Starmer se juega la credibilidad y su futuro político con los nuevos presupuestos
Las medidas anunciadas implican un aumento de impuestos de unos 26.000 millones de libras a finales de la legislatura, que superan el gasto adicional previsto, de 11.300 millones
LondresDurante las últimas semanas una serie de órdenes y contraórdenes ha rodeado la elaboración de los nuevos presupuestos del gobierno de Keir Starmer para el periodo de abril de 2026 a marzo de 2027. Anuncios o insinuaciones de aumentos de impuestos han sido retirados de forma repentina a raíz del enfado de los diputados gubernamentales.
El caos final ha llegado este miércoles, una hora antes de que la ministra del Tesoro, Rachel Reeves, compareciera a los Comunes para explicar a los británicos de qué mal debían morir. La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), encargada de analizar y verificar las previsiones oficiales, ha publicado por error su análisis antes de que Reeves revelara sus contenidos. La filtración, traca final de un proceso convulso, carece de precedentes y podría comportar una investigación.
Una vez desvelados los secretos del Tesoro, el descubrimiento no invita demasiado al optimismo. Y los diputados, con la lección aprendida, se han comportado durante las intervenciones de Reeves y de la líder de la oposición, Kemi Badenoch, como alumnos excitados el día antes de las vacaciones: jolgorio, gritos y aplausos a los propios, y silbidos a los contrarios. Está en juego no sólo la credibilidad de Reeves, sino el futuro político del premier, Keir Starmer.
En conjunto, las medidas anunciadas implican un aumento de impuestos de unos 26.000 millones de libras a finales de la legislatura (2029), lo que supera de largo el gasto adicional previsto, de 11.300 millones. Aún así, la OBR advierte que los 22.000 millones de margen fiscal (headroom) que en total se obtienen siguen siendo "escasos" ante las incertidumbres y los riesgos derivados de diversos cambios tributarios complejos. En otras palabras, la teoría suena bien, pero habrá que ver si la práctica acompaña y no existen choques externos no previstos. Elheadroom no es sólo la diferencia entre los nuevos ingresos y el gasto adicional, sino el margen estructural que queda respecto a los objetivos fiscales legales del gobierno. A los casi 15.000 millones se le suman otros 7.000 derivados de revisiones macroeconómicas positivas.
Un escaso margen fiscal
De hecho, la economía británica sufre problemas estructurales endémicos que, desde el Brexit, se han agravado en los principales indicadores. Según el Tesoro, el PIB crecerá un 1,4% en 2026, medio punto por debajo de la previsión de marzo. Asimismo, la OBR calcula que la economía se habrá expandido un 1,5% en 2025, medio punto más de lo previsto. Total, suma cero. En cuanto a la inflación, alcanzará el 3,5% en 2025, tres décimas por encima de la estimación anterior, situándose en el 2,5% en 2026, también por encima de lo proyectado en primavera. La productividad, una de las grandes debilidades de las últimas décadas, tampoco va a mejorar: quedará en el 1% a medio plazo, 0,3 puntos por debajo del cálculo precedente, un lastre para el crecimiento y el nivel de vida.
Una de las decisiones más controvertidas del presupuesto es la extensión hasta 2031 de la congelación del umbral del impuesto sobre la renta, mucho más allá de lo previsto. Con las anteriores congelaciones, los tramos fiscales no se habrán actualizado durante casi una década, ni con la inflación ni con el aumento de los salarios. Esto genera lo conocido fiscal drag: un aumento encubierto de impuestos que hace crecer la recaudación porque los umbrales no se mueven mientras los sueldos suben. Según la OBR, 780.000 personas pasarán a pagar este impuesto y otras muchas tributarán en tramos superiores. Reeves y el laborismo habían criticado duramente esta práctica en la oposición, pero ahora amplían su vigencia.
En el ámbito político, la ministra ha obtenido una acogida favorable del grupo laborista, necesidad de medidas defendibles ante un electorado fatigado que ha perdido la confianza en un primer ministro cada vez más impopular. El Tesoro sostiene que todos los grupos sociales salvo el 10% más rico saldrán beneficiados de los nuevos presupuestos, de las decisiones que se aplicarán hasta 2028-29. Reeves ha reivindicado unas cuentas inequívocamente laboristas: las que tienen "los bolsillos más anchos" aportarán más, ha dicho.
Los mercados han reaccionado positivamente. Quince minutos después de que Reeves iniciara su discurso, la libra subía levemente y ha continuado apreciándose mientras detallaba las medidas. La lectura de la City es clara: pese al aumento de la carga fiscal, el presupuesto refuerza la previsibilidad y aporta coherencia al rumbo económico del gobierno. Pero si el presupuesto no funciona y los británicos no experimentan un alivio del coste de la vida, Starmer y el laborismo sufrirán duro en las elecciones del próximo año.