Biden tensa la cuerda y anuncia nuevas sanciones contra Rusia
Washington responde a los ciberataques y a la interferencia electoral de Moscú
WashingtonEl martes le puso sobre aviso y le invitó a reunirse en un tercer país, el jueves hizo públicas las sanciones. 48 horas después de la conversación telefónica entre Joe Biden y Vladimir Putin, que el primero describió anoche como “sincera y respetuosa”, Estados Unidos anunció ayer una nueva ronda de sanciones contra Moscú, las segundas de la nueva administración, tras las emitidas en respuesta al envenamiento y la detención del opositor Alexey Navalni, y las primeras como reacción a los supuestos esfuerzos rusos por interferir en las elecciones de 2020 y por estar detrás, según Washington, del hackeo de la empresa SolarWinds. Igualmente se cita la sospecha de que Moscú pagó recompensas por ataques contra tropas estadounidenses en Afganistán.
El ciberataque contra SolarWinds, descubierto a finales de 2020 por una empresa privada de ciberseguridad después de pasar inadvertido durante meses, habría permitido al Kremlin acceder a la red informática de diversas agencias del gobierno, incluido el Pentágono, y empresas norteamericanas, se sospecha que con fines de espionaje. De esta forma, la Casa Blanca de Biden oficializa su acusación contra Putin de estar detrás de uno de los mayores ataques cibernéticos de los que hay conocimiento y del que Washington responsabiliza en concreto al Servicio de Inteligencia Exterior ruso. Altos cargos de la administración Biden apuntaron que podrían tomar acciones no anunciadas, lo que sugiere algún tipo de ataque cibernético.
Joe Biden hizo públicas las sanciones mediante una orden ejecutiva por la que el Gobierno federal prohíbe que las instituciones financieras estadounidenses puedan comprar deuda pública rusa a partir del próximo 14 de junio. Esta decisión podría dificultar a Moscú la financiación de su deuda en el mercado internacional, aunque las sanciones no penalizan a terceros países ni entidades fuera de Estados Unidos, por lo que podría tener un efecto limitado para la economía rusa.
Diplomáticos expulsados
La orden recoge también sanciones contra 32 individuos y entidades rusas a los que acusa de estar detrás de campañas de desinformación antes de las elecciones de 2020 con las que, según la Inteligencia estadounidense, Moscú buscaba favorecer la reelección de Donald Trump. En general, las propiedades de las que puedan disponer en Estados Unidos quedarían congeladas y se prohíbe a ciudadanos norteamericanos cualquier tipo de transacción económica con los afectados. Finalmente, Joe Biden ordenó la expulsión de diez diplomáticos de la embajada rusa en Washington, identificados como operativos de Inteligencia.
No es la primera vez que Estados Unidos expulsa diplomáticos rusos en los últimos años. En diciembre de 2016, la administración Obama expulsó a 35 operativos de la Inteligencia moscovita por los supuestos intentos de interferir en las elecciones que llevaron a Donald Trump a la presidencia. La propia administración Trump ordenó en 2018 la expulsión de 60 funcionarios rusos como respuesta al envenenamiento en Inglaterra del espía ruso Sergei Skripal.
En una nota emitida por la Casa Blanca, el presidente Joe Biden describe las supuestas acciones de Moscú de “amenaza extraordinaria a la seguridad nacional, a la política exterior y a la economía de los Estados Unidos”. Entre las acciones de las que Biden acusa a Rusia se encuentra la violación del “respeto a la integridad territorial de los estados”, una referencia, sin citar, a la ocupación de la península de Crimea y al conflicto en el este de Ucrania, exacerbado en las últimas semanas por el extraordinario despliegue militar ruso en la región. De hecho, junto a sus socios europeos, Australia y Reino Unido, Estados Unidos emitió también sanciones contra ocho individuos y firmas asociadas con la ocupación rusa de Crimea.
Más tarde, en un mensaje desde la Casa Blanca, Biden aseguró anoche que durante su conversación telefónica del martes con Putin le advirtió a su homólogo de que las sanciones podrían haber ido “más allá”, pero que había elegido “ser proporcionado” dado que Estados Unidos, aseguró, “no busca escalar” las tensiones con Rusia. “Queremos una relación estable y predecible”, añadió, antes de apuntar que buscará formas de colaborar cuando haya cuestiones de interés común. Para ello insistió en la necesidad de reunirse en persona. Sería, según anticipó, “este verano en Europa”. Las conversaciones para hacerlo posible ya están en marcha, explicó el mandatario estadounidense.
Moscú responde
La primera reacción de Moscú llegó a través de Maria Zakharova, portavoz del Ministerio de Exteriores, que anunció como “inevitable” una respuesta rusa a las sanciones. “Deberían saber en Washington que la degradación de las relaciones bilaterales tendrá un coste”, explicó Zakharova, para quien toda la responsabilidad recae sobre Estados Unidos. Apuntó que John Sullivan, el embajador estadounidense en Moscú, había sido convovado a una reunión con funcionarios del Kremlin.
Para el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, las sanciones anunciadas son “proporcionadas y calculadas”. Sullivan quiso subrayar que el objetivo no es escalar las tensiones entre ambos países y aclaró que Joe Biden confía en que Rusia y Estados Unidos pueden tener “unas relaciones estables y predecibles” y cree que hay intereses comunes en los que “podemos trabajar juntos”. Sullivan insistió en la necesidad de organizar una reunión entre ambos mandatarios.