Australia remodela el gobierno para hacer frente al escándalo de acoso sexual que afecta a la clase política

La violencia estructural contra las mujeres ha puesto contra las cuerdas al primer ministro, Scott Morrison

ARA
y ARA

BarcelonaDos semanas después de que miles de mujeres salieran en más de cuarenta ciudades de Australia a protestar contra la violencia machista en general, la endémica marginación social de la mujer en el país y, en especial, la cultura del acoso sexual por parte de la clase política de Canberra, el primer ministro australiano ha hecho este lunes una remodelación de su ejecutivo. Los dos cargos en el epicentro de las alegaciones más graves han perdido peso en el ejecutivo, a pesar de que continúan formando parte de él. Presionado por los acontecimientos, el primer ministro, Scott Morrisson, intenta así parar un escándalo que tiene al Partido Liberal en el ojo del huracán.

Ha habido más. El mandatario ha resituado a cinco de sus ministras en carteras clave, incluidas las de Interior y Justicia. En una conferencia de prensa en la capital política, Canberra, ha presumido de tener el gobierno con más mujeres que ha habido nunca en la política australiana. Son, sin embargo, solo 7 de 23 miembros, un tercio. Por lo tanto, la remodelación está lejos de silenciar la crítica, que la considera mínima.

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Presión para no denunciar

La crisis se inició en febrero, después de que Brittany Higgins, una antigua ayudante y colaboradora del Partido Liberal, denunciara públicamente que había sido violada en 2019 por un colega masculino en una oficina ministerial. Higgins, que entonces tenía 26 años, informó a su jefa de entonces, Lynda Reynolds, la ministra de Defensa, que no solo no elevó la denuncia a la policía, ni actuó en consonancia con la presunta gravedad de los hechos, sino que presionó a Higgins para que ella misma no presentara ninguna. Reynolds ha sido desplazada del cargo que ocupaba.

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También lo ha sido Christian Porter, hasta ahora fiscal general y que ahora será el ministro de Ciencia y Tecnología. El primer ministro Morrison recibió la última semana de febrero una carta en la que se denunciaba Porter como presunto violador de una mujer que se suicidó el año pasado. La policía cerró el caso por falta de pruebas. Los hechos habrían tenido lugar cuando el acusado tenía 17 años, mucho antes de dedicarse en el mundo de la política y de entrar en la carrera judicial. Porter siempre ha defendido su inocencia.

Mientras tanto, siguen surgiendo casos, y con cargos del gobierno como protagonistas. La semana pasada el diputado del Partido Liberal Andrew Laming dimitió después de pedir perdón por asediar a dos mujeres a través de internet. En otro ejemplo, un asesor gubernamental fue despedido después de que aparecieran imágenes suyas realizando actos sexuales encima de la mesa de una diputada.