Carreteras, vías de tren y ríos. Estos son los tres elementos principales que dividen el municipio de Montcada i Reixac, y dejan marcado un territorio con heridas grises. Aparte de la división territorial y un paisaje en el que predomina el gris por encima de cualquier otro elemento. Estas cicatrices territoriales del municipio también dejan al descubierto la fragilidad de una naturaleza que debe abrirse paso entre muros de cemento, asfalto y hierro.

Una naturaleza debilitada por un ecosistema destruido y maltratado para dar paso al progreso. Raíces luchando contra cimientos, ramas abriéndose paso entre maillots de forja, y hojas robando la escasa luz que deja pasar una cicatriz al cemento.