Viajar

Tocar o bañar a un elefante: la actividad que deberías evitar cuando viajas

Los paseos con estos animales son una atracción turística popular en el sudeste asiático. Una bióloga y una trabajadora de un santuario en Tailandia explican cómo luchar por el bienestar de estos mamíferos

Cristina Torra
y Cristina Torra

BarcelonaSe calcula que en Asia existen unos 15.000 elefantes asiáticos en cautividad, lo que representa una tercera parte del total de ejemplares que quedan en la zona de esta especie en peligro de extinción. Este dato alarmó tanto a la bióloga catalana Andrea Torres, que en el 2019 decidió viajar a Tailandia con una amiga para analizar a fondo la situación. Como coordinadora del área de animales salvajes y de consumo en la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA) y amante de los viajes, es una práctica que hace a menudo para ver de primera mano la situación de los animales. Andrea también escribe en un blog personal sobre viajes y turismo responsable con animales y para ella es un amplificador perfecto: “Me di cuenta de que con FAADA no llegaba a todo el público, porque sobre todo llegamos a gente ya concienciada. Sin embargo, con el blog, al mezclarlo con viajes, llego a otro tipo de público”, explica.

Así que una vez en Tailandia visitaron tres centros diferentes: un santuario real, un falso santuario y uno del que no tenían referencias. “De esta forma, pudimos documentar las malas prácticas y realizar una campaña de concienciación en redes”, explica Torres.

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En una de estas visitas, coincidieron con Cris Palacio, una navarra que lleva ocho años viviendo en Tailandia y trabaja por el bienestar de los elefantes. “Fui para realizar un viaje de tres meses, pero acabé haciendo de voluntaria en un centro y me atrapó”, afirma. “Me removió ver lo poco que se respeta la verdadera naturaleza de los elefantes, ver su mirada, cómo se les ignora y no se les da voz”, explica. Después de haber estado unos años pasando de trabajo en trabajo en distintos países de Europa, en Tailandia encontró su verdadera pasión con estos animales. Ha trabajado en diferentes centros, ha hecho de asesora para diferentes santuarios, ha visitado una cincuentena de centros en todo el sudeste asiático y ha colaborado en el rescate de dos elefantes. Desde enero de 2023, trabaja en el Kindred Spirit Elephant Sanctuary, uno de los pocos santuarios reales que hay en Tailandia.

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Tailandia, el foco del problema

Según el último estudio de World Animal Protection de 2019-2020, en Tailandia hay 357 centros con más de 3.800 elefantes en cautividad. “El problema de Tailandia es que el elefante ha sido un animal clave en la cultura y la historia del país. Se han utilizado para rituales religiosos y para la industria de la madera”, explica Torres. “Cuando en 1989 se prohibió el uso de los elefantes en la tala, muchos de los propietarios tuvieron que buscar otra forma de sacar provecho de los animales y pasaron a utilizarlos en la industria turística, que estaba en pleno crecimiento”, continúa explicando. “Primero se puso de moda montar encima pero, por suerte, hace diez años se hizo una campaña muy fuerte y cada vez es menos común ver esta práctica, al menos entre turistas occidentales”, afirma la bióloga. El problema se ve agravado por las políticas gubernamentales: "Está subvencionado porque hay mucha demanda turística y la reproducción en cautividad no está prohibida", detalla Palacio. "El problema añadido es que Tailandia ha creado un modelo que se está replicando en otros países", sigue Palacio. “En Laos y Camboya cada vez hay más falsos santuarios porque pueden sacar mayor rendimiento económico”, dice.

