La inquietud de contagiar la esperanza
Laura Mor y Glòria Cagigal hablan sobre si la inquietud espiritual nace o se hace en la penúltima sesión de los Diálogos de Pedralbes
Diluvios y sequías, masacres, miseria y hombrecillos escupiendo fuego alabados por las masas. Como dijo María Zambrano, "Todo es levantar barreras para que la vida verdadera y el hombre y la mujer verdaderas no puedan ni dar el primer paso, ni siquiera suspirar". ¿Cómo hacerlo para no sucumbir y perder toda esperanza? ¿O quizás necesitaríamos, más allá de la resistencia, seguir cayendo hasta llegar a lo que la propia Zambrano llama “abismarse”, que es esa caída libre hasta una nada que a la vez lo es todo, lugar donde los opuestos se funden? Poder metabolizar la angustia existencial en una inquietud espiritual.
Pero esta inquietud espiritual, ¿nace o se hace? Ésta fue la pregunta madre de la penúltima sesión del ciclo Diálogos de espiritualidad: Set de infinito del pasado jueves 7 en el monasterio de Pedralbes, organizado con la colaboración del ARA y bajo la dirección de Maria del Mar Rosàs y Tosa (y disponible también en YouTube como el resto de diálogos).
"¿Cómo se transmite la fe? Más aún, ¿la fe se aprende?", pregunta Rosàs a las dos invitadas, la periodista Laura Mor y la investigadora en filosofía Gloria Cagigal. , vivir la fe, que debe hacerse tangible y, además, pensarla de forma compartida ayuda en momentos de niebla”, comienza Mor, para quien esta inquietud espiritual implica deseo y un punto de inconformismo que ayuda a ponerse en movimiento, “una forma de acercarse al misterio, a lo inefable, a esta sed de infinito, como dice el título de este ciclo, que es una expresión poética porque la poesía es un buen vehículo para acercarnos, ya que conmueve. Citando a Josep Maria Esquirol, la creación poética es uno de los buenos accesos al alma”.
También Cagigal, más adelante, citará Esquirol cuando dice que el camino espiritual comienza con la pregunta ¿Quieres decir? “¿Es necesario que sufrimos tanto?” se pregunta ella a raíz de esta chispa de Ardilla. Y añade: "El inconformismo inicia el camino, como Buda, que abandonó el palacio porque no quería el sufrimiento que veía a su alrededor".
Reivindicar el detenerse
El vaivén entre el budismo y el cristianismo, la filosofía y la espiritualidad, la vivencia personal y la experiencia colectiva, enriquece el diálogo entre las dos ponentes, confiadas en que lo que rezuman es un testimonio y no un discurso teórico. "No estamos tan lejos, pese a las diferentes formulaciones", asegura Mor. “Vivimos en una sociedad en la que reina la hiperactividad, aceleración y productividad y rendimiento son la meta con un consumo sin límite de los recursos. Hay que prestar atención a las consecuencias de nuestra acción y empezar un trabajo interior para dejar de hacer ciertas cosas. Reivindico detenerse y hacer renuncias por el bien personal y colectivo”.
Una propuesta espiritual que es política pese a buscar trascenderla. “Una sociedad postpatriarcal o postcapitalista no nos liberará del sufrimiento, porque la mejora de las condiciones materiales no cambia el sufrimiento ni termina con la violencia de las mentes”, asevera Cagigal fundamentándose con las enseñanzas budistas, sin por ello caer en el proselitismo . “Querer convertir a otro está muy mal visto en el budismo. Uno de los votos de monjes y monjas es no enseñar a alguien desinteresado o irrespetuoso e incluso hay ramas budistas que no comparten su enseñanza hasta que no se les pide tres veces”.
Cagigal es cofundadora de la comunidad budista Casa Virupa, con sede en Tavertet, y que sigue la rama Vajrayana de esta "tradición contemplativa", como recalca ella, ya que "no es una filosofía como se dice a menudo en Occidente". Éste, explica, es uno de los numerosos malentendidos que se tiene en Occidente del budismo, el cual se desconoce ya la vez “cae bien”, donde “puedes encontrar budas en lavabos, discotecas o tiendas y su flexibilidad hace que prácticas como la meditación a menudo se desvirtúen o se apliquen en contextos que son una absoluta perversión”, aunque “por la idiosincrasia de los budistas no decimos nada” y lo mismo Dalai Lama pregona: "Mejor un mundo con valores budistas que con muchos budistas".
Mirar adentro
"La fe es un regalo que se nos ha dado y que no te lo guardas porque lo quieres compartir con los demás", comenta Laura Mor, que siempre ha estado vinculada a proyectos comunicativos del entorno cristiano y que propone un breve ejercicio para alimentar esta inquietud espiritual, un tríptico dirigido a las familias de los niños que van a catequesis, pero que puede hacerlo cualquiera: “En primer lugar, hacer memoria de qué experiencias o testimonios me conectaron a Dios; segundo, recordar qué lugares hicieron lo mismo (templo, hospital, naturaleza) y tercero, qué momentos en la vida (nacimientos, muertes, crisis profesionales y sentimentales)”. Ejercicio de recapitulación para encontrar espacios de silencio y meditación con el vehículo, como señala Cagigal, de "la insatisfacción que nos libera de la insatisfacción".
La tarea interna, el inmenso esfuerzo de mirar adentro para conseguir este abismarse zambroniano, ese movimiento que iniciamos de niños con el séquito interminable de porqués y podemos continuar con el interrogante que propone Esquirol: “¿Quieres decir?”.