Juntos y el peligro de que te marquen la agenda

La extrema derecha hace ya tiempo que ha entendido que en política es muy importante el control de la agenda, es decir, decidir cuáles son los temas que ocupan el debate público, y por eso concentra sus esfuerzos en situar algunas cuestiones en el centro de la discusión. Sus temas preferidos son la inmigración, la inseguridad, la corrupción de los partidos y en general todo lo que cree que le sirve para vehicular el discurso de odio a lo diferente y sus valores autoritarios y antidemocráticos. Por eso resulta difícil entender cómo un partido como Junts ha podido caer en la trampa de Aliança Catalana en el Parlament y hacer saber que tiene un posicionamiento similar a la formación de Silvia Orriols en la cuestión del velo islámico, aunque finalmente ha votado en contra.

Esta moción ha sido transaccionada entre Aliança Catalana y Vox, evidenciando así la coincidencia programática de las dos extremas derechas, y la votación no habría recibido la atención que finalmente ha obtenido de no haber sido por esta extraña maniobra de Junts que, además, ha permitido a Orriols sacar pecho al Parlamento y tratar de contar con el Parlamento. "Bienvenidos a la extrema derecha", les espetó.

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En algo sí tiene razón Junts. Tal y como ha remarcado en su intervención el diputado David Saldoni, toda la moción rezumaba "odio contra los musulmanes". Hay que tener en cuenta que es falso que detrás de esta propuesta haya ninguna voluntad "feminista" de defender los derechos de las mujeres musulmanas. La extrema derecha lo que pretende es estigmatizarlas aún más y dificultar su integración. La prohibición que defienden no se hace, como en Francia, en aras de un laicismo que prohíbe cualquier signo religioso, también los cristianos, sino que va dirigida únicamente contra una comunidad concreta. Lo que buscan es fomentar el odio, en este caso a los creyentes islámicos, porque éste es el clima social donde prosperan estos partidos. Lo vemos perfectamente estos días en Estados Unidos.

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El tema del velo islámico merecería un debate más a fondo y serio. ¿Por qué alguien cree que prohibiendo los pañuelos en las escuelas se favorecerá la integración de las chicas musulmanas, o más bien se las estaría aislando y excluyendo? ¿Cómo explicaríamos que no se prohíbe al mismo tiempo la simbología cristiana? ¿Es aquí donde hay que hacer hincapié, o más bien en prácticas claramente ilegales, como los matrimonios forzados o la ablación de clítoris? El objetivo, en todo caso, debería ser que todas las niñas acaben la escolarización, y no convertir a las escuelas en un campo de batalla con buenos y malos que acabe creando un conflicto donde ahora no existe.

Junts cae en el mismo error que el PP ha cometido con Vox en los últimos años: en lugar de imponer su propia agenda, está siendo arrastrado por la que impone la extrema derecha. Y dándole la razón en algunos puntos, blanquea un partido que su secretario general, Jordi Turull, calificó de "anti-Catalunya". Por suerte, Junts todavía está a tiempo de rectificar el rumbo, fijar posición y no dejarse influir por quienes no pretenden más que inocular la discordia en nuestros barrios.