La inestabilidad en Seúl preocupa a Washington, que espera la llegada de Trump

Una leve grieta en la alianza entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur amenazaría el papel de Occidente en Asia-Pacífico frente a China

PekínEstados Unidos, la Unión Europea y otros países asiáticos como Japón o incluso Australia vivieron con alivio cuando el 3 de diciembre, a las pocas horas de entrar en una crisis política de consecuencias imprevisibles, los mismos coreanos la solucionaron. Porque en estos momentos, tanto en Occidente como especialmente en Washington, lo último que quisieran es que uno de sus socios más fiables en la región Asia-Pacífico entrara en un período de desestabilización.

Mapa d'aliances a l’Àsia
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El rápido levantamiento de la ley marcial proclamada inicialmente por el presidente Yoon Suk-yeol fue suficientemente celebrada en las cancillerías occidentales –además de las calles del país–, pero el episodio puede generar dudas sobre la solidez de Seúl. Y la falta de confianza también podría acabar torpedeando la nueva etapa de acercamiento entre Japón y Corea del Sur. Además, la crisis estalló en un período de transición política en Washington, que permanece en la espera de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero.

Estados Unidos es el principal socio internacional de Corea del Sur y su alianza se basa precisamente en los principios democráticos, si bien antes de la democratización del país, Seúl y Washington mantenían, también, unas relaciones muy estrechas. La división de la península de Corea es herencia de la historia de la Guerra Fría. Corea del Sur quedó bajo la influencia de Estados Unidos y Corea del Norte bajo la de la URSS.

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Oficialmente, las dos Coreas continúan en guerra porque en 1953 se puso fin al conflicto con la firma de un armisticio y no de un tratado de paz. Washington tiene desplegados a cerca de 30.000 soldados para defender a Corea del Sur de las amenazas del Norte en virtud de un tratado de defensa. China es muy consciente de que si el régimen de Pyongyang cae a favor de la reunificación, estos soldados estarían a las puertas de sus fronteras.

La crisis política es, objetivamente, una mala noticia para la administración de Estados Unidos, que tiene en Corea del Sur y Japón a sus principales valedores para contener la emergencia de China. Y los problemas políticos en Seúl han llegado en un momento en que Corea del Norte se ve valiente por su alianza con Rusia. Ambos países firmaron en verano un pacto militar de defensa mutua. El líder norcoreano, Kim Jong-un, además de proporcionar a Putin armamento, ha ampliado la colaboración enviando a 12.000 soldados a combatir con los rusos en la invasión de Ucrania.

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La decisión del presidente de proclamar la ley marcial fue justificada por "salvar al país de las fuerzas antiestatales" que intentaban destruir el orden constitucional y proteger al país de "las amenazas planteadas por las fuerzas comunistas de Corea del Norte" . Sin embargo, todo indica que el golpe de estado de Yoon estaba motivado por la intención de controlar el poder sin la tutela del Parlamento y no por supuestas amenazas exteriores. Las acusaciones de que la oposición simpatiza con el régimen de Pyongyang serían algo más que una cortina de humo.

Un presidente gran aliado de Joe Biden

Lo que no puede negarse es que desde la llegada a la presidencia, Yoon, líder del conservador Partido del Poder Popular, ha sido un gran aliado de Joe Biden. Yoon Suk-yeol ha reforzado el comercio con Estados Unidos y ha intentado reducir la dependencia de China. También defendió la mano dura contra Corea del Norte e incluso llegó a ofrecer armas a Kiiv después de que se confirmara el mencionado envío de tropas norcoreanas a Ucrania.

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Y, seguramente, el paso más importante ha sido estrechar relaciones con Japón, intentando superar los traumas de la última invasión japonesa, entre 1910 y 1945. Esta alianza tripartita Seúl-Tokio-Washington fortalece la presencia de Estados Unidos en este de Asia y desagrada a Pekín, que prefiere explotar las fricciones entre los vecinos.

El principal partido de la oposición, el Partido Democrático, que puede definirse como de centroizquierda, es menos generoso con los deseos de Washington porque defiende un papel propio de Corea entre Estados Unidos y China. Aboga por mejorar los lazos comerciales con Pekín, no tensar las relaciones con Pyongyang y se niega a olvidar los agravios japoneses exigiendo compensaciones por los crímenes de guerra.

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Aunque la crisis ya parece superada, al menos de momento, y mientras no llega la decisión del Tribunal Constitucional sobre si validar o no elimpeachment del presidente Yoon –aprobado el pasado fin de semana–, China, Rusia y Corea del Norte han asistido, frotándose las manos, a la desestabilización de un socio preferente de Estados Unidos en la región de Asia-Pacífico. Habrá que ver si Pyongyang aprovecha, como viene siendo costumbre, los momentos de crisis para presionar con nuevas pruebas de misiles u otra clase de armamento. Pocos días antes de las elecciones estadounidenses ya lanzó uno nuevo, en aquella ocasión un misil balístico intercontinental.