Una gala glamurosa (con un 'dress code' incomprendido)
El blanco y el dorado dominaron una Met Gala que pretendía que los invitados se inspiraran en la Edad Dorada de Estados Unidos, cosa que pasó de forma muy minoritaria. A pesar de esto, el acontecimiento de la moda más mediático del año dejó algunos looks para el recuerdo
BarcelonaLa Met Gala del 2022 ha vuelto a estar dedicada a la moda de Estados Unidos, lo cual ya pasó el año pasado. A diferencia de entonces, sin embargo, se ha centrado en la versión más histórica de la moda norteamericana, puesto que el dress code que se solicitaba a los invitados era gilded glamour and white tie [glamur dorado y corbata blanca], en una clara referencia a la edad dorada, que está comprendida entre los años 1870 y 1890 y que se caracterizó por una gran expansión económica de los EE.UU., cosa que se vio reflejada también en su vestir. A pesar de la multitud de referencias que este punto de partida permitía hacer, la mayoría de los asistentes han malinterpretado el dress code o simplemente no lo han seguido. A pesar de todo, la confluencia de las principales firmas de moda del mundo y de los mejores estilistas del sector ha dejado looks para el recuerdo. Sobre todo entre las mujeres, puesto que este año los hombres, menos algunas contadas excepciones, han jugado un papel especialmente mediocre.
Entre las pocas personas que han entendido y seguido el dress code estaba Blake Lively, que lo ha intentado reinterpretar de la mano de Versace, que le ha creado un vestido transformable que llevaba un lazo que, cuando llegó a lo alto del primer tramo de las célebres escalinatas del MET, se desató para convertirlo en otro, este segundo en unos tonos azul que le favorecían mucho. Mucho más estricta con la referencia acudió a la velada Sarah Jessica Parker, una clásica del acontecimiento. Este año escogió al diseñador Christopher John Rogers, que se inspiró en Elizabeth Keckley, una mujer que, a pesar de nacer esclava, acabó haciendo vestidos para la esposa de Lincoln. Tampoco pasó desapercibido su tocado, menos alejado de la época, eso sí. Por último, de las más adaptadas al dress code era la cantante Billie Eilish, que optó por un vestido satinado en tono carne que recordaba al que ya llevó el año pasado. El corsé, el brocado y los pliegues de la falda eran claramente gilded glamour.
Entre todas las mujeres que vistieron de blanco, hubo un par que gracias a sus corsés referenciaban la época dorada y al mismo tiempo la reversionaban. Una de estas fue Emma Chamberlain, que de la mano de Louis Vuitton se orientó a la época con su parte superior. Aunque no era la versión más formal de la ropa de entonces, la referencia era clara. Lo mismo hizo la actriz Massie Williams con su corsé y los volúmenes. Ella vestía un diseño del siempre provocador Thom Browne.
El resto de las novias de la jornada pasaron por alto el mandato de Anna Wintour. No obstante, no por eso dejaban de estar guapas. Una de las más potentes fue Kylie Jenner, invitada junto con todas sus hermanas, el clan Kardashian. Con un vestido de la colección póstuma de Virgil Aloh para Off-White, la pequeña de la mediática familia mezcló un vestido oldHollywood con una gorra del revés. USA 100%; edad dorada 0%. Su amiga Rosalía subió las escaleras del Met con un vestido muy difícil de defender de Givenchy que tenía de todo pero que la catalana superó añadiéndole encima unas gafas de sol de inspiración deportiva. Meritorio querer correr el riesgo ante tantas cámaras. Y meritorio el resultado. Muy en la misma línea y también exitosa acudió a la fiesta benéfica del Costume Institute la actriz Cynthia Erivo, que con un Vuitton blanco presumía de todo tipo de texturas. Además le añadía una sobredosis de joyas y un turbante de tres pisos. Una de las más espectaculares de blanco fue la mexicana Eiza González. Con un Michael Kors cubierto de plumas, su maquillaje negro en los ojos y su melena negra eran la clave del look. También fueron de blanco Julianne Moore o Miranda Kerr, con un vestido de novia de Oscar de la Lava con el cual estaba simplemente fantástica a la vez que completamente descontextualitzada.
En la gama de los dorados destacaron por encima del resto Cardi B, que eligió un Versace de la línea Atelier, cosa que la misma Donatella Versace aplaudió. El diseño incluye más de un kilómetro de cadenas metálicas que le confieren un enorme peso, explicó la creadora italiana, también presente en la gala. Khloé Kardashian también deslumbró con esta tonalidad y un vestido semitransparente pleno de flequillos firmado por Moschino. No obstante, una de las más espectaculares de dorado fue la actriz y modelo Amber Valletta, que con un vestido plisado de Azzaro vintage potenció su notable figura e hizo brillar todavía más su mirada de ojos claros. Por la presencia destacable de vestidos dorados hay que contemplar la posibilidad de que tomaran el concepto edad dorada al pie de la letra.
En el fascículo de los vestidos negros, destaca sobre el resto la apuesta de la modelo Kendall Jenner. Con un diseño de Prada, la penúltima del clan Kardashian hizo una apuesta medianamente centrada en la gilded age gracias a los volantes pequeños pero abundantes de su voluminosa falda. Confundiendo la edad dorada con los años veinte, acudieron a la fiesta con looks potentes y memorables Dakota Johnson y la cantante Janelle Monáe. La primera de la mano de Gucci se puso un mono con flequillos y lentejuelas que le quedaba como un guante. Una lástima la poca atención al peinado. La segunda, también brilló forrada de lentejuelas con un Gucci que le envolvía incluso la cabeza.
Por último, la gran mayoría de los hombres fueron fieles a la etiqueta white tie, que implica llevar frac, pajarita blanca y chaleco blanco. Todo sobre camisa blanca. A pesar de esto tan sencillo hubo aciertos como Hugh Jackman, que llevaba el traje como si fuera una segunda piel y otros que mejor no nombramos que no habían pasado por el sastre para readaptárselo a su nueva silueta. De entre los hombres que corrieron riesgos destacan dos que, además, decidieron revisitar la moda femenina de la edad dorada. Uno fue Lenny Kravitz, con un corsé negro y brocado. El otro fue el actor Ben Platt, que mezcló el dress code femenino y masculino sin caer en el disfraz ni la parodia. Menos mal que ellos practicaron la moda, porque habría sido comprensible que el año que viene, Wintour no invitase a nadie.
Otros looks de la jornada: