Cómo nos conocimos

Una historia de amor que empezó a los seis años

Salvador Macip, médico, investigador y escritor

¿Os imagináis tener una fotografía del momento en que os enamorasteis? ¿Os imagináis que ese momento hubiera sido en la escuela, con solo seis años? Salvador Macip y su pareja, Yolanda Porter, tienen esta fotografía. Es en blanco y negro y se ve a Yolanda mirándole a él con una adoración que no se esfuerza en esconder. "Resulta que ella cuando era pequeña decía que estaba enamorada de mí", explica Macip, que entonces no se dio cuenta por qué la lista de prioridades la encabezaban los amigos y jugar a fútbol.

Con Yolanda también lo eran, de amigos. Fueron amigos todos los años de escuela y todos los años de instituto. La tensión romántica, curiosamente, apareció cuando tuvieron que separarse para acudir a la universidad. Fue entonces cuando se echaron de menos y tuvieron que empezar a quedar expresamente para verse. "De repente nos veíamos solos y allí surgió todo", explica el médico. Hace 45 años que se conocen y 30 que son pareja, y Yolanda, asegura Macip, sigue siendo por encima de todo su mejor amiga.

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“Para mí, haber construido una relación de amistad antes de una relación de pareja es muy importante. Hay una parte química, la de la atracción física, a mí me gusta mi mujer y yo le gusto a ella; pero después existe una parte racional muy importante que es la de compartir intereses y afinidades, la de aprender del otro y crecer juntos como personas”, reflexiona el investigador. De hecho, dice Macip, lo que más le gusta de Yolanda es “todo lo que he aprendido de ella”. "Eso y criar juntos a nuestro hijo ha sido lo más bonito".

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Para Macip, construir una relación de pareja se parece un poco a escribir un libro a cuatro manos, algo que ha hecho un par de veces con el escritor de fantasía Ricard Ruiz Garzón. “Es una cuestión de tiempo y trabajo en equipo. Es dejar un poco el ego en el cajón y saber entender la perspectiva del otro. Es pensar antes en el proyecto que en ti mismo, es encontrar la forma de crecer y evolucionar juntos”.

En este sentido, un valor muy importante para una vida feliz en pareja, argumenta el investigador, es la sinceridad. “Yolanda me conoce mejor que nadie, me conoce mejor que mis padres. No hay secretos entre nosotros: los problemas se hablan y decimos lo que pensamos. No esconder nada es la base para que una relación funcione”.

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Es curioso porque, como investigador, Macip es muy consciente de la visión científica del amor, más química y biológica, pero no le gusta casarse con ella: “Soy consciente de que el amor es un truco de la naturaleza para hacernos emparejar, y al mismo tiempo no puedo evitar ser un romántico. Sin la visión más literaria del amor seríamos unos cínicos, y yo soy un romántico”, celebra.