Estilos

A punto para el nuevo curso

Objetivos claros, planificación, una buena organización y un enfoque positivo son básicos para empezar con buen pie

El 31 de agosto es para muchos el final de las vacaciones. Está a la vuelta de la esquina el inicio de un nuevo curso, una nueva temporada, una nueva oportunidad para empezar de cero: “Tenemos a nuestro alcance once meses y podemos decidir cómo queremos vivirlos y qué queremos hacer”, dice Mireia Cabero, profesora de los estudios de psicología y ciencias de la educación de la UOC y directora de Cultura Emocional Pública. Recuerda que nuestro historial de vida nos permite aprovechar lo que ya sabemos y los recursos que tenemos para repetir lo que nos interesa y a la vez no nos obliga a volver a caer en errores, podemos buscar alternativas y nuevos planes de acción para las cosas que no han funcionado hasta ahora.

A pesar de que este verano Aleix Cabrera hace las vacaciones partidas, tiene ganas de que arranque el nuevo curso: “Lo encaro de una manera mucho más optimista, tengo pensado hacer actividades más allá del trabajo”. Con la pandemia ha hecho un paréntesis con las aficiones que practicaba presencialmente –cantar en una coral, música, teatro o estudiar idiomas– y su vida social. Quiere recuperar la normalidad cuanto sea posible, y en su lista mental está volver a la coral y aprender a tocar la guitarra, “para hacer un instrumento nuevo y conocer gente también": "Necesito reconectar con el mundo, después de tantos meses con restricciones”. Sobre los propósitos habituales del inicio del curso y del año –idiomas, alimentación sana, deporte o movilidad activa...– hace tiempo que Aleix ha tomado conciencia de su importancia y lo tiene ordenado. Tiene rutinas adquiridas, va al trabajo en bici cuando tiene que estar presencialmente y aprovecha que se despierta a las seis y media para andar antes de teletrabajar: “No necesito pararme y replantearme un estilo de vida más saludable, hace tiempo que lo tengo incorporado y me cuido”. 

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Logra objetivos

Dependiendo de dónde ponemos el foco obtendremos unos resultados u otros. “Es importante ser conscientes de que necesitamos tiempo para lograr objetivos, hacer las cosas de manera consciente y decidida, planteándonos para qué queremos que sirva la vida en aprendizajes, relaciones, proyectos…”, puntualiza la profesora Cabero. ¿Sabes cómo plantear nuevos propósitos? 

1. Categoriza. Los propósitos pueden ser pocos e importantes o múltiples y más pequeños que afecten varios ámbitos de la vida (profesional, familiar, amistades, salud). Ten claras cuáles son tus prioridades. 

2. Sueña. Permítete soñar, ve al máximo, ya tendrás tiempo para rebajar expectativas e ir ajustándolas según las circunstancias. 

3. Planea. A partir de los objetivos que te fijes, cuestiónate cómo quieres conseguirlos. Ten un plan de acción, necesitas pasar a la acción para que los propósitos se conviertan en una decisión. Establece los pasos que llevarás a cabo para acercarte a los objetivos. 

4. Colectiviza. Si vives en familia, pon en común qué queréis y cómo queréis vivir el nuevo curso. Vale la pena educar a los niños para que entiendan que la vida es tiempo y según como lo aprovechemos podremos conseguir resultados.

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Estrena una nueva etapa

A menudo las vacaciones son una de las épocas más placientes del año, cuando nos sentimos más positivos, enérgicos y con ganas de hacer cosas. Cuando se acaba esta etapa y empieza el nuevo curso es posible que nos cueste la adaptación. Lo que conocemos como trastorno posvacacional evidencia que necesitamos tiempo para adaptarnos a la nueva realidad. “Los primeros días de trabajo podemos estar apáticos, descolocados, con pocas ganas de hacer nada, falta de atención o tener más sueño de lo habitual porque hemos cambiado rutinas, horarios y alimentación”, apunta Elena Estrada, psicóloga del Gabinete Psicológico Mataró. Aquí tienes algunos consejos para encarar la nueva etapa de la mejor manera posible:

1. Retorno gradual. Cualquier cambio comporta un periodo de adaptación. Vuelve a la rutina gradualmente, con flexibilidad, para que tanto a escala psicológica como física puedas acomodarte a la nueva etapa. 

2. Mantén las recompensas. A pesar de tener unos horarios más estipulados, podemos continuar haciendo planes de ocio y actividades que nos gustan en la medida que sea posible. 

3. Enfoque positivo. Enfoca el inicio de curso desde un punto de vista positivo: cierras la etapa de las vacaciones y empieza otra que también puede ser buena. Olvídate de los pensamientos negativos anticipatorios para afrontar y gestionar el trabajo y el resto de la vida de una manera más adecuada. 

4. Objetivos alcanzables. Aprovecha para hacer autocrítica con lo que no funcionó el curso pasado y para corregir errores que hayas cometido. Piensa cuáles son tus expectativas y qué novedades puedes incorporar para hacer más fácil el retorno, marcándote pequeños objetivos que sean posibles.

5. Burbuja involucrada. Es importante que todo el mundo que vive en casa se implique en la preparación del nuevo curso, así todo el mundo toma conciencia de lo que está a punto de empezar, para anticiparnos y que no nos coja por sorpresa. Cuando conviven diferentes horarios de trabajo, clases, extraescolares… conviene tener a la vista los horarios de todos los miembros de la familia, así también valoramos las actividades de todos.

La planificación es básica

Para Leticia Pérez, organizadora profesional, asesora de imagen y fundadora de Ordeno tu casa, la planificación es imprescindible para tenerlo todo organizado, mejorar la productividad y vivir en un entorno agradable y cómodo, que nos ayude a sentirnos bien. Es tan sencillo como apuntar en una agenda (física o electrónica) qué tienes que hacer para no tener que pensar más. 

1. Establece objetivos. Escribe los hitos que quieres lograr tanto a escala personal como profesional y qué harás para conseguirlos. Pueden ser cosas sencillas como dedicarte tiempo, ir a cenar una vez al mes con la pareja y sin hijos o hacer una escapada con los amigos. 

2. Resetea y renueva energía. Haz limpieza en casa, deshazte de todo aquello que no utilizas o que no te aporta nada. Así la energía se renueva y tendrás más espacio.

3. Organiza y limpia. Establece lugares fijos para guardar las cosas y mantener el orden. Dedica cada día unos 20 minutos a recoger y ordenar. Planifica las tareas de limpieza del hogar, tanto las diarias (ventilar, hacer camas, poner la Roomba) como las semanales (lavar sábanas, ropa, lavabos) y mensuales (limpiar ventanas, cortinas, zócalos, pomos de puerta). 

4. Programa la alimentación. Planificar los menús semanales o mensuales facilita saber qué comes y si es lo suficientemente equilibrado, y te ahorra tener que pensar cada día qué cocinas y comprar solo lo que necesites. 

5. Controla ingresos y gastos. No suele gustar mucho, pero tener un registro del dinero que entra en el hogar, del que se gasta y en qué se gasta, permite saber cuánto se ahorra y si se pueden reducir gastos. 

6. Colaboración. Todos los que viven en casa tienen que colaborar con las tareas del hogar en la medida de sus posibilidades y la edad. También es importante saber delegar.

7. Cuídate. Dedícate tiempo. Si puedes, contrata a alguien que te ayude con las tareas del hogar, es una manera de ganar tiempo. Cuando las cosas funcionan en casa te sientes mejor, estás de más buen humor… “Es una rueda, todo mejora”, asegura la organizadora profesional.