Los talibanes cuelgan en plazas de Herat los cadáveres de cuatro supuestos criminales
El macabro espectáculo se ha alargado durante horas y ha atraído a muchos mirones
Enviada especial a Herat (Afganistán)El espectáculo macabro se ha alargado durante horas y además ha tenido lugar en diferentes partes de la ciudad, así que era difícil no verlo aunque uno no quisiera. Los talibanes han demostrado este sábado en la ciudad de Herat, en el noroeste de Afganistán, que continúan siendo tan bestias como siempre: han colgado en grúas los cuerpos sin vida de cuatro hombres y los han mantenido expuestos durante horas en diferentes plazas públicas. Su objetivo, el mismo que hace veinte años: dar una lección a todo el mundo. Los ejecutados eran en teoría secuestradores que habían raptado a un cambiador de dinero y a su hijo. Centenares de hombres se han concentrado en los lugares donde los cuerpos estaban expuestos, y lo más chocante es que la mayoría se mostraban satisfechos de que los supuestos criminales hubieran sido ejecutados en una ciudad en que el secuestro de empresarios y los robos estaban a la orden del día.
Las ejecuciones, sin embargo, han cogido por sorpresa a todo el mundo. Sobre todo porque Herat es una ciudad donde apenas se ven talibanes por la calle y, si se pasean, lo hacen de forma bastante discreta. Nada que ver con Kabul, donde la bandera de los radicales ondea por todas partes y cada dos por tres te cruzas con una camioneta repleta de barbudos armados. No obstante, que los talibanes están aquí, en Herat, ha quedado demostrado y con creces este sábado.
Castigo a los secuestradores
Hacia las dos de la tarde ha empezado a correr la noticia en las redes sociales de que cuatro hombres habían sido ahorcados de forma pública en la ciudad. Y, lógicamente, en seguida se han concentrado un montón de mirones. En la plaza Mustufiat, que es una especie de rotonda con una fuente y un monumento en el centro, había aparcada una grúa con uno de los cuerpos colgado. Estaba completamente ensangrentado y con un gran cartel enganchado en el pecho que decía: “Todos los secuestradores tendrán este castigo”.
“Hemos hecho una operación a las diez de la mañana y hemos matado a un secuestrador y a los otros tres los hemos capturado”, han explicado un grupo de talibanes que estaban a pie de la grúa observando el siniestro espectáculo, para justificar que el cuerpo estuviera en esas lamentables condiciones. Es decir, han dado a entender que el ajusticiado ya estaba muerto cuando lo han colgado. También han asegurado que un talibán había resultado herido en la operación y que los ejecutados habían secuestrado a un cambista de dinero y a su hijo un día antes. En otras palabras, que se lo tenían merecido y que ellos lo único que habían hecho era limitarse a cumplir la ley islámica.
Una ley, que por los comentarios de la gente que se ha concentrado en el lugar donde estaba el cuerpo, ha sido muy bien recibida. Herat es la única ciudad de Afganistán, junto a Kabul, que cuenta con una zona industrial especialmente activa, donde se concentran decenas de empresas. Pero tener un negocio en la ciudad se había convertido en un quebradero de cabeza en los últimos años. Los robos y los raptos exprés de empresarios eran habituales, y los secuestradores exigían siempre cantidades astronómicas de dinero para el rescate.
“Me parece muy bien lo que han hecho los talibanes y lo tendrían que hacer más a menudo. Ya verá como así cambiarán las cosas”, vaticinaba Abdul Tawa, un empresario de la construcción de 34 años que, como tantos otros, ha acudido a ver el cuerpo del ajusticiado. De hecho, se han concentrado tantos mirones que se han formado atascos monumentales en cada una de las plazas donde había un ejecutado colgado. Muchos lo filmaban con sus móviles como si se tratara de una simple atracción y no el cuerpo de una persona humana. También han aparecido en el lugar vendedores ambulantes de botellines de agua porque, la escena podía ser muy macabra, pero no hay que desperdiciar ninguna ocasión para hacer negocio.
“Yo me he enterado a través de Facebook y he venido porque quería ver con mis propios ojos lo que los talibanes hacen con los criminales”, justificaba Ahmad Ahmadi, un comerciante de 27 años que también estaba totalmente de acuerdo con este tipo de medidas extremas. “Si el anterior gobierno hubiera hecho lo mismo, ahora no tendríamos tantos problemas”, apuntaba otro mirón, Qabir Ahmad, un militar retirado de 57 años. Y hasta un estudiante universitario de Informática, Abdul Ahad, de 23 años, también defendía esta clase de exhibiciones públicas: “Es una lección para todo el mundo”. Eso sí, aclaraba que él pasaba por ahí por casualidad, que no había ido expresamente.
Los cuerpos han estado colgados durante horas bajo el sol. En un momento dado una de las grúas se ha paseado por la ciudad con uno de ellos, mientras detrás la seguían decenas de hombres en motocicleta intentando filmar la escena. Porque todos eran hombres, no había ni una sola mujer en los lugares donde los cuerpos estaban expuestos. Aun así, era difícil no verlos. “Ay, no me hables. Lo he visto desde lejos y tengo el cuerpo revuelto”, comentaba Setara, una doctora que también pasaba por casualidad por la zona.
Pero es que antes de esta macabra exhibición pública, los heratíes ya coincidían en afirmar que la seguridad en la ciudad ha mejorado muchísimo desde que llegaron los talibanes. “Yo antes cerraba la tienda a las cinco de la tarde, y ahora no tengo inconveniente de tenerla abierta hasta la noche”, comentaba este sábado por la mañana Ali Ahmad, que tiene una imprenta en la calle Ghudom, donde se concentran un montón papelerías. Como él, otros comerciantes aseguran lo mismo. Y tras lo ocurrido este sábado, la seguridad aún puede mejorar más.