Refugios climáticos: el antídoto para sobrevivir a una ola de calor sin rascarse el bolsillo
Ante las altas temperaturas, estos espacios de acceso libre y gratuito se han multiplicado en todo el territorio, una carrera a contrarreloj para la adaptación a un cambio climático imparable
BarcelonaLa subida de temperaturas en un contexto de emergencia climática, más acelerada de lo que los científicos habían pronosticado, está desencadenando una carrera por adaptar las ciudades. Uno de los retos es habilitar el máximo número de refugios climáticos, espacios mayoritariamente públicos (bibliotecas, museos, centros cívicos, casales) pensados para proteger a los más vulnerables en momentos de calor extremo. Por considerarse refugios deben mantener una temperatura máxima de 27 grados, ser fácilmente accesibles, disponer de sillas o bancos para sentarse y con agua gratuita. Pero no ofrecen atención médica, un servicio sólo garantizado en los centros de salud.
El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) cuenta ya con una red de 244 refugios operativos, un 31% más que el pasado año. Hace cinco años había sólo veinte. El incremento de esta red ha sido estratosférico. Una carrera a contrarreloj para la adaptación a un imparable cambio climático. "Hasta ahora, el objetivo ha sido cuantos más refugios, mejor", reconoce Anna Romero, la directora de Servicios de Acción Climática del AMB.
Porque llegar a una cantidad máxima es ideal en términos de accesibilidad. "Nuestra vocación es que todas las personas, sobre todo las vulnerables, dispongan de un equipamiento a menos de diez minutos andando", explica Romero. Actualmente, más del 80% de la población de toda la AMB tiene garantizada esta cobertura. La ciudad de Barcelona, con una red propia de 400 refugios, aumenta su cobertura hasta el 97%.
Los ayuntamientos abren cada año la temporada de verano con comunicados en los que anuncian su oferta de refugios. La Paeria de Lleida dispone este año de sesenta espacios (sumando interiores y exteriores) e incluso ha puesto en marcha un banco para proveer puntualmente de ventiladores a las personas vulnerables. Tarragona dispone de una treintena de espacios, y en Girona hay sesenta más (el triple de hace sólo dos años).
Hay que recordar que las piscinas municipales no están, a priori, consideradas como refugios públicos y gratuitos, aunque en días de calor extremo, muchos ayuntamientos (como el de Girona recientemente), las abren gratuitamente para personas mayores y con discapacidad.
Servicios premium y refugios nocturnos
Alcanzado el incremento en estos cinco años, "la ciudadanía nos pide ahora que estos refugios tengan más servicios", explica Romero. Lectura y música, acceso a internet, permiso para entrar con animales… Incluso ahora se habla de ofrecer refugios nocturnos. Las noches tropicales (de más de 20 grados de temperatura mínima), tórridas (25 °C) y la posibilidad de sufrir noches al rojo vivo (de más de 30 grados) hace pensar en la necesidad de incorporar este servicio para garantizar el descanso a los que no tienen climatización en casa o ni siquiera un techo. Los ayuntamientos disponen hoy de sus propios sistemas de emergencias, pero habrá que ver si finalmente se habilitan refugios nocturnos propiamente dichos. Esto requerirá servicios adicionales como camas y espacios para la higiene personal.
De momento, el AMB participa en varios proyectos europeos que, en parte, estudian también cómo adaptar equipamientos ya existentes. Las aulas de estudio, sin actividad nocturna y accesibles con tarjetas electrónicas, son una opción que se está planteando. Pero todavía de forma muy incipiente.
Aire acondicionado o la sombra de un árbol?
El escaparate de refugios es especialmente atractivo si tienen aire acondicionado. Por eso, los espacios cerrados son mayoritarios (más de la mitad de la oferta pública actual). ¿Es éste el modelo ganador? Ambientólogos y naturalistas piensan que no es la opción ideal y reivindican el aumento de los espacios naturales, zonas arboladas, jardines y parques. "Nos proporcionan bienestar climático, permiten conectarnos con la naturaleza y hacen que sufrimos menos enfermedades, tanto físicas como mentales", defiende Mariona Ferrandiz, doctora en Ecología y investigadora del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF). "No está tanto a la moda, pero puede ponerse –piensa Ferrandiz– y, además, es mucho más sostenible". Y a todo esto, se añaden los beneficios de una mayor biodiversidad en las ciudades: más gusanos, más pájaros, más mariposas e, incluso, la llegada de las ardillas. "La repoblación hará que el espacio sea más resiliente en los cambios ambientales y en las perturbaciones", asegura Ferrandis.
Las sombras de una morera o de un platanero son las más densas por la cantidad de hojas, pero muchos reivindican, sin una base científica determinante, que son más agradables que las de un toldo o el porche de un edificio.
"Todavía tenemos un largo recorrido para mejorar nuestras ciudades a escala térmica", añade Anna Romero. Los científicos aseguran que el aumento de las zonas arboladas puede reducir hasta diez grados la temperatura de una ciudad.
Esta naturalización de las ciudades supone cumplir con la regla del 3-30-300. Consiste en que cada habitante de una ciudad pueda ver desde la ventana de su casa al menos tres árboles, que sea en un barrio con un 30% de cobertura vegetal y que tenga un parque a una distancia máxima de 300 metros. Según un estudio de 2022, menos del 5% de los hogares de Barcelona cumplían esta cifra.
Otro trabajo del Instituto de Salud Global (ISGlobal) realizado el año siguiente en 93 ciudades europeas (entre ellas Barcelona, Alicante, Valencia y Palma) un tercio de las muertes prematuras provocadas por las olas de calor podrían evitarse aumentando un 30% su superficie arbolada.
Las tiendas amigas
La administración está pidiendo al sector privado que se añada a la oferta para refugiar a las personas contra el clima. "De cara a la campaña 2026, queremos hacerles un llamamiento abierto, aunque seguramente muchos establecimientos ya hacen históricamente de refugio", reconoce Anna Romero.
De forma oficial, ya hay adheridas hasta nueve iglesias de Barcelona ciudad, clínicas, fundaciones, centros comerciales, ateneos y los jardines privados del Parque Sanitario de San Juan de Dios (en Sant Boi de Llobregat). Pero existen más iniciativas. Es el caso de la campaña que, por tercer año, pone en marcha Pimec Comerç Lleida. Más de un millar de establecimientos de la demarcación (Lérida ciudad, Tàrrega, Balaguer, Mollerussa, Cervera, Alcarràs y Ponts, entre otros municipios) se han adherido a través de sus asociaciones para dar la bienvenida a todos. A través de un adhesivo bien visible, abren la puerta a cualquier persona que quiera cobijo. "No hace falta que compre nada, puede sentarse y pedir un poco de agua, no tendrá que dar ninguna explicación", relata el presidente de Pimec Comerç Lleida, Manel Llaràs.
Los comerciantes defienden que es una actitud propia de su idiosincrasia. "Lo tenemos en nuestro ADN, somos los que damos siempre respuesta inmediata a la gente del barrio, los que damos confianza", concluye Llaràs. El éxito ha hecho que los comercios de la demarcación de Tarragona planteen seguir este año el mismo ejemplo con una campaña calcada.