Migraciones

Migrantes de cuello blanco abandonan China por rutas nuevas y peligrosas

Muchos ciudadanos ya no confían en el futuro que ofrece el régimen de Xi y quieren abandonar el país y no volver nunca más

PekínSon inmigrantes de cuello blanco que buscan rutas para salir de China y llegar a Estados Unidos o Europa. Al contrario que muchos de sus compatriotas, que se han ido siguiendo los pasos de familiares o conocidos para ir a trabajar a los negocios de otros chinos, ahora ha surgido una nueva clase de emigrantes que básicamente buscan una vida nueva y que no quieren volver.

La pandemia sirvió de catalizador para muchas personas que creen que no es posible un futuro en China de Xi Jinping. Los estrictos confinamientos pusieron de manifiesto la facilidad del gobierno para controlar los movimientos de la población e interferir en su vida privada. El recorte de libertades, unida a la ralentización de la economía, impulsa a muchos chinos a buscar una vida fuera del país que ofrezca más posibilidades.

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Los más afortunados optan por soluciones que pasan por visados ​​de estudiantes o por invertir en otros países para establecerse. En España, la mayoría de los beneficiarios del visado de oro (para quienes inviertan 500.000 euros, normalmente en la compra de una vivienda) son chinos. Pero el gobierno de Pedro Sánchez, ha anunciado su eliminación.

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En cualquier caso, los que tienen menos recursos se arriesgan a largas rutas para conseguir entrar en Estados Unidos, la Unión Europea o Canadá. Pero, sin embargo, no son emigrantes pobres en busca de trabajo, son clase media baja, pero que tienen dinero suficiente para pagarse un viaje caro.

Runxue es el término que se ha popularizado para hablar de este nuevo fenómeno en China, que puede definirse como el deseo de salir del país. Es un término que las autoridades han censurado ya en las redes sociales. Sin embargo, es posible encontrar información y auténticos tutoriales sobre las rutas para llegar al destino deseado.

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La frontera México - Estados Unidos

Cada vez más chinos se atreven a arriesgarse a entrar en Estados Unidos por la frontera mexicana siguiendo la misma vía que los migrantes latinoamericanos. Desde 2023, Estados Unidos ha detectado más de 55.000, que atravesaron ilegalmente la frontera de México; una cifra que multiplica por 14 los 3.813 de 2022. Es un largo viaje, ya que primero deben encontrar un vuelo que los lleve a América Latina. La ruta más habitual hasta hace poco era Ecuador, que permitía a los ciudadanos chinos entrar sin visado. El alud de llegadas ha hecho que el gobierno ecuatoriano haya suspendido la excepción. Otra opción es volar en visado a Nicaragua, El Salvador, Panamá o incluso a México, donde el gigante asiático tiene importantes parques industriales.

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La ruta está llena de escaleras y los migrantes se enfrentan al peligro de cruzar la selva panameña siguiendo el corredor del Darién, que conecta Centroamérica con Sudamérica. Incluso existe un nombre en chino para este viaje: Zouxian, andar por la línea.

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El aumento de migrantes chinos demuestra que hay rutas organizadas específicas para ellos con contrabandistas que les acompañan hasta la frontera. El precio del viaje entero, desde China, puede llegar a costar 60.000 dólares.

La opción ilegal también se debe a que Estados Unidos ha restringido drásticamente los visados ​​para ciudadanos chinos debido a las tensiones con Pekín. En 2016 Washington otorgó más de 2,2 millones de visados ​​temporales, mientras que en 2022 la cifra sólo alcanzó los 160.000. Por el contrario, la ventaja es que la política de asilo se mantiene. Según las estadísticas, en 2023 más del 50% de las solicitudes fueron aprobadas. La mayoría de los chinos alegan motivos de acoso político o religioso para pedir asilo. El pasado año la agencia de los refugiados de la ONU contabilizó más de 137.000 solicitudes de asilo de ciudadanos chinos en todo el mundo.

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Aunque menos concurrida, la ruta de los Balcanes también es otra de las opciones para emigrar y conseguir entrar en la Unión Europea. El primer destino es Bosnia y Herzegovina o Serbia, países que no piden visado a los chinos. Desde este punto pueden intentar entrar en Croacia o Rumanía para estar ya en la UE. Bielorrusia también puede ser una opción y, desde allí, el salto se da a Polonia.

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Una investigación de diario The Guardian ha documentado la presencia de chinos en los campamentos de inmigrantes en la frontera de Bosnia con Croacia. También aumenta el número de solicitantes de asilo una vez se logra entrar en la UE. Por ejemplo, en Alemania se han registrado 569 peticiones en los primeros ocho meses del año, más del doble que en el 2022.

Buscando un plan B

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Tailandia y Japón son los destinos cercanos más apreciados por los chinos. Yue, de 38 años, casado y con un hijo, se lo está pensando. Sus padres tienen dos pisos en Pekín y está pensando en la posibilidad de venderlos para poder comprar dos apartamentos en Japón, uno para vivir y otro para alquilarlo a turistas chinos como complemento al sueldo de una posible trabajo de informático. Cree que estarían más seguros y que su hijo tendría acceso a una mejor educación y con menos presión que en China.

Otro caso es el del Yi, que volvió de estudiar en Europa antes de la pandemia y tiene claro que quiere irse. Su familia puede mantenerlo. De momento busca un visado para entrar en Estados Unidos. Lo ha pedido en dos ocasiones sin éxito. Alega motivos médicos, ya que en ambas ocasiones pidió visita a la Clínica Mayo para que le dieran una segunda opinión sobre un problema de salud que tiene. Tras el fracaso, asegura que ahora lo intentará en Canadá.

En las redes sociales también abundan el número de mujeres mayores de 32 años que buscan información para estudiar un máster en el extranjero. Es un primer paso para salir del país y buscar trabajo, asfixiadas por las pocas perspectivas laborales y la presión de la maternidad.