Estilismos, joyas y cuestiones familiares de un entierro global
A pesar de la imposibilidad de elegir el color de la ropa, algunas joyas sí se han podido escoger en homenaje a la monarca
BarcelonaLa abadía de Westminster ha sido hoy el punto de fuga de las miradas de medio mundo, que ha estado pendiente del histórico funeral de estado de Isabel II. Un servicio multitudinario tanto presencialmente como en cuanto a audiencia mediática solo comparable, según muchos expertos, al que se le ofreció a Nelson Mandela. A lo largo de la mañana, tradición, símbolos, moda y cuestiones privadas familiares se han ido mezclando mientras oficialmente se estaba despidiendo a la reina Isabel después de 70 años en el trono británico. Los miembros de la familia real de la Gran Bretaña al completo han acudido a la ceremonia acompañados por aproximadamente 500 dignatarios internacionales, entre los cuales había 22 casas reales de todo el mundo.
Para asistir al funeral, Kate Middleton ha sido uno de los miembros de la familia Windsor que ha brillado más con su decisión estilística. Las joyas que ha escogido para la despedida de su abuela política han supuesto todo un homenaje a la difunta. La pieza que destacaba más ha sido el collar que llevaba, de perlas japonesas, que le daba cuatro vueltas y que está acabado en el centro con un broche de diamantes. El diseño lo encargó Isabel II a la casa Garrard para que lo hicieran con unas perlas que le regalaron a la reina en una visita de estado al país del sol naciente. Este collar también lo llevó la princesa Diana en 1982 –cuando nació Guillermo–, cosa que ha hecho pensar a muchos que el homenaje era doble. Catalina de Gales ha sellado su conjunto con un vestido de estilo americana cruzada larga y una pamela de Phillip Treacy que aportaban modernidad a una joyería tan vistosa y tan clásica. Los pendientes se los regaló la difunta soberana cuando se casó con Guillermo.
A este funeral de estado, el primero en casi seis décadas en el Reino Unido –cuando tuvo lugar el último adiós a l que fue primer ministro británico, Winston Churchill–, los ya príncipes de Gales han decidido traer a dos de sus hijos. Se trata de Jorge y Carlota, su hijo mayor y su hija mediana, respectivamente. Mientras que Jorge llevaba un traje masculino de color azul marino formal, pero no de luto riguroso, su hermana Carlota ha ido al entierro de su bisabuela completamente vestida de luto adulto. De hecho, la niña llevaba, como su madre, un abrigo-vestido, medias oscuras y un sombrero de ala ancha. También le han colocado un broche en forma de herradura, en homenaje a una de las pasiones de su difunta bisabuela.
Entre las 22 casas reales asistentes al acto ha sorprendido la presencia de Masako, la emperatriz consorte de Japón, que por su depresión crónica no va nunca a ningún acto fuera del país. Del resto, todos vestidos de negro riguroso menos los representantes con rangos militares, destaca la elección de la reina Leticia, que ha seguido el protocolo de forma muy estricta. Para la ocasión ha estrenado un vestido negro de Carolina Herrera, que ha acompañado con un adorno de cabeza de estilo diadema ancha y una rejilla negra que le cubría la cara. Como joyas destacadas llevaba unos pendientes de Chanel que ya se le han visto varias veces. Un bolso de piel negra de Armani muy similar al que llevaba habitualmente la reina y unos guantes de piel han sido sus dos únicos complementos.
Mucho más cubierta que Leticia y también de negro riguroso ha acudido a la ceremonia religiosa Meghan Markle, que ha optado por un muy visible sombrero de estilo pamela y un vestido con mucho movimiento que incluía una capa cosida en el resto del diseño. La actriz norteamericana, casada con Enrique de Inglaterra, no llevaba prácticamente ninguna joya ni tampoco ha trascendido que en su estilismo hubiera ninguna referencia a la difunta, Isabel II. Igual de polémica que ella o quizás todavía más, ha asistido al entierro Sarah Ferguson, antigua duquesa de York, que se separó en 1992 de Andrés de York. A pesar de estar oficialmente separada del hijo de la reina Isabel II, el protocolo le ha dado un lugar de excepción, junto al resto de la familia, junto con sus hijas y detrás mismo del rey Carlos III y su descendencia.
Los que también han ido al entierro han sido los hijos que Camila del Reino Unido tuvo antes de mantener una relación oficial con Carlos III. Tom Parker Bowles y Laura Lopes han sido vistos entrando en la abadía de Westminster pero no en el mismo momento que la familia Windsor. Lopes ha acudido con sus tres hijos. Esto deja entrever que, a pesar de la proximidad que se acabará estableciendo entre las dos familias, los segundos no recibirán ningún tipo de dignidad real.