El gran desabastecimiento: así se están quedando las fábricas sin los productos que quieres comprar
La espectacular subida de los precios de las materias primas y el transporte ha provocado una crisis inédita en la industria, con un boom de clientes a los que no puede servir
Si estáis mirando compraros un coche, o incluso productos más básicos como unas gafas, lo habréis notado. También si habéis hecho una reforma en casa o habéis tenido que arreglaros el móvil. Los tiempos de espera se han disparado y, en la mayoría de los casos, también los precios. Incluso si no habéis necesitado nada de esto, seguramente estáis pagando más cuando vais a comprar, o pronto lo haréis. La industria de todo el mundo vive una crisis inédita. La demanda para comprar se ha disparado después de que la peor etapa de la pandemia haya quedado atrás, pero las fábricas no son capaces de producir lo suficiente para satisfacer toda esta demanda. El Banco Central Europeo avisó el miércoles de que esta es “la principal incertidumbre” de una recuperación pos-covid que, a pesar de ser “notable”, todavía es “incierta”.
“Es extraño porque no faltan clientes o financiación", dos de los problemas habituales para las empresas, según Joan Tristany, director general de Amec, agrupación de empresas exportadoras.
La reactivación pospandemia ha sido tan fuerte que el precio de las materias primas se ha disparado con mucha fuerza. “Las fábricas pararon durante el confinamiento y los stocks estaban bajos, y cuando de repente a todo el mundo le ha aumentado la actividad, los precios han sufrido una subida muy fuerte”, explica un industrial catalán que ve subidas en todos los metales (acero, cobre, aluminio...) pero también en microchips, productos químicos, plásticos o la madera, entre otros. “Muchos metales han duplicado el precio desde el enero pasado. El acero común, que se utiliza para hacer vigas de los edificios o chapas de los coches, casi se ha triplicado”, explica. De hecho, la gran fábrica de Catalunya, Seat, se ha visto obligada a cerrar turnos de producción. Algunos fabricantes de coche no saben dar una fecha de entrega para los nuevos compradores.
Y, por supuesto, estas subidas también se están viendo en las materias primas vinculadas a la energía, especialmente el gas natural, cosa que, a su vez, ha provocado un incremento espectacular del recibo de la luz en toda Europa y con especial fuerza en España.
Las empresas, muy mayoritariamente, están trasladando estos costes a sus clientes, de forma que, en último término, el ciudadano corriente lo acabará notando inevitablemente, si es que no lo ha notado ya. Son empresas muy diversas, desde industria metalúrgica hasta fabricantes de productos alimentarios, y esto se refleja en una inflación que en septiembre fue del 4%, la más alta en trece años.
El consuelo que les queda a las empresas es que en todo el mundo están igual. Con un matiz: en el caso de la electricidad, España está peor que la mayoría de Europa, de forma que las empresas de aquí están más penalizadas. Este viernes, España y Portugal tenían los precios más caros de la Europa continental, con 216 euros/MWh. Francia estaba un 35% por debajo y Alemania a menos de la mitad.
El problema del transporte
Para complicarlo todavía más, también se ha disparado el precio del transporte de mercancías. Según un informe de Drewry recogido por la patronal Pimec, enviar un contenedor por barco cuesta ahora cinco veces más que al inicio de la pandemia, hasta superar los 10.000 dólares. “Cuando llegó el covid los contenedores se quedaron repartidos por el mundo, y el proceso de reajuste no es nada fácil”, dice Tristany.
Ante este increíble desabastecimiento global, la gran pregunta es si el desajuste entre oferta y demanda durará mucho. “Algunos dicen que esto cambiará con el cambio de año, pero otros lo alargan a verano y otros van más allá y creen que durará hasta el 2023”, explica el industrial. Esta tercera opción, que se llama superciclo, sería evidentemente el peor escenario. El empresario opina, incluso, que la llegada de los fondos europeos en los próximos meses todavía agravará más el problema, porque la demanda crecerá todavía más.
Europa no tiene fábricas de chips y semiconductores, uno de los componentes en los que más se ha roto la cadena de suministro. Esto ha impactado en la industria del automóvil, a pesar de que solo un 25% de los chips van a este sector. Los fabricantes españoles han tenido que poner en marcha ERTEs porque no pueden producir lo que querrían. El presidente de Seat, Wayne Griffiths, ha explicado que esta crisis llega en mal momento: la demanda crece, pero la fabricación cae por una causa externa.
