La ciudad de Messi, foco de narcos y violencia en Argentina
Aumentan los homicidios vinculados al narcotráfico en Rosario, donde las bandas operan con impunidad
Rosario (Argentina)Hace meses que la prensa argentina alerta de forma incesante sobre la “violencia por el narco” que va en aumento en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. A 300 kilómetros de Buenos Aires, la ciudad de Messi se ha convertido en la más peligrosa del país: en lo que va de año, se contabilizan 165 homicidios en una población de 1,3 millones que incluye el área metropolitana (en la ciudad y conurbano de Buenos Aires la cifra no alcanza el centenar, y la población es de 14 millones). La mayoría de los crímenes de Rosario están vinculados a la venta de droga, pero no porque circule más que en otras ciudades: la particularidad de este punto del mapa es que los grupos que dominan el mercado de la cocaína operan de forma especialmente violenta.
Las bandas Los Monos y Los Garompa protagonizaron una sangrienta disputa territorial a finales de los años 90, que tras una treintena de muertos concluyó con la victoria de Los Monos, bajo las órdenes de su líder, Claudio Pájaro Cantero, asesinado en el 2013. “De origen, estas bandas son precarias: están compuestas por migrantes internos, personas pobres que empezaron robando caballos para recolectar residuos en la ciudad, pero se ha creado un relato como supermalvados. y tuvieran una estructura como la de Pablo Escobar”, explica al ARA Enrique Font, abogado y criminólogo. El experto apunta que es importante analizar no sólo el delito sino también el control del delito, de forma conjunta y no aislada: "La policía, el poder judicial, las prisiones, que están superpobladas… todo repercute en cómo se delinque en la calle" .
Según Font, que ha participado en numerosas investigaciones en torno a esta cuestión, la policía de Santa Fe ha permitido este tipo de delitos: “Nadie denunciaba, todo se arreglaba por fuera del Estado, en la lógica de las bandas. Los chicos del barrio nos decían que la policía no intervenía, algo que la policía nos reconoció”. Aparte, había corrupción –“los agentes cobraban en las bandas y repartían a ministros, senadores, fiscales”, o incluso trabajaban para ellas– y violencia: “La de Santa Fe es la policía más violenta del país, mucho desmoralizada, alocada y desatendida: hay que realizar una reforma urgente, pero los partidos no se ponen de acuerdo”. Según Font, pues, la violencia vinculada a la droga en Rosario se mantiene estable gracias a la connivencia entre el delito y el control del delito.
El día a día de los rosarinos
El centro de Rosario no revela que nos encontramos en una ciudad atravesada por la violencia: las calles son tranquilas, de día y de noche. Son comunes los hurtos de móviles y carteras, como tantas otras urbes. El corresponsal del diario La Nación Germán de los Santos explica que la criminalidad se concentra en determinados barrios populares: “En algunos no se puede entrar sin el permiso de las bandas –dice– y la policía sólo hace incursiones esporádicas, pero eso no sirve de nada”. Aparte del negocio de la droga, las bandas se ocupan de la gente del barrio: “Distribuyen alimentos, ofrecen préstamos… van desempeñando un rol que antes hacía el estado”. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el 33% de los rosarinos son pobres. "La inseguridad no se soluciona sólo con más policía", concluye el periodista.
Sin embargo, más mano dura es lo que pide la gente. La percepción de la ciudadanía es que la ciudad se ha vuelto peligrosa y hostil: hay menos vida nocturna, el turismo ha descendido y los comercios cierran más bien. “Necesitamos a alguien como Bukele, el presidente de El Salvador. Los narcos se han plantado y no se moverán fácilmente”, explica Osvaldo, un taxista al que intentaron robar la moto recientemente y que sufre por la seguridad de su hija. En las elecciones primarias provinciales, ha ganado el candidato de la derecha Maximiliano Pullaro, que presume de haber encarcelado a los líderes de las bandas cuando era ministro de Seguridad. "Cada vez hay más armas en manos civiles", advierte De los Santos, quien recuerda que estos niveles de violencia no son comunes en Argentina, pero que "se van naturalizando".
La droga de Europa pasa por Rosario
Mientras que la droga del mercado local llega por carretera, el puerto de Rosario se ha convertido en un punto estratégico en la ruta de la droga internacional. El río Paraná es la ruta comercial por donde los cárteles pasan la droga en barcos hacia Europa: la cocaína sale de Bolivia, Perú y Colombia y desciende por el segundo río más grande de América del Sur, que desemboca en el océano Atlántico. En los paros en Rosario "no hay violencia: son grandes negocios", apunta De Los Santos. “El año pasado se detectaron 3.000 kilos de cocaína que iban hacia Dubai, por el Mundial de fútbol”, pero la mayor parte de las veces, “las cargas se dejan pasar”, dice Font. Como en los barrios, también hay connivencia.