El petróleo como indicador de lo que puede ocurrir

Habitualmente, una bajada del precio del petróleo es una buena noticia para las economías familiares, ya que acaba derivando en recortes en los precios de los carburantes. Sin embargo, a veces una caída en el precio del crudo puede ser un indicador de malas perspectivas económicas y, por tanto, ya no sería una noticia tan positiva. Esto es exactamente lo que está ocurriendo desde que Donald Trump anunció su guerra comercial en todo el mundo, y especialmente en China, el pasado 2 de abril, el llamado "día de la liberación".

Desde entonces el precio del crudo ha caído de los 75 dólares a los 65, un 16%, unas cifras que no se veían desde la pandemia. Las causas son diversas, pero el factor desencadenante es que los inversores consideran que la guerra arancelaria tendrá un impacto negativo en el comercio internacional y, por tanto, habrá menos demanda de petróleo. Esto coincide en el tiempo con que los países de la OPEP+ ya habían decidido con anterioridad aumentar la producción. Además, Rusia necesita desesperadamente recaudar divisas para sufragar la guerra en Ucrania.

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Esta bajada puede tener, a su vez, efectos muy negativos en el sector del fracking en Estados Unidos, ya que por debajo de los 65 dólares ya no vale la pena perforar el barril, por lo que el famoso "drill, baby, drill" de Donald Trump no saldría a cuenta. Esto explica la caída en la bolsa de las empresas que se dedican al fracking, y que habían saludado con euforia la llegada de Trump al poder. Los efectos de la guerra arancelaria en el petróleo son otra de esas consecuencias inesperadas que se están convirtiendo en un boomerang para Donald Trump.

Sin embargo, lo que resulta más preocupante es que la bajada del precio del petróleo indica que la economía global puede retroceder. En primer lugar, en los propios Estados Unidos, donde justamente la administración Trump está presionando al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, para que reduzca los tipos de interés. En pocos días se sabrá cuál ha sido el crecimiento (o decrecimiento) del PIB estadounidense en el primer trimestre, unos datos que serán claves para calibrar el impacto de la administración Trump en la economía. Si la economía norteamericana se resiente, tendría inevitablemente efectos al otro lado del Atlántico, donde ya existen economías muy debilitadas, como la alemana o la francesa.

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La conclusión es que, viendo la evolución del precio del petróleo y los índices bursátiles, es evidente que los inversores consideran que vienen mal datos y que hay que prepararse para escenarios de crisis. Por eso habrá que estar atentos en los próximos días a la evolución de los mercados y ver si Trump da otro timón –como el de suspender los aranceles a todo el mundo menos en China– o si se mantiene en el escenario actual de colisión con Pekín. La primera decisión que debe tomar es qué hace con los dispositivos electrónicos que se fabrican en el gigante asiático, y que han sido excluidos de los aranceles de forma temporal.