Farmacéuticas

Paso histórico en Grifols: la familia abandona la gestión

Raimon Grífols Roura y Víctor Grífols Deu abandonan sus cargos directivos y serán consejeros

BarcelonaPor primera vez en 115 años de historia, Grifols no será dirigida por directivos con el apellido familiar. La multinacional con sede en Parets del Vallès ha anunciado este lunes una decisión que afecta sobre todo a Raimon Grífols Roura y Víctor Grífols Deu, hermano e hijo del carismático Víctor Grífols Roura, responsable de la gran expansión internacional de la compañía entre 1987 y 2017.

"Han decidido finalizar su etapa ejecutiva y dejarán sus funciones como Chief Coporate Officer y Chief Operating Officer, respectivamente. Ambos continuarán en el consejo de administración como consejeros dominicales", explica la compañía en un comunicado. La sacudida en la cúpula de la compañía incluye más novedades: Thomas Glanzmann, persona muy cercana a la familia fundadora, sigue como presidente ejecutivo y la compañía nombra consejero delegado al barcelonés Nacho Abia.

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La empresa ha explicado que la decisión estaba "planificada desde hacía tiempo" y busca "separar progresivamente la propiedad de la gestión de la compañía". El comunicado de la primera empresa familiar catalana, con más de 20.000 trabajadores, afirma que los planes para llevar a cabo este cambio se iniciaron en el 2022.

Lo cierto es que la decisión se hace pública cuatro semanas después de las acusaciones del fondo estadounidense Gotham City Research contra la empresa catalana. Gotham acusó a Grifols de maquillar su deuda e ingresos a través de su intrincada relación con Scranton (que agrupa a varios miembros de la familia Grifols y que es simultáneamente accionista y proveedora de la multinacional). Las acusaciones de Gotham provocaron que las acciones de Grifols perdieran un 40% de su valor, pasando de 15 a 8 euros, aunque en los últimos días ya se habían situado por encima de los 10 euros por acción.

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La respuesta de Grifols a Gotham se ha llevado a cabo en diferentes frentes. Por un lado, aportando la documentación que prueba que actuó correctamente en la CNMV; el organismo tardará unas semanas en posicionarse. Además, la compañía catalana (la única de las que cotizan en el Ibex-35 que mantuvo su sede en Catalunya después del 1 de octubre de 2017) ha denunciado a Gotham ante la justicia estadounidense.

En paralelo, Grifols ha blindado la operación de venta de un 20% de su participación a Shanghai RAAS, clave para garantizarse que podrá hacer frente al vencimiento de deuda que debe afrontar en 2025. El último capítulo de esta respuesta llega este lunes con el anuncio de que la familia se desvincula de la gestión, extremo largamente reclamado por los inversores.

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Un bienio en la montaña rusa

El adiós de Víctor Grífols Deu y Raimon Grífols Roura de la cúpula directiva debe servir para cerrar un bienio convulso en la compañía catalana. En 2020, Grifols cotizaba a récords históricos, a 34 euros la acción; en el 2022 los mercados la penalizaban en plena subida de tipos y la acción caía a los 8 euros.

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La respuesta de Grifols fue entonces incluir a más profesionales externos a la familia en los cargos de mayor responsabilidad: Steven F. Mayer pasó a ser el presidente ejecutivo de la compañía, un hito en una empresa en la que nunca el primer directivo había sido externo a la familia. Sin embargo, cuatro meses después, Mayer dejaba paso a Thomas Glanzmann, con Víctor Grífols Deu (jefe de operaciones) y Raimon Grífols Roura (vicepresidente) todavía presentes en la cúpula directiva.

El progresivo alejamiento de ambos de la dirección de la empresa contrasta con los planes que inicialmente estaban dibujados. En 2020, en una entrevista con el ARA, Víctor Grífols Roura lo explicaba así después de que él se hubiera apartado para dejar a su hermano ya su hijo como co-consejeros delegados: “Hemos hecho un relevo generacional de libro”. En ese momento, avisaba de que la sucesión tendría una segunda parte: “Dentro de cinco o diez años Raimon podrá subir a presidente del consejo y Víctor quedará como único consejero delegado”.

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El mal momento de la compañía en bolsa (el negocio nunca ha dejado de funcionar, y Grifols superaba en su 2022 negro los 1.200 millones de euros de beneficio bruto de explotación) se ha explicado siempre por su elevado endeudamiento (que ronda los 9.000 millones) fruto de una agresiva política de compras. Durante la pandemia también se cuestionó la gestión que realizó Grifols del plasma, el producto con el que elabora sus medicamentos. Los inversores tenían históricamente una última queja: no les gustaba la presencia de miembros de la familia en la cúpula de la compañía. Y esto último, desde este mismo lunes, es historia.