De toda la vida

La histórica droguería que vende las mejores pinzas de ropa del mundo

El negocio, fundado en 1910, lleva más de ocho décadas en la calle Madrazo de Barcelona

Barcelona–Buenos días, Ramón. ¡Tengo un problema!

–Ah, sí? ¡Pues ahora ya no lo tienes!

No falla, si Ramon Segarra te lo dice, puedes subir de pies. Son muchas las personas que entran cada día en la Droguería Rovira de la calle Madrazo con un problema llamado “mancha” y salen con la solución, con una pequeña y terrenal alegría. Pues sí, Ramón y sus compañeros de trabajo son una especie de solucionadores que aman el oficio de tendero. Adroguer, qué palabra tan bonita y qué desuso que le acompaña. Ciertamente, existen pocas tiendas como ésta, con las baldas a reventar de productos que esperan el cliente oportuno. Con etiquetas descriptivas para cada cosa –“un nombre para cada cosa y cada cosa en su sitio”– como en los viejos comercios de barrio. ¿Una mancha en la tapicería del coche? ¿En las sábanas? ¿En el sofá? ¿En los zapatos? ¿Problemas con la cal en el lavabo? ¿Necesitas un disolvente que no te falle? ¿Un cepillo para acceder a un lugar recóndito de casa? Parecen anuncios de la tele, ¿verdad? Pues son escenas reales muy habituales en Can Rovira.

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Cuarta generación del negocio

Ramon es la cuarta generación al cargo del negocio, que nació en 1910 en Sant Celoni. De allí estaba Jaume Rovira Creixell, el bisabuelo, que había abierto una tienda de droguería, productos químicos y víveres. No tardó en dar el salto a Barcelona, ​​en la avenida República Argentina y después en las calles Padua y Zaragoza, hasta llegar, en 1940, a la calle Madrazo –cuando se llamaba Molins de Rei– número 127, su ubicación actual. El abuelo, Ramon Rovira Auleda, y el padre, Francesc Segarra Folguera, dieron continuidad al negocio y Ramon no tuvo dudas en hacerse cargo también. Es enérgico, apasionado, transmite confianza y cercanía. “Esta es la clave del éxito de la tienda, que el cliente sabe que siempre le vas a dar una solución y siempre con productos de calidad y garantía; no vendemos productos de segunda fila”. Tanto él como sus trabajadores conocen a la perfección todo lo que vienen y cuáles son sus prestaciones. “¿Sabías que si lavas mucho una prenda manchada la mancha se cuece y cada vez cuesta más de sacar?”

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El oficio de tendero antes estaba muy encarado a la venta a granel y las fórmulas magistrales, muy relacionado con la farmacéutica, con las que tenían importantes conexiones. Ya hace años que el sector, como casi todos, ha cambiado bastante. Las droguerías clásicas escasean y la competencia se ha diversificado. Por eso es importante mantener vivos los conocimientos. Ramon no deja de visitar ferias internacionales del sector para conocer nuevos proveedores y ficharlos. “¿Dónde van ellos de esmero? En las grandes superficies”. De esta manera, el stock de Can Rovira es inmenso y tienen productos que quizás no se venden demasiado, pero que están convencidos de que llegará el cliente y allí encontrará lo que desea y no encuentra a ninguna parte. Ejemplo? Pues un abrillantador para muebles hecho con ceras naturales a base de carnauba.

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La escoba de 150 euros

Hay que pensar que hay clientes que pueden presentarse con cinco pares de zapatos y que todos necesiten un tratamiento diferente para limpiarlos. O la clienta que vino con una bolsa de alta gama –algunos miles de euros– y una mancha muy enojadora. “Tienes que darles la mejor de las respuestas, la solución que les satisfaga y fidelice”. La zona de influencia de Rovira es amplia –Sant Gervasi, Sarrià y Pedralbes– pero viene gente de toda la ciudad. ¿Cómo matar a las carcomas del mueble? Ramón lo tiene claro, no utilizar la marca que todo el mundo tiene en la cabeza sino la que él te recomienda: “¡El tratamiento para las carcomas debe hacerse durante todo un año!”. Rovira tiene marca propia con varios limpiadores, aceites, ceras, cepillos y todo tipo de utensilios de limpieza. Las pinzas Rovira de tender la ropa son "las mejores del mundo" hechas en Italia porque no encontraba buen producto aquí. "Tengo una escoba de 10 euros y una de 150 hecha con pelo de caballo". Recomienda no utilizar nunca ácidos ni cáusticos y huir de la lejía y del salfumante como de la tiña.

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Con tres trabajadores y con ganas de continuar, Premio Nacional de Comercio 2024, Rovira forma parte de la red de comercios emblemáticos de la ciudad y reclama más apoyo del ayuntamiento para hacer frente a la presión del mercado, la presión fiscal y la competencia salvaje. “Hay que proteger al consumidor, ¡pero también el comercio!”, reclama Ramón. En este sentido, en su casa no se permite tomar fotos en los productos que venden. Hay gente que pide asesoramiento, hace una foto del producto que le recomiendan y les dice que lo comprará por internet. Hay que tener pencas. “¡No somos el escaparate de Amazon!”