La recuperación poscovid

Estanflación: este es el nuevo riesgo al que se enfrenta la economía

El Banco Mundial avisa de que la recesión será "difícil de evitar" en algunos países el 2022

BarcelonaLa combinación entre la ralentización de la actividad económica y la escalada generalizada de precios –un fenómeno conocido por los economistas como estanflación– es el principal riesgo para el crecimiento económico a escala global, según ha advertido este martes el Banco Mundial. La guerra en Ucrania es la principal fuente de desaceleración de la actividad económica en todo el planeta, cosa que ha llevado al organismo internacional a revisar a la baja sus perspectivas de crecimiento.

Así pues, el Banco Mundial ha recortado del 4,1% avanzado en enero pasado al 2,9% la previsión de crecimiento del producto interior bruto (PIB, el indicador que mide la actividad económica) mundial para el 2022 y augura que en los años 2023 y 2024 el ritmo de crecimiento se mantendrá a este mismo nivel, según el informe Perspectivas económicas mundiales presentado este martes. Entre las economías avanzadas, el crecimiento pasa del 3,8% al 2,6% este año, pero se incrementa del 2% al 2,2% el 2023, según la institución.

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Las cifras son similares a las de la zona euro, donde el PIB subirá un 2,5% y un 1,9% este año y el próximo año, respectivamente, mientras que las economías emergentes lo harán un 3,4% y un 4,2% este año y el que viene. Los ingresos per cápita a las economías en vías de desarrollo se mantendrán el 2022 un 5% por debajo de los niveles del 2019, antes del estallido de la pandemia.

La inflación –el crecimiento de precios de bienes y servicios de consumo– preocupa especialmente al Banco, por el peligro de que se combine con una ralentización de la economía y puntualmente con la recesión en algún país, que es la situación que define la estanflación. Sin embargo, el estudio prevé una subida de precios moderada el 2023, a pesar de que todavía se podría mantener, de media, por encima de los objetivos de los principales bancos centrales, que normalmente los sitúan alrededor del 2% anual.

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A consecuencia de esta mezcla entre inflación y enfriamiento de la actividad, "para muchos países la recesión será difícil de evitar", ha indicado el presidente del Banco Mundial, David Malpass, que ha reclamado "cambios en las políticas fiscal, monetaria, climática y de deuda para contrarrestar la mala asignación del capital y la desigualdad".

La invasión rusa de Ucrania es la gran fuente de inestabilidad para la economía del planeta por el impacto que tiene sobre el precio de la energía, que a la vez salpica el resto de la cadena productiva. La dependencia de Europa del gas natural ruso ha permitido a Moscú seguir vendiendo este carburante a muchos de los estados de la Unión Europea, pero no pasa lo mismo con el petróleo, cuyas ventas han sido sancionadas por la UE y los Estados Unidos. Además, la guerra también pone en peligro el suministro de cereales como el trigo y el maíz, cosa que puede provocar escasez y subidas de precios de los alimentos básicos en países en vías de desarrollo, sobre todo en África.

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Inflación provocada por la oferta

La guerra es, pues, el principal foco de inestabilidad, pero no el único, según apunta la institución. "La guerra en Ucrania, los confinamientos en China, las disrupciones en las cadenas de suministros y el riesgo de estanflación están impactando en el crecimiento", ha añadido Malpass. En este sentido, pues, la escasez de primeras materias y bienes industriales intermedios es otro de los elementos que empujan los precios al alza. Así mismo, los cuellos de botella en las cadenas de suministro de la industria debido a los cierres de puertos en China también han incrementado la inflación.

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El estudio del Banco Mundial compara la situación actual, marcada por la inflación, con la estanflación de la década del 1970. El organismo destaca que tanto entonces como en la actualidad la inflación no tiene la raíz en un exceso de demanda–por ejemplo, que los precios suban por un consumo de las familias muy acelerado gracias a subidas salariales–, sino que viene del lado de la oferta: hay escasez de ciertos productos o problemas para suministrarlos, o bien inestabilidad en los mercados energéticos, y todo esto hace encarecer los combustibles, lo cual encarece todo el resto de productos del cesto de la compra.

Por el contrario, el dólar actualmente se encuentra a un valor fuerte, lo que permite a EE.UU. –el motor económico del mundo– mantener un nivel de importaciones elevado que ayuda al crecimiento del resto de economías, mientras que los incrementos de precios de primeras materias son proporcionalmente inferiores a los registrados hace casi 50 años. Además, el Banco Mundial celebra que la mayoría de bancos centrales tienen un mandato claro y las herramientas necesarias para contener las subidas de precios, un hecho que no se producía ahora hace más de cuatro décadas.