El alcalde de Londres fuerza la dimisión de la jefa de Scotland Yard en plena investigación del Partygate

Sadiq Khan pierde la confianza en Cressida Dick, jefa de una fuerza muy criticada por permitir una cultura tóxica

LondresCressida Dick, jefa de la policía metropolitana de Londres (Met), ha dimitido este jueves al atardecer como número 1 de Scotland Yard, menos de diez horas después de que, en una entrevista radiofónica con BBC London, dijera que no tenía "ninguna intención" de presentar la renuncia a pesar de la presión a la que estaba siendo sometida en los últimos días a raíz de diferentes escándalos que han acabado de impactar fuertemente en el prestigio de una fuerza ya bastante desprestigiada. La publicación la semana pasada de un informe muy perjudicial para la Met relativo al comportamiento misógino, racista, violento y corrupto de 14 oficiales de la comisaría de Charing Cross, en el centro de la capital británica, fue, posiblemente, la gota que colmó el vaso. Tanto es así que el alcalde de Londres, Sadiq Khan, dio un ultimátum a Dick para que revirtiera la situación y le presentara un plan efectivo y urgente con el que combatir lo que había calificado de "pérdida de la confianza" de la ciudadanía en la Met.

Khan ha asegurado este jueves al atardecer que no está "satisfecho con la respuesta de la comisionada", teniendo en cuenta que le había "dejado muy clara la envergadura del cambio necesario para reconstruir la confianza de los londinenses en la Met y para eliminar el racismo, el sexismo, la homofobia, el acoso, la discriminación y la misoginia que todavía hay" en el cuerpo.

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Por su parte, en un comunicado, Dick ha admitido que no tiene la confianza de Khan: "Después de haber contactado con el alcalde, es evidente que ya no tiene suficiente confianza en mi liderazgo para continuar. No me ha dejado otra alternativa que hacerme a un lado como comisaria jefa del servicio de la Policía Metropolitana".

Con cuarenta años de servicio en una fuerza policial que tiene 43.000 agentes, Dick se convirtió en 2017 en la primera mujer que la lideraba. Todavía tenía dos años de contrato por delante después de que se le renovara en septiembre pasado, si bien fue más por la falta de un candidato claro a la sucesión, y por el apoyo específico del primer ministro, Boris Johnson, que porque contase con el visto bueno del alcalde. Entre su historial está el hecho de haber sido la jefa del operativo que, a raíz de un error de identificación, acabó con la vida del ciudadano brasileño Jean Charles de Menezes, días después de los atentados yihadistas de julio de 2005 contra la red de transporte público de Londres. Los agentes de Scotland Yard creyeron que era un terrorista fugitivo que el día antes, el 21 de julio, había intentado hacer estallar más bombas en el metro como había pasado el día 7 del mismo mes, y acabaron con su vida. Era inocente.

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Errores de juicio en relación con la investigación del Partygate –las fiestas durante el confinamiento en Downing Street–, otros escándalos que están siendo investigados de nuevo tanto por la propia policía como por comisiones independientes y que auguran más revelaciones perjudiciales para el prestigio de Scotland Yard, y el secuestro, violación y asesinato de la ejecutiva de publicidad Sarah Everard, de 33 años, el año pasado a manos de un miembro del cuerpo –además de la manera con la que respondió a las protestas organizadas– habían dejado a Dick en una posición prácticamente insostenible. Solo la inercia la mantenía ya en el cargo.

La renuncia forzada de Cressida Dick llega en un momento políticamente explosivo porque la Met investiga a más de cincuenta personas presuntamente implicadas en el Partygate, entre otros al primer ministro, Boris Johnson, y su mujer, Carrie. Del resultado de la investigación puede depender el futuro del premier. De mutuo acuerdo con Khan, la hasta ahora número 1 de Scotland Yard se mantendrá en el cargo durante unas pocas semanas, mientras se escoja a la persona que la relevará. En las manos de Dick, pues, está la potestad de decidir si la investigación se alarga lo suficiente para que sea una patata caliente para su sucesor o bien si será su último acto como comisionada. Es sabido que Johnson no compartía el deseo de Khan de sustituir a Dick, y ahora podría caer en la tentación de intervenir en una designación que, formalmente, corresponde a la ministra del Interior y que, tácitamente, tiene que contar con el apoyo del alcalde.