Terremoto

"Después de Fukushima, todo el mundo sabe qué significa el sonido de la alarma": así se ha vivido el terremoto en Japón

Pese a las evacuaciones masivas, los japoneses mantuvieron la calma en el primer 'tsunami distante' en 15 años

Barcelona"Cuando ha sonado la alarma de tsunami hemos reaccionado con seriedad de inmediato. Después de Fukushima, todo el mundo sabe qué significa este sonido. El barrio entero se ha vaciado en minutos: los turistas corrían hacia los hoteles y nosotros, los locales, hacia el centro comunitario", explica al ARA Hiroshi Sato, residente en Hakodate, una de las ciudades. "Desde el centro de evacuación, hemos estado siguiendo las noticias que nos llegaban por televisión o por los teléfonos móviles, hasta que nos han dicho que la alerta se rebajaba y pudimos volver a casa", relata Sato. En esta ciudad se han habilitado más de cincuenta refugios y más de 4.000 personas han sido evacuadas a partir del mediodía, aunque el movimiento sísmico ha pasado prácticamente desapercibido para los residentes locales.

En total, dos millones de personas y casi un millón de hogares de 219 municipios de 21 jefaturas de Japón han recibido órdenes de evacuación que han durado hasta las cinco de la tarde, hora local. Las autoridades instaban a la población a buscar refugio en pisos altos, edificios sólidos o alejados de la costa frente al riesgo de un tsunami distante, el primero con origen fuera de Japón en quince años. La jefatura de Wakayama registró el mayor número de evacuados, seguida de Hokkaido, Kanagawa y Fukushima, donde el tsunami de 2011 destruyó la central nuclear.

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La ciudad costera de Hakodate, en la jefatura de Hokkaido, es un destino turístico por las vistas del monte Hakodate, considerado uno de los mejores paisajes nocturnos del mundo. Esto ha obligado tanto a residentes como a turistas a buscar refugio en lugares seguros. "Estábamos caminando hacia el centro de la ciudad cuando de repente ha empezado a sonar muy fuerte el móvil con una alarma. En cuestión de minutos, nos han dirigido a un hotel cercano con otros turistas extranjeros que nos han dicho que había una alerta de tsunami –explica en el ARA Sophie Lambert–. Durante más de tres horas hemos estado confinados en el hotel hasta que nos han dicho que podíamos regresar a nuestro hotel –relata–. Lo que más sorprende es que nadie grita ni se altera e incluso los niños juegan tranquilamente”, dice esta turista belga.

Heridas abiertas

Por su parte, la operadora de la central de Fukushima ha detenido de urgencia el lanzamiento previsto de agua radioactiva tratada y ha evacuado a los 4.000 trabajadores, activando protocolos post-2011. Aunque no se han detectado daños en las instalaciones, según confirmaban tanto la empresa como el secretario jefe del gobierno, Hayashi Yoshimasa. Pero el episodio ha reabierto algunas heridas en la jefatura, donde el desastre nuclear del 2011 dejó 160.000 desplazados y 18.000 muertes por culpa de un tsunami.

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En Tokio, la alerta de tsunami también ha obligado a suspender la mayoría del servicio ferroviario en la zona metropolitana de la capital. Esta interrupción de los transportes públicos ha dejado a cientos de miles de personas atrapadas lejos de casa y ha generado situaciones de angustia e incertidumbre visibles en las redes sociales, donde no han dejado de sucederse peticiones de ayuda y testimonios de usuarios que no podían volver a casa.

"Los andenes y las vías de la estación de tren de Akabane, en Tokio, iban vaciándose a medida que los últimos trenes pasaban, pero las calles estaban colapsadas de coches y taxis que querían salir de la ciudad en dirección a Saitama", explica al ARA John. Otras personas se quejaban en X diciendo que debido a la interrupción de los buses y la ausencia de un plazo claro para la reactivación de los servicios, preveían tener que pasar la noche en un cibercafé o en otros lugares públicos.

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En varias jefaturas como Tokio, Kanagawa o Saitama los gobiernos locales han habilitado una red de salas de espera y puntos de apoyo a los ciudadanos que no pueden volver a casa. Estos espacios proporcionan servicios básicos como acceso a agua potable, aseos, camas y zonas de descanso, ya menudo se encuentran en establecimientos identificados con adhesivos especiales y señalización visible. Esta red de estaciones es fruto de las numerosas experiencias para hacer frente a desastres naturales ya una cultura que obliga a estar preparado para lo que pueda ocurrir.

Pese a la reducción de la alerta, este nuevo episodio ha vuelto a poner a prueba la capacidad de respuesta de un país que convive con la naturaleza como amenaza latente.