Asia

China tiene un problema grande con la natalidad (y Xi Jinping no sabe solucionarlo)

En 2023, el país ha perdido a más de dos millones de personas y el número de nacimientos se ha reducido hasta niveles preocupantes

PekínChina pierde población y ve más cerca la amenaza del envejecimiento. Por segundo año consecutivo, el balance demográfico trae malas noticias para el gigante asiático: en 2023, el país ha perdido a más de dos millones de personas y la cifra de nacimientos se ha reducido hasta 9,02 millones.

El gobierno de Xi Jinping deberá estudiar más a fondo cómo estimular la natalidad porque, de momento, sus políticas impulsadas para revertir esta tendencia no han convencido a la población, especialmente a las mujeres.

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Xiaoyan, de 27 años, asegura taxativamente que no quiere tener hijos. Para ella significaría perder la libertad y dedicar todo el tiempo a la crianza, seguramente bajo la supervisión de la suegra. Reitera que no le vale la pena. En cambio, su amiga, que se llama Helen y tiene 28 años, ya tiene planificado que sólo quiere tener un “único hijo”: lo tendrá antes de los 35, con su novio actual, dentro de unos años. No se plantean tener la parejita porque el esfuerzo económico y personal que supone criar a un niño es demasiado grande para hacerlo dos veces.

Ambas son un ejemplo de cómo las jóvenes chinas encaran la maternidad.

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China es, junto a Corea del Sur, uno de los países asiáticos donde resulta más caro criar a un hijo. A las dificultades económicas hay que añadir una cultura patriarcal que hace recaer los cuidados de su hijo en la madre. La mayoría de mujeres reducen la jornada laboral o directamente dejan de trabajar unos años cuando tienen una criatura. Pero en momentos de crisis como la actual, la dificultad para reincorporarse al trabajo desincentivo de la maternidad. Otro obstáculo es la competitividad del sistema educativo, que obliga a un sobreesfuerzo de toda la familia en forma de tiempo y dinero que se invierten en clases particulares.

Hasta ahora el gobierno ha reformado la legislación laboral para aumentar los períodos de baja maternal, se ha comprometido a crear guarderías públicas –ahora la mayoría son privadas–, y ha prometido incentivos fiscales y subsidios para la compra de vivienda. En algunas provincias se ha ido más allá: se ha permitido inscribir a los hijos de madres solteras con los mismos derechos que los de los matrimonios; las mujeres solteras pueden congelar óvulos y se ha prometido el permiso de residencia a los hijos de inmigrantes de otras regiones de China.

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Feminismo y Xi Jinping

Pero el resultado que se constata es que son medidas insuficientes. El gran problema de las medidas de Xi Jinping es que no piensan en las necesidades de las mujeres y tampoco suponen ningún avance hacia la igualdad de género. Más bien lo contrario.

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Xi ha estado muy claro con la idea de recuperar las tradiciones confucianas. Por primera vez desde la Revolución, el presidente ha invitado a las mujeres a volver al papel de cuidadoras del hogar. En 2023 incluso aseguró que el desarrollo nacional dependía de la necesidad de desplegar “activamente una nueva cultura del matrimonio y la maternidad”.

El envejecimiento de la población es una bomba demográfica para la segunda economía del mundo. La gran masa de trabajadores jóvenes fue precisamente la base de su desarrollo económico y la clave para que consiguiera convertirse en la fábrica global. Pero esa población se ha envejecido. Actualmente, el número de personas mayores de 60 años ya roza los 300 millones, cerca de 21,1% de la población. Se calcula que en 2035 la población mayor de 60 años superará los 400 millones. Actualmente, China tiene 1.409 millones de habitantes.

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Otro problema del que advierten investigadores de la Academia de Ciencias de China es que en esa misma fecha no habrá pensiones para todos. Pekín se propone recurrir a la robótica para paliar la falta de trabajadores en las fábricas y ayudar en el cuidado de las personas mayores. El cóvid, que se extendió ampliamente por todo el país a principios del 2023 tras el levantamiento de las restricciones, provocó un aumento de defunciones del 6,6%: 11,1 millones de personas. No se registraba un número tan alto de muertes desde 1974, en tiempos de la Revolución Cultural.

Las muertes, junto con la baja natalidad –se registran 6,39 nacimientos por cada 1.000 personas–, han provocado que la población se reducido en 2,08 millones de habitantes. De hecho, el descenso significa un pequeño porcentaje, el 0,15% del total, pero marca una tendencia clara: es el segundo año consecutivo que China pierde habitantes, algo que si lo ponemos en relación con cifras históricas no ocurría desde 1961, durante la gran hambruna provocada por el Gran Salto Adelante, en la época de Mao.