Continuidad con cambio de relato para la defensa española
La nueva estrategia de seguridad nacional española se adapta a los tiempos que corren, y adopta un lenguaje nuevo que al sargento Arensivia le sonaría a chino: resiliencia, fake news, big data, ramsonware, cibercrímenes, crisis climática, polarización e incluso igualdad de género. Lo que es nuevo ocupa la mayor parte de la narración, pero más allá de una serie de planes, estrategias y la creación de agencias, quedan en esto, retos necesarios con los que los militares no tienen mucha cosa a hacer.
Aparte de esto, más de lo mismo de siempre, aunque ciertamente con más honestidad. El gobierno opta por una Europa en creciente militarización que vaya de bracete de la OTAN, apuesta por mantener las operaciones militares al exterior donde haga falta, con quien haga falta y para lo que haga falta. Dicen por primera vez sin tapujos que los militares están para proteger intereses, abandonando el falaz relato de que su misión era hacer ayuda humanitaria, promover la paz y los derechos humanos como una ONG más. No sorprende que lo único que queda bien ligado sea que habrá un marco presupuestario suficiente y estable para mantener unas adecuadas capacidades militares para proteger la soberanía nacional y apoyar al sector industrial de defensa.