Teresa Helbig seduce a París: “Si luchas por lo que quieres y trabajas duro, los sueños se cumplen”
La diseñadora barcelonesa desfila por primera vez en la capital francesa con una colección histórica que saca pecho de los valores que le han acompañado durante sus casi 30 años de trayectoria
ParísTeresa Helbig está todavía en una nube. Y eso que en los últimos días los ha visto de cerca con las idas y venidas a París, ultimando los preparativos de su debut en la pasarela de la capital francesa. “¡Quién nos habría dicho que veríamos mi nombre en un avión de Iberia!”, decía en referencia a la compañía aérea que le ha apoyado en esta aventura en el corazón de Francia. Helbig no afloja en inquietud; es nerviosa por naturaleza, pero sus ojos transmiten esa placidez de quien acaba de cumplir un hito vital después de años de esfuerzos. Quién sabe si después del choque inicial le recorrerá el cuerpo esa satisfacción profunda que suele tenerse cuando los objetivos se alcanzan. Por ahora, es evidente que no lo ha acabado de digerir. “Es un sueño al que le han salido alas y ya ha volado”, bromea tras un desfile histórico en el que ha debutado en París y que confirma el éxito internacional de la firma catalana.
Moda a fuego lento
Somiatruites lo ha sido siempre, pero la experiencia –ya suma casi tres décadas al frente de la empresa– ha enseñado a Teresa Helbig a tener los pies en el suelo ya tener la cabeza bien fría para asumir los propósitos que se plantea. "Somos muy pico y pala", asegura. En esta carrera de fondo, iniciada en 1996 con su madre, la modista Teresa Blasco, ha habido obstáculos de todo tipo: recursos limitados, experimentos estilísticos y pruebas de ensayo y error. También algunas “cagadas monumentales”, como dice la diseñadora cuando se siente cómoda con el interlocutor y se expresa tal y como mana. La historia de la marca, que defiende la artesanía por encima de todo, no tendría sentido sin el apoyo incondicional de una madre, de la que Teresa Helbig ha aprendido el amor y el respeto absoluto por la profesión. "Es una superviviente", dice de ella.
Tampoco sin el auténtico motor de la marca: la fuerza de voluntad, la cultura del esfuerzo y la persistencia de dos mujeres emprendedoras que han hecho manos y mangas para sacar adelante su visión de la moda. “Si luchas por lo que quieres y trabajas duro, tarde o temprano los sueños se cumplen”, asegura Helbig como lección de vida bien aprendida.
La capital de la moda y de los ideales
Precisamente el espíritu de lucha, la tenacidad y la rebeldía, que caracterizan a la creadora barcelonesa, han centrado el discurso de la nueva propuesta presentada en París, donde Teresa Helbig no ha escatimado recursos para representar su ideario ético y estético. La colección 1832 Sur Mer no es sólo un homenaje a la ciudad de la moda por excelencia, sino que también representa la capital de los ideales que tan bien se ha apropiado de la cultura francesa desde la Revolución. Para ello, Helbig se inspira en la obra Los Miserables, de Victor Hugo, para transportar a los asistentes al ambiente reivindicativo de las barricadas, el escenario principal donde durante el siglo XIX se librarían las batallas a pie de calle para perseguir a los idearios que perduran vivos.
El espacio escogido para celebrar la efeméride ha sido la Galerie Joseph, que en su día fue el Museo Pierre Cardin. Un edificio de arquitectura industrial situado en el barrio de Le Marais, distrito insignia que captura la esencia de lo que se conoce como el chic parisino. El interior ha sido el lienzo en blanco perfecto para mostrar un escenario de plena confrontación: un patio rectangular con tres plantas donde destaca la desnudez de las paredes, varios elementos de líneas depuradas y unas columnas raquíticas que sostienen el esqueleto de la nave. Lo preside una columna de muebles viejos que forman la barricada y una bandera francesa de más de 10 metros. Al fondo, una escalera de caracol de madera se convertía en el peculiar camino hacia la batalla donde se presentó una vez más la feminidad combativa de Teresa Helbig.
La revolución de la aguja
La actriz de origen marroquí Intissar El Meskine ha sido la encargada de abrir el desfile con un performance que captaba el ambiente angustioso que retrata la novela de Victor Hugo. "Se nota que tiene ganas de comerse el mundo, y eso nos pone mucho", confesaba Helbig entre bastidorespoco antes de empezar. La revolución de la aguja vino después con toda la procesión de los modelos que estructuraban la colección parisina: hasta 56 looks que transpiran esa idea de elegancia despreocupada que forma parte de la esencia de la marca. "Nos hemos dejado la piel", añadía la diseñadora. De entrada se apreció tradición con modernidad. "Hemos combinado la técnica de siempre con materiales nobles y tejidos sorprendentes", detalla Helbig. Ya se sabe que hay que seducir a las nuevas generaciones con una revisión de los clásicos. En este sentido, destacaron las minifaldas con abrigos de sastrería hasta los pies, los trajes voluminosos o las chaquetas de punto minuciosamente bordadas, que conformaron algunas de las piezas clave de la nueva propuesta, teñida principalmente de blanco, azul y rojo, colores de la bandera francesa.
Como siempre, lo más admirable del trabajo de Teresa Helbig es su obsesión por el detalle –nunca deja nada al azar– y los experimentos artesanales que se cuecen a fuego lento dentro delatelier barcelonés, gracias a un equipo de artesanas que hacen gala de su oficio. "Sin su talento, nada tendría sentido", asegura. En este aspecto, había una creación que no podía pasar por alto y captó a modo de ejemplo, las filigranas que hacen las pequeñas mains de la casa. Un traje elaborado con una colcha japonesa del siglo XVIII comprada en un mercado de antigüedades que la diseñadora ha transformado por completo. "Le hemos dado una nueva vida a una pieza que es única", espeta Helbig. Esto se llamaría uno upcycling de lujo.
En esa barricada de la moda tampoco podían faltar las camaradas que defienden a ultranza el arte y la artesanía de la creadora barcelonesa. Las actrices Macarena Gómez y Leonor Watling, la cantante Luz Casal y la aristócrata Eugenia Martínez Irujo, entre otros, eran algunos de los rostros conocidos de la Helbig gang que no han querido perderse el debut de su marca insignia en París. Una “tribu” de mujeres bien distintas unas de otras, pero que vibran con la misma intensidad y que, como la propia Teresa Helbig dice, “nunca pasan desapercibidas”.
Del sueño a la realidad
El desfile de París ha puesto el punto y final a un año prodigioso para la diseñadora barcelonesa. Dentro de su más reciente calendario de efemérides destaca la distinción del Premio Nacional de Diseño de Moda que otorga el ministerio de Cultura; la expansión internacional hacia Estados Unidos con una pop-up store en Nueva York y la diversificación de sus diseños, que también seducen a las novias y las niñas. Ahora que el sueño de Teresa Helbig ya se ha hecho realidad, no puedo evitar preguntarle por el siguiente hito. “Conseguir que la nueva generación tome las riendas de la marca, pero no sufras que todavía me queda cuerda por años”, sonríe.