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De hecho, Andrea recientemente acaba de regresar de un viaje a Sri Lanka, donde ha documentado la problemática con los elefantes de este país. "Es preocupante porque está en el tercer lugar de países con más elefantes en cautividad, por detrás de Tailandia y la India", explica la bióloga de FAADA. “La diferencia es que en Tailandia es difícil verlos en libertad porque sólo hay dos parques naturales donde contratar safaris para hacerlo y se aprovechan de eso: como el turista quiere verlos a toda costa, van a los santuarios y si no se han informado bien, es fácil que vayan a parar a un centro poco responsable”, sigue. "En Sri Lanka, en cambio, hay una densidad muy alta de elefantes en libertad y es muy fácil verlos, pero los santuarios están al alza porque la gente busca una experiencia cercana con los animales". "El problema es que muchos no son éticos porque no respetan las distancias de seguridad", considera Palacio, y añade que "los falsos santuarios están enmascarados bajo el nombre de orfanatos". “De hecho, uno de los lugares turísticos más populares del país es uno de esos orfanatos, con miradores, terrazas y piscinas desde donde ver a los elefantes, y que también permite tocarlos, bañarlos, darles de comer y , incluso, montar en ella”, detalla Torres después de su visita. “Solo buscan satisfacer a los turistas que buscan la foto”, añade.

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Los turistas tienen la clave

Cris Palacio lo tiene muy claro: "La demanda la regulan los turistas". "Ahora estamos consiguiendo que mensajes como "No en la monta" o "No en las cadenas" sean bien vistos", considera. “Debemos dar un paso más allá para que “No toque”, “No bañe”, “No alimente” también se hagan mensajes populares”. Y por eso considera que debe explicarse muy bien la importancia de los mamíferos terrestres más grandes del mundo. "Son los jardineros de la naturaleza, son importantísimos para el medio ambiente y la diversidad", explica Palacio. “Son especies clave, ya que a sus pisadas se crean pequeños mundos de biodiversidad; es como si sembraran, crean vida”, dice. “Y son muy inteligentes, tienen un sistema matriarcal, viven en manadas y se ha demostrado tener sentimientos y una cohesión con vínculos muy grandes. Tanto, que incluso, cuando una del grupo muere, se la vela”, detalla Andrea Torres.

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Cómo identificar un santuario real

  1. No debe haber ningún tipo de interacción: no tocarlos, bañarlos, alimentarlos o subirlos.
  2. Se observan desde la distancia para que puedan comportarse tal y como son.
  3. El objetivo del centro no es el enriquecimiento económico. Su prioridad son los elefantes.
  4. Mantiene a cada elefante hasta su muerte, salvo que tenga un proyecto de reintroducción de los animales en su hábitat.
  5. Educa al público. Explica cómo es un elefante, cómo se comporta, cómo hacer una visita respetuosa, qué problemáticas les afectan como especie, etc.
  6. Ofrece servicio veterinario a los elefantes cuando lo necesitan y para prevenir enfermedades.
  7. Los elefantes no participan en ninguna actividad comercial (compra/venta).
  8. No se explota ni castiga (torturas, golpes o separación madre/bebé).
  9. Evita la reproducción entre sus animales, salvo si llega una elefanta embarazada o con cría.
  10. Viven en su hábitat natural, de la forma más parecida posible a cómo vivirían en libertad, y el centro preserva el lugar en el que se encuentran.
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Cuatro centros recomendados para visitar en Tailandia

El objetivo de estos santuarios es educar a los turistas sobre la situación real de los elefantes en Asia, devolver la dignidad a los elefantes y ofrecerles un lugar seguro.

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  • Kindred Spirit Elephant Sanctuary (KSES)

Su misión es devolver tantos elefantes como sea posible a su verdadero hábitat natural: la selva y los bosques. Para ver a los elefantes hay que realizar caminatas que varían en distancia y tipos de terreno. La edad mínima recomendada para su visita son los 6 años.

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  • Burm and Emily's Elephant Sanctuary (BEES)

Acoge a elefantes que han trabajado durante toda su vida tanto en la industria turística como en la de la madera y les da un descanso en los últimos años de su vida. Al igual que en el KSES, los trekkings para ver a los animales son bastante intensos y varían en función de la época del año.

  • Boon Lott's Elephant Sanctuary (BLES)

Es el más antiguo de todos. Lleva 20 años abierto y fue el primer santuario real de Tailandia. Ofrece estancias de al menos dos noches para ver a los elefantes y conocer a la comunidad local que la cuida.

  • Somboon Legacy Foundation

Es muy educativo y el más reciente, con una política transparente de no interacción. Tienen uno de los museos de elefantes más completos. Es muy adecuado para las familias. Hacen visitas de medio día o un día y también ofrecen la posibilidad de pasar una noche.