Este fenómeno tiene dos consecuencias para el sector: las ventas caen y, además, los tiempos de entrega de los coches nuevos a los compradores se alargan meses. La patronal del sector, Anfac, ya ha revisado a la baja las previsiones de venta de coches en España para este año, hasta las 900.000 unidades, un 25% menos de lo que se vendió en 2019. Y la recuperación se va aplazando. Ahora se prevé para 2023, según ha explicado al ARA el director general de Anfac, José López-Tafall.
En abril de 2020 pasó una cosa nunca vista. En los Estados Unidos quien se llevaba un barril de petróleo no lo tenía que pagar, sino que cobraba. La situación ahora es la contraria. El barril de petróleo supera de largo el precio prepandemia, los carburantes están en máximos desde 2014, la luz bate un récord histórico casi cada día y el precio del gas natural se ha multiplicado por cinco.
Las familias lo están sufriendo. La inflación en septiembre se ha disparado hasta el 4%, el nivel más alto en trece años, pero la inflación subyacente –sin energía y alimentación– fue solo de un 1%. Tres puntos de diferencia, cosa que nunca había pasado. Las empresas creen que a la larga tendrán que repercutir el aumento del coste energético en sus precios.
Los metales son de las materias primas que más se han encarecido por el tirón de la demanda pospandemia, un 57% desde abril de 2020, según el Fondo Monetario Internacional. En una jornada en Pimec, Antoni Puigmal, plant manager de Funderia Condals, dijo que los problemas de abastecimiento continuarán o se agravarán en los próximos meses. Oriol Guixà, presidente de La Farga, empresa líder del sector del cobre, destacó dos aspectos: se han vaciado los stocks y la gran inyección monetaria ha llevado a los inversores a especular con las materias primas.
El sector de la construcción está sufriendo un incremento de costes acelerado, en gran parte porque algunas materias primas como el acero y la madera han visto cómo su precio se ha doblado, e incluso triplicado, en pocos meses. Esto lleva a la imposibilidad de cumplir los contratos en curso. Además, la escasez de algunos materiales está alargando los plazos de las obras, cosa que también conlleva de paso un nuevo aumento de costes.
Según dijo a Pimec Ramon Garcia, vicepresidente de la Associació Catalana d'Empreses Constructores d'Obra Pública (COSNCAT), en el caso de las obras privadas se impone la negociación. En la obra pública ya hay renuncias a los contratos, cosa que obliga a una nueva licitación y conlleva un retraso mínimo de seis meses. Además, la madera se había convertido en un material básico para la construcción sostenible, pero la escalada de su precio hace imposible utilizarla. Garcia reclama fórmulas de revisión de precios, ahora restringidas solo a las obras de más de dos años de duración.
En las empresas de moda, esta falta de suministros se está materializando sobre todo en un aumento del precio del algodón, aparte de los carburantes y la energía eléctrica. Fuentes del sector aseguran que no se está fabricando al ritmo que el cliente reclama y que esto está provocando que haya carencia de algunas tallas o menos piezas de cada producto. Mango, la compañía de moda más importante en Catalunya, confirma este incremento del precio del algodón. Aún así, la multinacional también apunta que está acostumbrada a convivir con situaciones adversas de este tipo. A diferencia de otras industrias, portavoces de la empresa puntualizan que esta subida no se repercutirá en ningún caso en el precio final de sus colecciones.
Fuentes del sector de la alimentación aseguran que el incremento de precios de las materias primas está tensionando la competitividad de las empresas de este ámbito, sobre todo de las grandes cadenas de supermercados. Aparte de la electricidad y de los carburantes –que acaban salpicando a todos los actores que suministran estas compañías–, las mismas fuentes alertan de que uno de los precios que más se han disparado en los últimos meses por la falta de abastecimiento es el de los materiales que se utilizan para empaquetar, como son el metal, el papel, la madera, el plástico y, sobre todo, el cartón. El sector, sin embargo, también está sufriendo precios de récord en cereales, carne de cerdo y ave a causa del incremento continuado del precio del pienso. El trigo, el maíz, la soja y los aceites vegetales, entre otros productos, también se han disparado. Otras fuentes reconocen que gran parte de este incremento de precios acaba repercutiéndose en los clientes, ya sea aumentando el coste de los productos o eliminando directamente las ofertas.