Australia

Australia pide disculpas a las víctimas de violencia sexual en el Parlamento

Un informe revela que la mitad del personal de la cámara ha sufrido abusos y agresiones

Cristina Domingo Dorado
y Cristina Domingo Dorado

El primer ministro de Australia, Scott Morrison, ha pedido disculpas a las políticas y funcionarias del Parlamento del país que han sido víctimas de acoso, abusos sexuales y violaciones, después de que una investigación sobre la cultura laboral en la sede del legislativo haya desvelado que la mitad del personal de la institución ha sufrido algún tipo de agresión de estas características.

"Hemos intentado silenciar las quejas válidas y justas de personas porque reinaba el miedo a las consecuencias electorales. Lo siento. Lo sentimos", ha dicho este martes el primer ministro en un discurso en el Parlamento de Canberra. El laborista Anthony Albanese, líder de la oposición, también se ha sumado a las disculpas en la misma sesión, donde el presidente de la cámara ha leído una declaración en nombre de todos los parlamentarios. Este reconocimiento formal marca el inicio de un año electoral complicado para Morrison, que buscará la reelección en los comicios de mayo.

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El detonante de esta investigación sobre abusos sexuales entre la clase política australiana fue la denuncia de Brittany Higgins, una antigua colaboradora del Partido Liberal –el del primer ministro– que hizo público que en 2019 fue violada por un compañero de trabajo en una oficina del Parlamento. Higgins, que en ese momento tenía 26 años, informó de los hechos a su jefa, Lynda Reynolds, en ese momento ministra de Defensa. Reynolds no solo rechazó elevar el caso a la policía sino que presionó a Higgins para que tampoco lo hiciera.

La denuncia de Higgins, que criticó cómo el partido había abordado la cuestión, motivó a tres mujeres más a revelar que también habían sido víctimas de asaltos y tocamientos inapropiados por parte del mismo hombre, que el próximo mes de junio será juzgado por los presuntos delitos cometidos.

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Más mujeres siguieron los pasos de Higgins y las tres compañeras, y el movimiento de rechazo saltó a las calles en forma de manifestaciones de apoyo a las víctimas y de protesta contra la violencia machista en general, la endémica marginación social de la mujer en el país, y, en especial, la cultura del acoso sexual por parte de la clase política de Canberra.

En un intento de rebajar la presión en su partido, Morrison remodeló el ejecutivo el marzo del año pasado: resituó a los principales acusados en cargos con menos peso dentro del gobierno y recolocó a cinco de sus ministras en carteras clave, como Interior o Justicia.

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Abusos de poder sistemáticos

Después de las denuncias, el ejecutivo anunció una investigación independiente, liderada por la comisionada de Discriminación Sexual, Kate Jenkins. El informe, presentado el noviembre pasado, reveló la existencia de una cultura laboral tóxica en el Parlamento, dominada por hombres, así como sistemáticos abusos de poder, explotación, acoso y agresiones, entre ellas sexuales, principalmente contra las mujeres.

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Este perdón institucional es una de las recomendaciones que se derivan del informe de Jenkins. A lo largo de los últimos años, Morrison ha recibido muchas críticas por la respuesta de su gobierno a esta crisis, y generó mucha indignación que anunciara la puesta en marcha de la investigación después de haber hablado con su mujer, quien, según él, lo había ayudado a "poner en claro" su punto de vista al comparar a Higgins con sus propias hijas.