Según la plataforma UFO No More, Albert de Mónaco es el miembro de la realeza europea más trabajador de 2024. En total, trabajó 208 días. Le sigue Felipe VI con 188 días y Haakon de Noruega, con 155. Tras ellos, está la primera reina: Máxima de Holanda, con 126 días. Estas cifras se extraen de los actos oficiales, de apariciones recogidas por la prensa y de las actividades difundidas a través de las cuentas oficiales de las redes sociales.
Mansiones y palacios acuáticos: las lujosas (y polémicas) vacaciones de los 'royals'
Mallorca, Escocia y Grecia son algunos de los destinos estivales preferidos de los monarcas europeos
BarcelonaEl artículo 24 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que todas las personas tienen derecho al descanso. Incluso los royals, que aunque a diferencia del resto de mortales no tienen un período cerrado por días naturales o hábiles, en verano también aprovechan para desaparecer varios días.
Aunque suelen hacer unas vacaciones privadas en las que se decantan por destinos exóticos de los que no suele trascender mucha información, las casas reales europeas también tienen unas vacacionesoficiales en sus residencias de verano, no exentas de polémicas.
Marivent, un regalo franquista
El 4 de agosto de 1973, el franquismo cedió a Juan Carlos I y su familia el palacio de Marivent, un balcón sobre el Mediterráneo de 33.000 metros cuadrados con vistas únicas a la bahía de Palma. "Os rogamos, altezas, que acepte esta residencia para que, en unión de su familia real, podéis disfrutar del merecido descanso que nuestra bella geografía le ofrece siempre, en la paz fundamentada y consolidada por nuestro Caudillo, que no dudamos de que nos la conservará y que hará acrecentar en Mallorca", dijo José Alcover, recoge un artículo en El País.
Diseñada por el arquitecto Guillem Forteza por encargo del pintor y coleccionista de arte Joan de Saridakis, esta residencia mallorquina se acabó de construir en 1925, y vivió allí el artista alejandrino de origen griego con su mujer hasta principios de los años sesenta. Con la muerte del artista, la viuda le dio a la diputación provincial con la condición de que se utilizara como museo. Más de cincuenta años después, la Corona española sigue disfrutando de sus tradicionales vacaciones veraniegas a pesar de los escándalos financieros o la abdicación de Juan Carlos I.
Muchas de las imágenes más icónicas de la familia real tienen como escenario Marivent y Mallorca, ya que ha sido una de las localizaciones. Las regatas de la Copa del Rey, las visitas de otros miembros de la realeza como los príncipes de Gales, los paseos en el barco Fortuna, las salidas a la discoteca Club Mar, que entonces era del príncipe de Asturias, o las fotografías de él con Isabel Sartorius. En 2014, Felipe VI se fotografió en los jardines del palacio con Letizia y sus hijas, Leonor y Sofía, lo que representó su primer retrato familiar como monarcas.
Balmoral, el refugio de los Windsor
A orillas del río Dee, en el Parque Nacional de Cairngorms de Escocia, se encuentra uno de los edificios más emblemáticos de la familia real británica: el castillo de Balmoral. Este palacio, con más de 20.000 hectáreas de terrenos, sirvió como lugar de vacaciones para siete generaciones reales.
"Para mí, Balmoral nunca dejó de ser, sencillamente, el paraíso; una mezcla entre Disney World y una especie de arboleda druídica sagrada. Siempre estaba demasiado ocupado pescando, cazando y corriendo arriba y abajo por las colinas para poder apreciar ningún error en el feng shui del viejo castillo", aseguraba el príncipe Enrique en su libro de memorias.
El duque de Sussex no es el único que fue feliz veraneando en Escocia. La reina Victoria se refería a él como "mi querido paraíso en las Highlands". Fue ella y su marido el mar 1852 y encargaron la construcción de un nuevo palacio más espacioso que el original.
Según varios biógrafos de la monarquía británica, una de las actividades que más disfrutaba Isabel II en esta propiedad escocesa era la llamada "prueba de Balmoral", un presunto test que las personas que querían formar parte del círculo más cercano de la familia debían pasar. Según relata Andrew Morton en la biografía La reina, el primer encuentro entre la monarca y Diana Spencer se produjo un verano en Balmoral. "Todos en la finca sabían lo que significaba. La joven estaba pasando lo que coloquialmente se conocía como "la prueba de Balmoral" para ver si era la pareja apropiada para la familia real", relata Morton. El examen consistía en averiguar cómo se desarrollaban los invitados en situaciones en las que en el entorno de los Windsor son normales, pero que pueden resultar chocantes para una persona del exterior: normas de protocolo, cambios constantes de vestuario o actividades al aire libre.
El pasado verano, el castillo de Balmoral empezó un nuevo capítulo de su historia, ya que abrió por primera vez sus puertas al público. Se trata de una campaña del rey Carlos III para hacer más accesibles las residencias reales, abriendo también el ala este del palacio de Buckingham de Londres, donde se encuentra el balcón en el que los Windsor se reúnen por las acciones públicas.
El Pacha III, el tesoro de los Grimaldi
Cada verano, la familia real de Mónaco saca a pasear el Pacha III, la embarcación que Stéfano Casiraghi regaló en 1989 a la princesa Carolina antes de morir. Un barco que combina el nombre de los hijos que tuvo la pareja: Pierre, Andrea y Charlotte. Esta embarcación fue construida en 1936 en Reino Unido y la hija mayor de Rainier III de Mónaco y Gracia Patricia invirtió unos 3 millones de euros en su restauración añadiendo aire acondicionado, calefacción, agua caliente y dos aseos, entre otras comodidades.
Actualmente, el clan Grimaldi utiliza este barco de lujo para viajar por el Mediterráneo y ha sido el escenario de las historias de amor de los hijos de Carolina.
La controvertida mansión griega de los reyes de Holanda
Aunque la mayoría de los monarcas optan por tener una residencia estival en las fronteras del país que representan, Guillermo y Máxima de Holanda cada verano se desplazan hasta una lujosa villa griega de 4.000 metros cuadrados que en el 2012 costó 4,5 millones de euros. Una adquisición que fue muy criticada, puesto que se llevó a cabo en plena crisis económica en los Países Bajos.
También han recibido denuncias de diversas asociaciones ecologistas y vecinos por la privatización de una zona de la residencia, que hasta hace poco era de uso público. Los monarcas también recibieron numerosas críticas cuando se trasladaron al año 2020, en el peor momento de la pandemia, y estaba prohibido desplazarse entre países.
El escándalo francés de la monarquía belga
Según la revista Vanity Fair, los reyes de Bélgica utilizan nombres falsos cada vez que necesitan pasar desapercibidos en el extranjero. La pareja se hace llamar "señor y señora Legrand", el mismo apellido que utilizaron para firmar una petición para la construcción de un edificio anexo a su casa de veraneo en el Île-de Yeu, en una isla francesa situada en el golfo de Vizcaya. El escándalo que protagonizaron los monarcas se debe a que la ley permite construir hasta 30 metros cuadrados en un espacio natural protegido, pero el monarca recibió un permiso para construir más de lo que cualquier otro ciudadano podría.
El escándalo se publicó dos años después, cuando se reveló que los "señores Legrand" eran Felipe y Matilde de Bélgica. "Parece que es suficiente con ser rey para transgredir la ley y fundamentar nuestro patrimonio natural con la complicidad de las autoridades", aseguraba una líder de la oposición del gobierno local del municipio al diario Le Monde.