Las apariciones de la Virgen de hace 50 años todavía llevan cola en Girona

GeronaMiles de personas llegaron a congregarse, hace 50 años, en lo alto del paseo Arqueológico de Girona, junto al barrio de Torre Gironella, atraídos por las supuestas apariciones de la Virgen. Los medios de la época dieron una amplia cobertura al fenómeno, que incluso abrió portadas de diarios sensacionalistas como El Caso. María Mesa, una mujer de origen andaluz con 8 hijos, aseguraba tener conexión directa con la divinidad y entraba en una especie de éxtasis místico en el que recibía supuestos mensajes del más allá. Enseguida fue reuniendo adeptos, curiosos y algunos aprovechados a su alrededor, muchos de los cuales nutrían un Via Crucis que el día 4 de cada mes empezó a recorrer el llamado Camino de las Cruces, formado por catorce pequeñas capillas donde se representan las estaciones del Via Crucis. En el lugar de las apariciones se acabó construyendo una capilla, empotrada en la roca, que se ha mantenido hasta la fecha y donde aún el pasado viernes, 4 de abril, una docena de fieles hicieron el Via Crucis acompañados por una hija de Mesa.

Una luz en el comedor

Según las crónicas periodísticas, la historia comienza cuando una mujer humilde y analfabeta de 50 años comienza a ver una luz sobrenatural mientras cose en el comedor de casa, en la calle Güell del barrio de Sant Narcís. Cae de rodillas y se pone a rezar durante mucho rato. Al final, esta luz se transforma "en una escalera luminosa por donde ella puede ascender hasta la presencia mística de la Señora", según relató El Caso. Su entorno le apoyó y un grupo de beatas le acompañaron a la iglesia de Sant Feliu, donde a veces se le volvía a aparecer la Virgen. Pero el paraje que acabó concentrando la mayoría de las apariciones estaba en lo alto del paseo Arqueológico, bajo una gran peña junto al barrio de Torre Gironella. La Virgen María se le aparece a veces sobre las rocas y otras justo delante de él. Los acompañantes, aunque se esfuerzan, no la ven (les falta la fe de la mujer), pero a veces aseguran notar flashes de luz y unos intensos efluvios de rosa, nardo y jazmín. Un miembro del grupo asegura que la prueba de la existencia de estos contactos son unos sobres cerrados con unas preguntas, escritas en latín, sobre asuntos particulares de la familia que la mujer lleva durante las apariciones y que, una vez en casa, aparecen perfectamente contestadas, también en latín, sin que los sobres hayan sido abiertos.

El obispado no se lo cree

A medida que las visiones van congregando a más gente (la mayoría curiosos y escépticos, si no directamente fotografías) el obispado se ve obligado a emitir una nota donde asegura que no les consta en modo alguno el origen sobrenatural de las visiones y pide al personal eclesiástico que se abstenga completamente de participar en las reuniones del paseo. Pese a que las autoridades gubernativas de la época también hacen un llamamiento para evitar la concentración del 4 de febrero de 1975, que se prevé multitudinaria y supone un riesgo en una zona con rocas inestables, la gente no hace caso de los carteles de prohibición ni de las vallas que impiden el paso. Es el punto álgido de las visiones.

Contagios de El Palmar de Troya

Los medios relacionan el caso de Girona con los diversos contagios místicos que provienen de El Palmar de Troya, donde en 1968 cuatro niñas aseguraron haber visto a la Virgen, un acontecimiento que atrajo a miles de peregrinos y acabó con la fundación de una Iglesia que se autodenominó como "la verdadera continuadora de la Iglesia católica". En los años 70, en Cataluña hubo visiones de la Virgen, entre otros lugares, en Sant Vicenç dels Horts –en la ermita del Remei– y en Montcada –en la colina del Asland–. María Mesa, aún desconocida, se había interesado por los supuestos prodigios de Moncada y había ido a verlos en persona, aunque "no le impresionaron demasiado", según relatan las crónicas de la época. Pero sí "contribuyeron a renovar su fe y sus convicciones". Al poco de este viaje a Moncada, empezaron sus visiones.

"Espectáculo religioso-celtibérico pseudocatártico"

Francisco Francisco-Busquets, que acabaría siendo subdelegado del gobierno del Estado en Girona, firmó como joven periodista un reportaje el 8 de febrero de 1975 en la revista Presencia que tituló "El show de las apariciones". El texto, acompañado por un artículo de opinión del cura Modest Prats, ofrece pistas suficientes para concluir que todo se trataba de un montaje orquestado por el supuesto mánager de la vidente, Juan Gázquez Palenzuela, un exseminarista que acompañaba y orientaba en todo momento a María Mesa y s' Se reconoce hoy que aquel "espectáculo religioso-celtibérico y pseudocatártico" removió la "curiosidad morbosa" de los gerundenses. el temor a ciertos sectores ante la pérdida de la fe y de la influencia religiosa. de recuperar la fe", reflexiona. El show de las apariciones se prolongó durante unos meses y después se fue diluyendo. Sobre el hecho de que todavía hoy haya algunas personas que creen en las apariciones, Francisco-Busquets no lo encuentra extraño: "Si crees en las apariciones de Lourdes y Fátima, no puedes bescantar a Girona, porque en el fondo es lo mismo".

La crueldad que llevamos dentro

El artículo del cura Modesto Prats en Presencia era especialmente crítico con todos los participantes en el show montado alrededor de una mujer que consideraba enferma: "Para mí en todo esto hay un elemento intolerable: la falta de respeto hacia aquella mujer, convertida en espectáculo impúdico a los ojos de la multitud. Si no lo ves, no te acabas de creer la capacidad de crueldad, llevamos todos. uosa de la gente. No podía estar de preguntarme: si fuera un familiar mío que tuviera estos patatazos, ¿lo expondría a las miradas de todos? ¿Toleraría que alguien orquestara su enfermedad y la convirtiera con ocasión de sermones y rosarios?". Prados tampoco se está de recordar que la fecha elegida para las apariciones tenía resonancias franquistas: "Han envuelto incluso el día 4 de febrero –aniversario, por si no lo sabéis, de la entrada en Girona de las.

El Via Crucis, todavía hoy

Este 4 de abril, un Vía Crucis formado por una docena de personas recorrió una vez más el camino de Les Creus, guiado por una hija de María Mesa. Ahora, sin embargo, no hay visiones ni ningún éxtasis místico, se trata sólo de un recorrido donde se reza en cada capilla y se homenajea a la vidente. A pesar de que pide mantenerse en el anonimato, una de las participantes en el acto, venida expresamente de Barcelona, ​​explica sus sensaciones una vez terminada la ruta: "Es impresionante. Estoy convencida de que todo es cierto. No sabíamos que también aquí, en Cataluña, se habían producido apariciones. quena al Señor". El familiar que le acompaña asegura que han ido también a Lourdes y Fátima, y ​​que el caso de Girona es equiparable. Cuando se les menciona el caso de El Palmar de Troya aseguran que se trata de "un montaje, de un fraude".

Los devotos no aceptan las objeciones que se pueden plantear desde la razón al fenómeno sobrenatural de las visiones: “Para mí, todos los ataques son una confirmación de su veracidad. Es la eterna lucha del mal contra el bien. esto es cierto".