Macroeconomía

Las tres plagas de la economía china: covid, crisis inmobiliaria y, ahora, sequía

Los bloqueos constantes de las cadenas de producción provocados por las duras medidas anticovid debilitan al gigante asiático

Los vídeos de gente mayor y criaturas acampados en los pasillos del metro o en los supermercados en la provincia de Sichuan se han hecho virales en las redes sociales chinas. Se refugian del calor y de los cortes de energía provocados por la falta de generación de electricidad fruto de una sequía extrema. Para la población, estas imágenes de un mundo sin electricidad ni aire acondicionado han sido más impactantes que el apagón del espectáculo de luces de los rascacielos de Shanghái, símbolo de la potencia económica del gigante asiático.

La peor sequía de los últimos 60 años ha dejado prácticamente sin agua la cuenca del Yangtsé, donde vive un tercio de la población china. Desde la ciudad de Chongqing, en el interior, siguiendo el río hasta la rutilante Shanghái, los estragos de la sequía son evidentes.

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Sichuan es el principal productor de energía renovable del país a través de las presas. En el curso del Yangtsé también hay la presa de Las Tres Gargantas, la más grande del mundo. Pero la carencia de agua ha reducido a mínimos la producción de energía hidroeléctrica.

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El gobierno local se ha visto obligado a cerrar fábricas durante días en 19 de las 21 principales ciudades de una provincia que suma 84 millones de habitantes. La medida ha afectado más de 16.000 compañías, entre las cuales hay las factorías de Toyota y de la taiwanesa Foxconn, el principal fabricante de productos Apple. Las fábricas de Tesla en Shanghái o la del fabricante chino SAIC también se han visto afectadas por el cierre de los proveedores.

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También se vivirán pronto los efectos de la sequía en las cosechas: una subida de precios de los alimentos básicos –por ejemplo en el arroz– y, por lo tanto, un aumento de la inflación.

La sequía ha sido el último golpe que recibe la economía china, que crece al ritmo más lento en cuatro décadas. El Fondo Monetario Internacional ha reducido las previsiones de crecimiento del PIB para el 2022 al 3,3%, alejado del objetivo del 5,5% marcado por el gobierno. 

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El cierre de fábricas afecta negativamente la producción y la ocupación. Y frena el consumo. Los datos de julio no han cumplido las expectativas. La producción industrial solo creció un 3,8% anualizado, una décima menos que en junio, y las ventas al por menor tampoco remontan. El paro se sitúa en el 5,5%, muy aceptable bajo el prisma europeo, pero preocupante para Pekín, especialmente si se suma que el paro juvenil ha escalado hasta el 20% en las ciudades, una cifra nunca vista. 

Apple fabricará en la India

La carencia de energía provocada por la ola de calor todavía tensa más las cadenas de suministro, que ya han sufrido constantes interrupciones por las estrictas medidas de lucha contra el coronavirus

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El gobierno defiende su política de "covid cero dinámica”, que se basa en tests masivos a la población para detectar los contagios, rastreo exhaustivo de contactos y aislamiento en largas cuarentenas. El resultado son bloqueos continuos de ciudades que implican la paralización de la actividad económica y la ruptura de las cadenas de producción y logística.

Los más de dos meses de confinamiento que sufrió Shanghái han sido la punta más visible del problema, pero se calcula que desde marzo unos 400 millones de chinos han vivido bajo algún tipo de restricción. Esto está llevando a muchas empresas a intentar diversificar la producción a otros países del sudeste asiático.

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Por ejemplo, Apple prevé fabricar el nuevo modelo iPhone 14 en la India, en su planta en las afueras de Chennai. Apple negocia con su proveedor Foxconn para buscar alternativas a la producción en China ante los continuos bloqueos. Hay conversaciones para fabricar por primera vez el Apple Watch y el MacBook en Vietnam, que ya se ha convertido en el centro de producción de Apple más importante fuera de la China.

Una encuesta publicada por la Cámara de comercio de la Unión Europea en China refleja que una cuarta parte de las empresas europeas están dispuestas a abandonar el gigante asiático y un 83% han sido afectadas por los bloqueos.

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Crisis inmobiliaria

A los problemas de producción que afectan las exportaciones se añade la crisis del sector inmobiliario, que aporta alrededor de un 24% al PIB chino. Mientras que en Occidente los bancos centrales suben los tipos de interés, la China se ha visto obligada a recortarlos para incentivar los préstamos. Con el objetivo de estabilizar las hipotecas e impulsar la venta de viviendas, el Banco Popular de la China ha lanzado un salvavidas al endeudado sector inmobiliario. El lunes 22 anunció una rebaja récord en el tipo de interés de referencia para los préstamos bancarios a más de 5 años.

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Pekín intenta reordenar el sector inmobiliario, que estaba acostumbrado a las ayudas y a los créditos del bancos y gobiernos locales, al aumento constante de los precios y a financiarse con la venta sobre plano. Se calcula que un 40% de los promotores inmobiliarios tienen problemas financieros, entre los cuales destaca Evergrande, con una deuda tóxica valorada en 300.000 millones de dólares. 

El enfriamiento del mercado ha provocado la paralización de muchos proyectos y la queja de los clientes puede provocar una crisis hipotecaria.

En los últimos meses, los compradores sobre plano se han organizado para dejar de pagar las hipotecas hasta que no les entreguen las claves. Se calcula que el 40% de las viviendas que se vendieron por avanzado entre el 2013 y el 2020 todavía no se han entregado.

El problema es lo suficientemente grande para que Pekín haya permitido una moratoria de las hipotecas y se haya comprometido a financiar los gobiernos locales para que finalicen las obras paralizadas.