficiente. En la empresa catalana utilizan moscas del tipo soldado negro o hermetía ilucens porque son "muy eficientes", con capacidad de transformar alimentos de baja calidad en proteínas. De hecho, Dapibus se traduce como proteína en griego.
No hay que imaginar una fábrica con los insectos volando espantados por una gran sala, sino una habitación climatizada con muchas bandejas donde se mezclan las larvas y el alimento triturado.
Después de haber realizado pequeñas pruebas en laboratorios, todo este proceso ya se está haciendo de forma industrial en una fábrica en Abrera, en el mismo polígono donde se encuentra la Seat. Con una superficie de 3.000 metros cuadrados, la granja de Dapibus levantó la persiana a finales del pasado año y ha ido probando durante estos meses todas las máquinas que necesita para ejecutar las diferentes fases, con el objetivo de realizar una fabricación muy automatizada.
En las últimas semanas la producción ha comenzado con un turno e irá creciendo hasta estar en pleno rendimiento en 2026, hasta llegar a los cinco turnos –24 horas los 7 días de la semana– ya una plantilla de una veintena de trabajadores. Los cálculos de Dapibus sitúan en unas 3.500 toneladas la capacidad máxima de fabricación anual, alimentándose de 17.000 toneladas de residuos. En un futuro consideran reservar a una pequeña parte de las larvas a criar y así dejar de comprarlas a un proveedor externo como hacen ahora. Cada larva puede llegar a poner unos 500 huevos.
Desde la fundación de Dapibus, la empresa ha captado 10 millones de euros. Cerró una ronda de financiación en 2023 por cuatro millones de euros, con la participación de socios industriales locales. El resto del presupuesto se reparte entre cuatro millones que provienen de una subvención europea y dos millones de deuda. La fábrica de Abrera se ha llevado el grueso de los recursos levantados, con una inversión de ocho millones de euros. Con la puesta en marcha del centro productivo, Dapibus empezará a vender, con la previsión de registrar una facturación de entre 1,5 y 2 millones de euros en 2025, y espera pasar a tener beneficios en 2026, cuando los ingresos estiman que suban hasta los cuatro millones.
El futuro: el consumo humano
El sector porcino y avícola, con mucha presencia en Cataluña, son los principales clientes objetivos de Dapibus, sin menospreciar a toda la industria en torno a los animales de compañía. “Son un mercado enorme”, remarca Segura. ya pensó en Fairfly. La respuesta de Segura es que la aprobación reguladora para que sea así "está cerca". "Nosotros estaremos y ya veremos qué aceptación tiene", remarca el emprendedor.