Adicciones

Gary Oldman: "Llevando el ritmo que llevaba estaría muerto o institucionalizado"

El actor británico explica en 'The Hollywood Reporter' que se encuentra en un buen momento gracias a haber dejado el alcohol

BarcelonaGary Oldman (Londres, 1958) solía sudar vodka. Lo ha explicado en una entrevista publicada en el The Hollywood Reporter, en el que se ha sincerado sobre qué efectos ha tenido la adicción para su carrera. Ahora lleva 28 años sobrio y asegura que se encuentra en un buen momento gracias a haber dejado el alcohol. Comenzó a ver por el entorno y eso acabó descontrolándose: "Llevando el ritmo que llevaba estaría muerto o institucionalizado".

"Lo glamurizas, pero sólo te estás engañando a ti mismo", se sincera. El actor recuerda que sus héroes –literarios, actores, atletas, músicos– eran alcohólicos y drogadictos, unos "poetas y artistas torturados que permaneces y quieres emular". Estar donde se encuentra ahora, a punto de estrenar la quinta temporada de Slow horses –la serie de Apple TV nominada a cinco Emmy incluyendo el de mejor actor por Oldman– es gracias a la sobriedad.

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Dice que ponerse en la piel de Jackson Lamb, el protagonista de Slow horses, es glorioso por su humor insultante. "La gente le subestima y eso juega a su favor y, además, no le importa lo que los demás piensen de él". Lamb es un espía del MI5 que está al frente de un equipo de "caballos lentos" –traducción del título de la serie que hace referencia a la disfuncionalidad de los agentes que lidera Lamb–. Es un personaje maleducado, sucio, maloliente y que va en contra de cómo se supone que deben ser las cosas. "Básicamente señala el establishment con el dedo. Fuma porque está mal visto, si no, probablemente lo dejaría", explica Oldman a The Hollywood Reporter.

Es la primera vez que el actor de Hollywood tiene un rol principal en una serie televisiva y lo está disfrutando. Dice que le gusta volver a ponerse en la piel del personaje, porque existe una continuidad en su desarrollo. También disfruta reencontrándose con sus compañeros en el set de rodaje y le encanta el guión de Mick Herron, el creador que ha sabido "sacudir el género del espionaje e introducir el humor".

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Oldman creció en una familia de clase trabajadora y se introdujo en el mundo de la interpretación para escapar de otros trabajos. Dice que en casa no se opusieron y tampoco tenía la presión de tener que estudiar para ser médico o abogado. "Empecé a hacerme un nombre en el teatro y no tenía una gran ambición por el cine o la televisión más allá de poder trabajar en entornos distintos". Es consciente de que su éxito se debe en gran parte a "una suerte diabólica", que le colocó en el lugar y el momento precisos. Fue gracias al contraste de los personajes que interpreta en las películas Sid and Nancy (1986) y Ábrete de orejas (1987) que le posicionaron en el mapa.