Miquel Sàmper: "Trump nos enseña que todos los huevos no se pueden poner en la misma cesta"

BarcelonaMiquel Sàmper, consejero de Empresa y Trabajo de la Generalitat, cree que la amenaza por la guerra comercial desatada por Donald Trump puede convertirse en una oportunidad de crecimiento y diversificación de los mercados para Catalunya y sus empresas. El Govern movilizará 25 millones de euros en ayudas directas. El objetivo es alcanzar las 19.000 empresas catalanas exportadoras regulares (con ventas en el extranjero en los últimos cuatro años) y abrir 300 filiales de empresas catalanas fuera, que se sumen a las ya existentes para llegar a 3.500, así como que 2.000 empresas que no lo han hecho, empiecen a exportar.

¿Cuál es la estrategia en comercio internacional?

— Básicamente, lo que es una clara amenaza, convertirlo en una oportunidad. Estaríamos mucho mejor si Estados Unidos no hubiera puesto en marcha esta guerra comercial con todo el mundo. Lo que debemos hacer es, en vez de encogernos, intentar que esto sea una auténtica oportunidad. La economía catalana ha resistido, y en el primer semestre incluso hemos crecido un 1,4% en exportaciones.

¿Pero qué deberíamos hacer ahora?

— Es un problema que seguramente afectará a las exportaciones del segundo semestre. Desde la Generalitat, aparte de escuchar a los sectores y tomar nota de los problemas concretos de cada uno, ofrecemos ayudas claras. Hasta 90.000 euros por diversificar mercados. Hasta 80.000 euros para que puedan crearse filiales en el extranjero. Hasta 30.000 euros para promociones internacionales. Y hasta 90.000 euros por diseñar cambios de estrategia de política comercial de nuestras empresas. El mercado americano ha provocado una sacudida comercial, pero debemos potenciar todos los demás mercados del mundo.

¿Qué se quiere conseguir?

— Buscamos que en cinco años seamos capaces de seguir manteniendo el liderazgo exportador de Cataluña en referencia a todo el Estado. Contamos con un 26% de las exportaciones españolas. Queremos exportar más, captar más inversión extranjera y que nuestras empresas generen más filiales y delegaciones en el extranjero para diversificar sus riesgos. Y, por tanto, cuando haya una crisis, el hecho de tener filiales en India, China, México o Brasil permita que una empresa catalana, que quizás sufre aquí, se pueda mantener porque tiene una filial fuera.

Dentro de estos riesgos, hasta ahora siempre hablábamos de Estados Unidos, que al final no es una parte muy importante de nuestras exportaciones, pero ahora se unen los aranceles de China al cerdo.

— Es un sector muy sensible, porque Cataluña también es líder con el cerdo y el sector alimentario. El arancel provisional del cerdo de China, respecto a nosotros, es el más favorable de todos. Es decir, sin embargo, estamos mejor tratados, y algo tiene que ver la política exterior que se ha hecho, tanto desde el Estado como nosotros, que ya hemos realizado dos visitas a China. Aún así, tiene una afectación muy importante en el sector porcino. Estamos trabajando, con el consejero Ordeig y con el ministerio, para intentar ver qué política podemos utilizar para que estos aranceles bajen aún más.

Seat ha renunciado a Estados Unidos, y ahora irá a Oriente Próximo. La empresa mayor puede realizar este cambio de estrategia, pero aquí la mayoría de exportadoras son pymes, y la capacidad que tienen para hacer estos cambios es mucho más complicada. ¿Cómo pueden hacerlo?

— Ahí van a parar las ayudas, que ya se pueden pedir. Hemos hecho ya 200 cuidados específicos y personalizados a empresas que nos lo han pedido, y hasta 1.000, si contamos los seminarios, conferencias, jornadas para reducir el impacto de la política Trump. El Govern está precisamente con las empresas que más lo necesitan, que son las pequeñas y medianas. Estas ayudas no están cerradas. La política cambiante actual nos obliga a que no sean cerradas, que estén abiertas. Desde este departamento, el de Economía y el de Agricultura, tenemos un plan plurianual de 50 millones de euros.

¿Es un error comercial que los principales socios sean los países de la Unión Europea?

— Ahora queremos promover tener más relaciones con aquellos mercados que tienen libre comercio: Reino Unido, Japón, Suiza, Marruecos, Turquía, México, Canadá, y, en breve, el Mercosur y la India. A pesar de Estados Unidos, nos quedan interesantes mercados. Los catalanes tenemos que ver dónde podemos ir a exportar, y cómo convertir una gran amenaza en una oportunidad. Yo estoy convencido de que seremos capaces de hacerlo. A finales del mes de octubre realizaremos un viaje a México. Nos estamos preparando ya para el Mercosur y, obviamente, Asia con los viajes que ya hemos hecho a Corea, Japón y China.

¿Podemos ser la puerta de entrada para China?

— Una excelente puerta a Europa para China, también para ir a Sudamérica. Pero el comercio es win-win. Tienen que ganar ellos y tenemos que ganar nosotros. Seremos grandes socios siempre que haya inversiones que generen prosperidad y riqueza en Cataluña o que nos permitan la creación de filiales en China. El tema estadounidense nos enseña que todos los huevos no se pueden poner en la misma cesta. Nuestros empresarios deben realizar, con estas ayudas nuestras, una política exportadora muy decidida hacia la diversificación. Nosotros debemos estar en todos los mercados del mundo, porque no debe afectarnos una decisión política de una gran potencia.

El acuerdo con Mercosur puede ser una oportunidad, pero es también una amenaza para algunos sectores.

— Es un mercado que estamos estudiando. Nos abre una posibilidad de colaboración que debemos saber explotar de la forma más inteligente, para que los miembros del Mercosur se beneficien de Europa y para que los europeos nos beneficiemos de los países que forman parte. Hay mercado para todos. Debemos ser inteligentes para que las relaciones Europa-Mercosur empiecen bien y para que todos ganemos.

¿Serán necesarias más oficinas de ACCIÓ para esta política?

— Lo que estamos analizando, con Exteriores, es que hay oficinas que probablemente han dejado de tener sentido y hay lugares a los que hay que ir. Por ejemplo, en China, donde tenemos cuatro oficinas, debemos poner más. A India tendremos que ir. También hay Singapur, Corea, Vietnam... Tenemos que ver dónde ir. Y aquí lo que debemos mirar es, y ahora ya salgo de aranceles, generar autonomía. Debemos ser autónomos con semiconductores, en chips. Debemos procurar que Cataluña sea capaz de ser autónoma en el mayor número de cosas posible que necesita una persona para vivir. Con la pandemia vimos que no vendían chips y que no podíamos hacer una triste lavadora. Debemos aprovechar que ahora estamos creciendo una barbaridad en tecnología.

¿Cómo?

— Aprovechar este empuje, aprovechar el gran talento que tiene Cataluña y potenciar un salto increíble. Mantener todo lo que hemos fabricado hasta ahora, sólo faltaría, pero dar un salto al hacer cosas mucho más avanzadas, tecnológicas.

El problema es que esto requiere mucha inversión, ¿no?

— Estamos jugando a hacer algo de equilibrios entre la inversión extranjera que estamos buscando y la de aquí. Y no nos va mal, porque hemos superado este año los 1.000 millones captados por la Generalitat. Pero en Cataluña tenemos unos empresarios de primera magnitud que ya saben dónde deben invertir y que lo están haciendo. Entre una inversión que venga de fuera y que una empresa de aquí realice la fábrica de semiconductores que necesita Catalunya, yo voto para que la haga el catalán. Y nosotros estaremos a su lado.