Miguel Bosé “Viviremos un segundo juicio de Nuremberg tan espectacular que se cagarán”

À.G.
y À.G.

BarcelonaLa segunda parte de la entrevista de Jordi Évole a Miguel Bosé llegaba precalentada: se sabía que el negacionismo del cantante y actor acapararía la conversación y el periodista había puesto la venda antes de la herida, justificando la decisión de darle voz. Solo al final Bosé admitió que no podía discutir con un científico, porque él no era “un profesional”, pero en los cincuenta minutos anteriores soltó una retahíla de perlas que ilustraron el posicionamiento arquetípico negacionista.

“Caerán todos, uno detrás de otro: políticos, médicos, farmacéuticos y el brazo armado, que son los medios”, llegó a asegurar Bosé. “Muchos no podrán salir a la calle tranquilos. Viviremos un segundo juicio de Nuremberg tan espectacular que se cagarán”.

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Évole lo confrontó con imágenes antiguas, de cuando el artista se había implicado en las galas contra el sida y había pedido fondos para investigar las vacunas. “Si hoy tuviera la información que tengo, y que no tenía entonces, estaría activo para una cura contra el sida. Pero las vacunas no son las soluciones. Quiero venganza, pero no creo en la vacuna”. Bosé renegó también del apoyo que prestó, durante muchos años, al PSOE. Según explicó, en las últimas elecciones votó en blanco.

La conversación tuvo momentos de tensión. En un momento en el que Évole le preguntó si no le incomodaba que sus postulados estuvieran más cerca de Trump o Bolsonaro, Bosé respondió, gritando tanto como su malograda voz le permitía: “Si a mí lo que me molesta es el sistema entero. ENTERO. ¡EN-TE-RO! Republicanos, demócratas, izquierdas, derechas, centros y la madre que los parió a todos”.

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Évole lo pinchó también poniéndole un tema de Los Planetas en el que se canta: “Voy a convertirme en un negacionista, en un seguidor de Miguel Bosé”. El aludido dijo que no le importaba. “Es que soy negacionista. Lo llevo con la cabeza muy alta”. Y cuando le preguntó sobre los ataques que recibió, soltó: “Fue un bullying en el que no hubo diálogo, debate o propuestas. Solo, desde el momento cero, insultos y denigraciones. Los trolls son mercenarios asalariados que hoy van contra mí y mañana contra ti. Y después están los cobardes sin cara que se añaden como hienas que muerden el culo al león para sacarle la carroña”.