Los padres de Adsel Sparrow estaban decididos a hacer que su nacimiento fuera muy especial, un día maravilloso e inolvidable. La noche antes del 11 de septiembre de 2001, mientras miraban Jeopardy, un concurso clásico de la televisión norteamericana, su madre rompió aguas y su padre corrió a buscar a la comadrona. Querían que su hija naciera en casa. El día siguiente por la mañana, poco después de que el primer avión se estrellara en las Torres Gemelas de Nueva York, empezaron a recibir llamadas de algunos amigos y familiares que les dijeron que no pusieran en marcha la televisión ni la radio y que se concentraran en el parto de la criatura. Tras un pequeño susto, Adsel nació sana. A pesar de que sabían que había pasado algo grave, sus padres evitaron leer o escuchar los medios hasta tres días después del ataque, cuando el padre salió a comprar en el pueblo y vio muchas banderas y mensajes patrióticos por todas partes.
Adsel llegó al mundo la tarde de aquel día fatídico para su país en St.Albans, una pequeña ciudad al norte de Vermont. Cuando era pequeña, en su cumpleaños, le molestaba e incluso disgustaba que los medios solo hablaran de lo que pasó aquel día y los miles de personas que perdieron la vida. “Quería que mi cumpleaños fuera un día especial y bonito, como el de todos los demás niños”, dice esta aspirante a maestra y apasionada de los libros por medio de videoconferencia desde el dormitorio de la residencia de estudiantes de su universidad, Castleton University. Y entonces explica cuándo entendió la magnitud de la tragedia.
“Un día, cuando tenía unos 10 años, estaba en la biblioteca y cogí un libro que hablaba del 11-S. Al ver las imágenes y leer sobre los ataques, me eché a llorar sollozando. Murió tanta gente… Fue un momento muy especial que cambió mi manera de ver mi cumpleaños”, recuerda Adsel. Todavía ahora tiene situaciones incómodas cuando dice el día que nació, a pesar de que lo vive de forma diferente. Con respeto, pero también sin dramatizarlo. “Nadie se olvida de mi cumpleaños y con algunos amigos hacemos humor negro”, dice sonriente.
Veinte años después de los atentados, se muestra entristecida por la coyuntura política y social de los Estados Unidos. “Es frustrante ver al país tan dividido. Y la pandemia del covid todavía ha empeorado más las cosas”, asegura. Se lamenta de que todas las opiniones sean “blanco o negro” y que “las áreas grises” casi no existan. “Algunas cosas, como el racismo, no pueden tener matices, pero me gustaría que todos nos escucháramos más los unos a los otros”.
Activista con optimismo
Las últimas elecciones presidenciales fueron las primeras en las que pudo votar. Durante las primarias, apoyó al senador de su estado, el demócrata Bernie Sanders -que finalmente perdió contra el ahora presidente Joe Biden-, y se movilizó para convencer a amigos y conciudadanos para que lo votaran. A pesar de que ahora ya puede votar, siente que la gente no escucha a su generación, la generación Z o centennials. “Hacemos muchas tonterías y nos pasamos todo el día mirando el móvil, haciendo vídeos en TikTok… Pero disfrutamos del momento. Estamos muy conectados, tenemos la información en la punta de los dedos y hacemos oír con fuerza nuestra voz y lo que pensamos”.
Adsel cree que los jóvenes de su generación son más optimistas que los millennials. “Ellos llegaron a la edad adulta durante la recesión (de 2008) y vivieron el 11-S. Tienden a tener una visión del futuro más deprimente que nosotros”, explica, y considera que los centennials tienen la esperanza de mejorar las cosas a pesar de la polarización política y la pandemia actuales.
Vivir en un país en guerra
Los jóvenes nacidos el 11 de Septiembre o el día siguiente han vivido siempre en un país en guerra. Primero fue la guerra de Afganistán y, dos años después, la de Irak. No entienden mucho el porqué de estas guerras y en la escuela han aprendido muy poco sobre ello. “Sabía que estábamos en guerra, pero no mucho más. Toda mi vida hemos estado en guerra en Oriente Medio. Creía que era algo normal”, dice Adsel, que confiesa que sabe muy poco sobre lo que está pasando ahora en Afganistán con la retirada de las tropas norteamericanas. Por eso, intenta leer más sobre el tema para tener una opinión más informada. “No tengo mucho tiempo, estos días estoy muy ocupada con el inicio del nuevo curso académico”.
Tanto para los centennials como para los millennials, la respuesta de su país a los ataques del 11 de Septiembre y la percepción de los fracasos de las guerras de Irak y Afganistán tienen un impacto muy importante en su opinión sobre cuestiones de política exterior. No desean que su país se retire de la comunidad global, a la QUE están muy conectados, pero se muestran escépticos sobre el liderazgo de los Estados Unidos en el mundo.