La limpieza étnica avanza en Gaza
El plan de Benjamin Netanyahu para expulsar a los palestinos de Gaza avanza según sus previsiones. Israel ha arrasado buena parte de los pueblos y ciudades de la Franja con bombardeos que los hacen inhabitables, y extermina a la población con bombas, a tiros y con el arma más allá de la gente. para encontrar comida. Se hace difícil imaginar cómo será la vida futura de los soldados que han participado en esta ofensiva y que todavía mantienen alguna mínima conciencia, pero difícilmente obtendrán nunca el respeto o el perdón no ya de sus víctimas directas, sino de buena parte de la población mundial, que mira con impotencia cómo ejecutan esa limpieza étnica en directo.
Ayer mismo murieron casi otras 100 personas en las colas del hambre, según fuentes del ministerio de Salud de Gaza, unas cifras que como es habitual el ejército israelí cuestiona, aunque nunca aclara del todo el número de víctimas, y justifica los tiroteos con supuestas amenazas contra sus soldados. Les dan miedo, parece, las mujeres y hombres famélicos que intentan cómo pueden conseguir un poco comida con desesperación. Es una desesperación provocada por la restricción de las ayudas, que han obligado a concentrarse en una única organización controlada sólo por israelíes y americanos. Este sistema comporta un desabastecimiento que ya ha causado la muerte por inanición de muchos niños. Además, los bombardeos en los hospitales impiden curar a los heridos que provocan.
También están fragmentando Gaza, con corredores "de seguridad" que dividen el territorio para facilitar el desplazamiento del ejército, separar los distintos núcleos de población y concentrar a la población en unas pocas zonas para tenerla controlada y hacinada. Ayer también se ordenó evacuar partes de la ciudad de Deir al Balah, en el centro de Gaza, población que hasta ahora no había sufrido una invasión terrestre aunque sí múltiples bombardeos. De corredores de momento ya han establecido seis. El primero fue el de Netzarim, que parte la Franja en dos, norte y sur, y que se estableció pocos meses después del inicio de la ofensiva militar. En este corredor, de unos seis kilómetros de largo por cuatro de ancho, se ha arrasado todo lo que había para construir una carretera y bases militares para aislar el norte de Gaza e impedir el regreso de los civiles que fueron obligados a refugiarse en el sur. Hay dos corredores más al sur, junto a la frontera con Egipto y alrededor de la ciudad de Rafah; otro al norte de la Franja, y otro más previsto, próximo al de Netzarim, que separaría a las ciudades de Deir al-Balah y de Khan Yunis. Y ahora se ha anunciado otro en el este y el oeste, precisamente, de Khan Yunis.
El objetivo parece ser, además de matar al mayor número posible de palestinos, empujar a la población hacia el sur, situarlos en grandes campos de concentración, y hacerlo de modo que la situación sea tan insostenible que se vean obligados a dejar la Franja. Hacia Egipto, se supone, o hacia países que los acepten como refugiados, y que por el momento no se sabe cuáles podrían ser. Los palestinos, para vergüenza de la humanidad, están solos y no tendrán fácil encontrar refugio. El complejo turístico que sueña Trump se construirá sobre un cementerio, pero parece cada vez más cerca.