El acuerdo UE-EE.UU.: poco que celebrar, pero podría haber sido peor

Pudo haber sido peor. Esto, y que reduce la incertidumbre, es lo mejor que podrá decirse de este acuerdo. Con el paso de las semanas habrá que ir sabiendo los detalles que faltan, como un texto que todavía no existe, la lista definitiva de productos, el importe de las compras de equipamiento militar o una idea más precisa de las inversiones a realizar, por ejemplo. Sin embargo, con los datos divulgados hasta ahora, el acuerdo no facilitará algunas de las medidas de la hoja de ruta que Europa había asumido a partir de los informes Letta y Draghi.

El nuevo arancel del 15% sobre la mayoría de las exportaciones europeas acordado entre la UE y EEUU es superior al 10% acordado con Reino Unido (que, además, se libera de los aranceles incrementados en el acero y el aluminio) e igual al de hace pocos días con Japón. Pero sustituirá el arancel básico del 10% impuesto con carácter universal (excepto en Canadá y México) desde el 5 de abril y otros previos. Por tanto, el impacto será relativamente asumible para las exportaciones europeas. Sobre todo porque ya nos habían aplicado la primera dosis con el arancel básico. Pero impacto habrá, porque el arancel final es, al menos, tres veces superior al nivel existente antes de la vuelta de Trump. De hecho, las exportaciones catalanas y españolas a EE.UU. ya han notado el efecto del arancel básico en los meses de abril y mayo, con bajadas del orden del 14%-15%, aunque podrían también estar compensando, en parte, los anticipos de compras del trimestre anterior. Ahora bien, los principales impactos comerciales serán los indirectos, es decir, los que vendrán vía terceros países de la UE también afectados por el acuerdo. Deberemos ver cómo se interpreta en los pedidos esta reducción de la incertidumbre desde las empresas. Lo que está claro es que las alegrías del sector exterior de años pasados no se repetirán éste y esto frenará el crecimiento del 2025.

Cargando
No hay anuncios

A medio y largo plazo debemos confiar en la capacidad demostrada por las empresas catalanas de abrir nuevos mercados. Los productos farmacéuticos, de confirmarse, respirarán tranquilos porque formarían parte de los productos excluidos del acuerdo, pero los demás sectores sufrirán sus efectos, particularmente el agroalimentario.

El acuerdo incluye otras prendas tan o más importantes que los aranceles. Los compromisos adquiridos en inversiones a realizar por la UE en EE.UU. (600.000 millones de dólares) forman parte de los aspectos no muy claros todavía. Parece que regirán durante el resto del mandato de Trump (por tanto, hasta 2028) y, en consecuencia, el volumen pactado más que duplica el flujo actual de inversiones que ya se producía. Una desviación de inversiones de esta magnitud puede afectar a los planes de reindustrialización de la UE. Las empresas que accedan podrán obtener los generosos beneficios del IRA act (Ley de Reducción de la Inflación) aprobada en 2022 durante la administración Biden.

Cargando
No hay anuncios

Las compras "significativas", pero no concretadas, de equipamiento militar en EE.UU. también pueden diluir las pocas esperanzas que los compromisos de aumento del gasto militar de la OTAN podían significar para la industria de defensa europea. En cierto modo, todo el mundo tenía cuello abajo que iría así, pero los primeros datos de evolución de las cotizaciones de las principales empresas europeas de defensa hacen pensar que los inversores no se lo han tomado muy bien.

Las compras pactadas de energía (750.000 millones), también para los próximos tres años, previsiblemente, sustituirán a las que todavía se hacen en Rusia, pero a costa de un encarecimiento, sobre todo del gas licuado, que afectará también al precio de la electricidad. Sustituiremos una dependencia por otra más cara. Pero los ucranianos nos lo agradecerán.

Cargando
No hay anuncios

Pero el gran plato fuerte que está por venir, y del que sabemos poco todavía, es el futuro acuerdo que puedan establecer China con EEUU. Las consecuencias pueden afectarnos tanto o más que el acuerdo firmado ahora porque podría comportar una mayor entrada de productos chinos en Europa. Deberemos estar muy pendientes.

En resumen, poco a celebrar, pero podía haber sido peor.