Cabaret Pop

Unas fotos robadas en Francia: el nuevo tormento de los príncipes Guillermo y Catalina de Gales

Unas imágenes privadas de Guillermo y Catalina publicadas en Francia han irritado profundamente al matrimonio real, que no descarta ninguna opción para defenderse

BarcelonaPara desgracia de Enric y Meghan, lo que hacen Guillermo y Catalina siempre es noticia. Y sin necesidad de hacer el ridículo, como les ocurre a ellos. El futuro rey de los británicos y su esposa son dos máquinas de generar clics y vender revistas y eso, que es maravilloso para la monarquía que han venido a apuntalar, es una desgracia para su vida privada. Desde que son pareja oficial –o quizás incluso desde antes–, la prensa gráfica les sigue de cerca y les capta en situaciones que no les gustaría que fueran públicas. A veces todo acaba en nada, gracias a una buena negociación de palacio. Pero en otras ocasiones, no hay forma de pararlo y las fotos que ellos nunca quisieran que les hubieran hecho terminan publicadas para el disfrute del gran público, que les ve en modalidad pareja o, desde hace unos años, en modalidad padres.

Esto les ocurrió de nuevo la semana pasada, cuando unas fotos tomadas sin su consentimiento –un robado de toda la vida– han acabado publicadas en Paris Match. La revista rosa por excelencia de la república francesa les ha mostrado haciendo vida de personas normales por las pistas de esquí de Courchevel, en los Alpes franceses, donde ya habían sido vistos años atrás, ya que allí se encuentra una de sus estaciones de esquí de referencia. La primera vez que se tenía constancia de que habían ido fue el año 2016. Aunque en ese momento sólo viajaron con sus dos hijos mayores porque el tercero todavía no existía. El primogénito, Jordi, todavía no había cumplido tres años y su hermana mediana, Carlota, era un bebé de menos de un año de vida. Entonces, trascendió que habían ido, pero la prensa no obtuvo ninguna foto, algo que en esta ocasión no ha ocurrido.

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En las imágenes que ha publicado Paris Match se puede ver a Guillem y Caterina de Gales deslizándose por las pistas protegidos con los cascos y con las gafas propias de esta disciplina, pero también haciendo vida relajada en zonas de descanso, donde se les ve conversando entre ellos y con sus hijos. Ha sido precisamente una fotografía haciendo vida de pareja la que ha seleccionado la publicación francesa para su portada, demostrando el interés popular que genera el reportaje.

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Irritación en Kensington

Según The Telegraph, este reportaje que ha publicado la revista francesa no les habría hecho ninguna gracia a los herederos de Carlos y Camila, que estarían pensando en demandar la publicación por haberse adentrado indebidamente en su intimidad. O dicho de otra forma: no quieren ceder ni un milímetro de su vida no oficial al gran público. No cuesta imaginar que esta decisión es fruto de los recuerdos amargos que tienen de las persecuciones a las que la prensa gráfica sometía a la madre de Guillermo, Diana de Gales, que acabó sus días precisamente siendo asediada por los fotógrafos. Es comprensible que el heredero británico no quiera seguir viviendo bajo ese yugo toda la vida y también que no quiera que sus hijos sufran la misma condena que él sufrió de pequeño y contra la que considera que no se le protegió lo suficiente. De hecho, todos recordamos cuando se le puso a andar detrás del ataúd de su madre frente a las cámaras de todo el mundo, por poner sólo un ejemplo.

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Dicho esto, por más justificado que esté su trauma y por más justificada que esté la protección que quiere dar a sus hijos, no sé hasta qué punto estaría justificado recurrir a los juzgados. De hecho, suena más a amenaza que a intención real. Seguramente, son conscientes de que no pueden hacerlo porque saben que no tienen nada que ganar y que el ridículo sería demasiado grande si acudieran y perdieran la apuesta. Especialmente en este caso, es posible que la supuesta intención no tenga nada real, ya que les tocaría dirigirse a un juzgado francés donde es evidente que se les trataría con muchas menos reverencias que en los juzgados de su país.

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Entre protegerse y atacar

Veo lógico y comprensible que utilicen todos los recursos para extremar hasta el infinito la protección de sus niños de las cámaras indiscretas de los paparazis, ya que no es deseable ni justo que ningún niño tenga que pasar por lo que tuvieron que pasar Guillermo y su hermano Enrique. –que, al fin y al cabo, está explicando algo que se ha asegurado legalmente que puede explicar– tampoco es justo del todo. por hacerte rico, si aceptas hacer anuncios que nada tienen que ver con la faceta profesional que te ha hecho famoso explotando tu fama, si concedes entrevistas a programas de tele donde te pagan por hablar de todo menos de tu oficio, si vas a fiestas llenas de prensa rosa para pasar por el photocall y te entrevisten para expandir más tu fama como personaje, no tienes mucho derecho a quejarte si después resulta que la gente quiere saber más de ti.

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La doble cara de la fama (real)

La versión real es completamente idéntica a la de los demás famosos a excepción de algo: el beneficio económico no es en forma de ingresos inmediatos en su cuenta bancaria, es en forma de una popularidad que mantiene en pie la institución que les garantiza el bienestar, a ellos ya toda su extensísima familia. En presente y en futuro. De hecho, cuando llega el momento de llevar a cabo actos oficiales no dudan ni un momento en explotar la imagen de sus hijos para aumentar el cariño y la empatía de la sociedad hacia su familia. Los visten a la moda, los adiestran para que aparezcan bien sonrientes, les programan para saludar, están avisadísimos de que deben llevarse bien... Hacen lo mismo ellos dos como pareja cuando cuelgan en su cuenta de Instagram imágenes de carácter romántico y cariñoso para felicitarse en público el día de la madre, del padre o los cumpleaños... expuesta?

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Es por todo ello que no se puede pretender explotar partes de la vida personal ni incentivar una imagen de gran proximidad con el pueblo en beneficio propio para después irritarse hasta el punto de filtrar que se tomarán medidas legales cuando alguien les graba en un espacio público haciendo algo tan inocente como esquiar o pasear por la nieve. Si tanta es la preocupación por la vida de los niños de casa, quizás estaría bien dejarlos fuera de juego hasta la mayoría de edad. Quizás sería lo más deseable para el bienestar de estos niños. Pero claro, el retorno de su exposición es enorme para la institución.

Si la familia en bloque entra en el juego de la batalla comercial para aumentar elengagement popular no vale culpar a los medios. La culpa sería, en cualquier caso, compartida. No es justo ni proporcionado perseguir medios que no hacen más que seguir el camino marcado por los protagonistas. Y más en este caso, en el que actualmente se les trata con tanto cuidado. Quejarse y amenazar es victimizarse injustamente, puesto que esta postura no tiene en cuenta el enorme lucro que obtienen con la otra cara de su fama.

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