Ya basta de la vergüenza de Renfe y Adif
Son años y años de mal servicio, de maltratar a los viajeros, de promesas incumplidas, de retrasos, de averías, de trenes viejos abarrotados, de trenes nuevos que también se estropean, de falta de inversiones, de obras que se alargan, de servicios alternativos que no funcionan, de poco mantenimiento y de poca vigilancia cumulan en relación a la gestión del funcionamiento de Renfe y Adif en Cataluña que sus directivos y los políticos que son responsables últimos deberían asumir responsabilidades con todas las consecuencias. Las excusas de unos y otros ya no son creíbles.
El caos vivido ayer en los trenes de alta velocidad por dos averías que han afectado a cientos de pasajeros ha puesto el colofón a una semana complicadísima en la movilidad que empezó el pasado fin de semana cuando las protestas sindicales obligaron a suprimir un centenar de trenes de Cercanías, de información, etc.– que se suman a los ya habituales retrasos. La consellera de Territorio, Sílvia Paneque, pidió para este mismo domingo una reunión urgente con representantes de Renfe y del ministerio de Transportes para intentar solucionar el desbarajuste y, pese a pedir perdón, hizo un reproche a los anteriores gobiernos de la Generalitat por no haber hecho lo suficiente para mejorar el servicio, pero recibió críticas de la oposición, que le recordó dalias.
Las rencillas políticas en relación a la gestión de Cercanías han sido una constante, y está claro que continuarán. Sin embargo, ahora, por primera vez en muchos años, existe el mismo partido gobernante en Madrid y en Cataluña, y parece que debería haber terminado el castigo de la desinversión para empezar a trabajar conjuntamente para mejorar el servicio. Ésta debería ser una de las grandes prioridades del gobierno Isla: conseguir secar este déficit histórico alineando en este objetivo a todas las administraciones. Posiblemente será aquí donde los socialistas, catalanes y españoles, se jueguen más su credibilidad en Cataluña. Porque, no lo olvidemos, una simple búsqueda en internet muestra cómo todos los gobiernos desde hace más de una década han prometido lluvia de millones para mejorar el servicio ferroviario y han asegurado que ahora sí que se arreglará el problema. Las promesas ya no se las cree nadie, y menos a los usuarios.
Se podrá decir que ya hay inversiones en marcha y que las obras son lentas. De acuerdo. Pero en el resto de cuestiones debe actuar. La empresa y sus trabajadores deben demostrar los mínimos de profesionalidad que se merecen los ciudadanos de Cataluña. Si hay huelga encubierta, si hay falta de atención o mala praxis, si existe déficit en el servicio de información al usuario, si no hay suficiente vigilancia o mantenimiento, en todos estos casos es necesario actuar, sancionar y aplicar medidas para solucionar los problemas. Si faltan inversiones en personal, será necesario poner la cuestión sobre la mesa. Y si la gestión política o técnica no funcionan, también será necesario que se asuman responsabilidades. Lo que está claro es que ya es suficiente.