La adaptabilidad que da forma a la construcción modular

En un contexto en el que el espacio y la rapidez de implantación se han convertido en dos de los valores más preciados dentro de la construcción contemporánea, la necesidad de flexibilidad es hoy más relevante que nunca. Administraciones, empresas y organizadores de eventos buscan soluciones capaces de ajustarse a necesidades cambiantes, ocupar temporalmente un espacio o crecer al ritmo de la actividad que acogen. Es en este escenario que la construcción modular de Losberger De Boer emerge como respuesta sólida, eficiente y completamente alineada con las exigencias del presente: estructuras versátiles, escalables y reubicables que sitúan la adaptabilidad al centro de su concepto.

La eficiencia en los plazos de entrega se ha consolidado como uno de los elementos diferenciales de la construcción modular. Gracias a un diseño industrializado ya un sistema basado en componentes estandarizados, las soluciones de Losberger De Boer permiten acelerar sus tiempos de ejecución hasta un 60% respecto a las alternativas constructivas tradicionales. Recientemente, en la 4ª International Conference on Financing for Development, celebrada en Sevilla, se instalaron, en apenas tres semanas, más de 7.600 metros cuadrados de infraestructura temporal, que incluían un área de registros y dos zonas de restauración y hospitalidad.

Flexibilidad operativa: ampliar, reducir o reconfigurar

La flexibilidad operativa es también una de las grandes fortalezas de este sistema. Las estructuras pueden ampliarse, reducirse o reconfigurarse con facilidad acompañando el crecimiento o la transformación de la actividad de los clientes. Además, su carácter desmontable y reubicable convierte estas soluciones en una inversión eficiente y sostenible, puesto que permiten su traslado y reutilización en nuevos emplazamientos. Esta filosofía es la base de proyectos como el pabellón temporal desarrollado para la Fira de Lleida, un espacio sostenible que integró pilares de madera laminada con tratamiento de resistencia al fuego según el código técnico.

En otros proyectos, como la creación de un espacio de hospitalidad VIP en el puerto de Sassnitz (Alemania), Losberger De Boer tuvo que trabajar sobre un espigón con un espacio reducido y un acceso acondicionado por la meteorología y la propia estructura portuaria. Para ello, el equipo desarrolló una ingeniería a medida y un diseño específico para el entorno, lo que permitió completar el montaje en sólo 15 días y convertir un enclave técnicamente restrictivo en un espacio exclusivo, estable y plenamente operativo.

Transformar para reutilizar

El denominador común de estos proyectos es la posibilidad de transformar estructuras en función de nuevas necesidades. Un espacio expositivo puede convertirse en un almacén, una terminal logística o un área de hospitalidad, lo que aporta a administraciones y empresas una ventaja estratégica para anticiparse al cambio. Más que una característica técnica, esta adaptabilidad es una forma de entender la construcción: diseñar con visión de futuro, integrar la flexibilidad desde el origen y concebir cada estructura como un recurso vivo, preparado para evolucionar. En un momento en el que la permanencia ya no garantiza estabilidad, Losberger De Boer demuestra que la verdadera solidez reside en la capacidad de transformarse.

En todos estos casos, el denominador común es la capacidad de transformar las estructuras según las necesidades reales y futuras. Esta adaptabilidad representa hoy una forma de entender la construcción que se aleja del concepto de permanencia rígida y apuesta por modelos más dinámicos, inteligentes y preparados para evolucionar. La modularidad se convierte, por tanto, en una herramienta estratégica para anticiparse al futuro. La actividad económica, el uso del suelo y la necesidad de infraestructuras públicas y privadas para eventos hacen de este tipo de construcción una de las opciones más validadas en el sector. Y Losberger De Boer es un referente en el sector.