Los datos actuales no sustentan la paralización de la vacunación con AstraZeneca

Boris Johnson sale en defensa del producto desarrollado en Oxford y asegura que él mismo se lo pondrá "muy pronto"

LondresLos datos con los que trabajan la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios británica (MHRA) sugieren que en realidad los casos de trombos que han alertado a Europa y que han paralizado la campaña de vacunación con AstraZeneca/Oxford en al menos 17 países de la Unión y otros extracomunitarios, hasta convertir el proceso de inmunización en un verdadero caos, son menos de los que se podría esperar sin la vacuna.

Entre el Reino Unido y la UE, aproximadamente 17 millones de personas han recibido el producto de Oxford, y se han contabilizado 37 episodios, algunos fatales, de acuerdo también con la información facilitada por la farmacéutica en su página web. Además de estos, hoy por la mañana España ha informado de que investiga la muerte por ictus de una mujer de 43 años en Marbella que había recibido la vacuna de AstraZeneca a principios de mes y que también analiza otro caso de trombosis venosa abdominal.

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La EMA, a través de su directora, Emer Cooke, ya volvió a asegurar ayer desde Amsterdam, donde tiene la sede, que "cuando vacunas a millones de personas es inevitable que haya incidentes. El rol de la EMA es evaluarlos para ver si realmente son efectos secundarios o coincidencias". Es decir, los controles funcionan. Y tanto el presidente francés, Emmanuel Macron, como el primer ministro italiano, Mario Draghi, también afirmaron horas después que esperan "reiniciar rápidamente la administración de la vacuna de AstraZeneca", tan pronto como el regulador de la UE dé todavía más garantías de seguridad y desvincule los problemas mencionados de su administración, cosa que puede hacer en el anuncio que tiene previsto para mañana, jueves.

¿Hay, pues, razones científicas para parar la vacunación o sencillamente se ha corrido demasiado, en especial desde que Alemania decidió el lunes parar la campaña con la vacuna del equipo de Oxford?

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El director de la Agencia Italiana de la Seguridad en los Medicamentos (AIFA), Nicola Magrini, aseguraba este martes en una entrevista con el diario La Repubblica que la decisión de Alemania, Francia e Italia de suspender AstraZeneca después de las primeras informaciones sobre posibles trombos fue "política". "Llegamos al punto de una suspensión porque varios países europeos, incluyendo Alemania y Francia, prefirieron interrumpir las vacunas, dejarlas en suspenso para hacer controles. La elección es política". En Italia ha habido, según Magrini, ocho muertos y cuatro casos de efectos secundarios graves después de que se hubieran administrado las vacunas.

Pero en la misma entrevista añadía que la relación beneficio-riesgo de la vacuna es "ampliamente positiva", básicamente lo mismo que ha dicho la EMA en las pasadas horas.

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La versión que da el doctor Magrini hace pensar más en un movimiento de fichas de dominó, motivado por la prudencia, o incluso por un exceso de prudencia, que en una planificación dirigida desde la Comisión Europea para perjudicar la imagen de AstraZeneca, como lección o revancha por los problemas de entrega que ha tenido y está teniendo con la UE. En este sentido, horas después de que Alemania, Francia e Italia se añadieran al veto que ya hacían otros países europeos, España también se sumaba a ellos el lunes.

Y a pesar de que no hay datos que corroboren la relación entre los problemas vasculares y la vacuna, y que todo indica que AstraZeneca es segura, no deja de ser significativo que la Food and Drug Administration, el regulador de los Estados Unidos, todavía no haya dado luz verde al producto de la farmacéutica anglosueca, y que esta aprobación todavía se retrase meses en relación con la aprobación del regulador británico y europeo.

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Respuesta británica

Desde el Reino Unido, el país europeo que primero usó AstraZeneca, y donde se ha desarrollado la vacuna, las decisiones de los gobiernos europeos, y otros, pero especialmente los europeos, se han tomado con sorpresa y también casi como una ofensa científica y política. Dos ministros, el de Negocios y el de Sanidad, han salido hoy a defender la vacuna. Y el propio premier, Boris Johnson, en la sesión de control del Parlamento, ha asegurado este mediodía que "muy pronto" le tocará el turno a él para inmunizarse y que "sin duda" lo hará con la vacuna de Oxford.

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Los científicos se han sumado a él. Este miércoles el ex director de la MHRA Kent Woods aseguraba en el programa BBC Breakfast: "No tenemos que olvidar que en la Unión Europea las últimas cifras muestran que se producen alrededor de 2.000 muertos al día por covid. Se trata de una pandemia muy grave. Y creo que una interrupción de la vacunación de sus poblaciones es un hecho muy lamentable. Y teniendo en cuenta que ha habido dificultades con el suministro en algunas partes de Europa, dado que ha habido esta nueva confusión con la suspensión del programa de vacunas, no está haciendo nada para la salud de la población. Y aunque es tentador decir que los reguladores de estos países están siendo seguros, creo que hacen el contrario. Creo que en realidad aumentan el riesgo para la población ante una pandemia muy importante".

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Por su parte, el profesor Jeremy Brown, miembro del Comité Mixto de Vacunación e Inmunización, ha asegurado en el programa Today, de BBC Radio 4, que la suspensión en 17 países de la UE "no es sensata", "ni lógica".

Además, ha argumentado un hecho incontrovertible. Toda la polémica generada hará aumentar la suspicacia de la población general ante la posible reanudación de la campaña con la vacuna de AstraZeneca y, de paso, en el Reino Unido. Se libra también, pues, una batalla de propaganda.

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"Existe la preocupación por que lo que pasa en Europa pueda hacer que la gente del Reino Unido tenga menos confianza en la vacuna AstraZeneca, de manera innecesaria, porque es perfectamente segura". La vacuna se ha administrado a alrededor de 11 millones de personas en el Reino Unido "y no se han registrado efectos secundarios graves", ha añadido. "Es difícil entender por qué tantos países han decidido dejar de utilizar la vacuna".

Las palabras de Brown no son gratuitas. Una encuesta de YouGov hecha entre el 23 de febrero y el 2 de marzo en cinco países –el Reino Unido, Italia, España, Alemania y Francia– mostraba que mientras que en el primero (Reino Unido) la confianza en la inyección de Oxford/AstraZeneca es máxima (95%), la creencia de que es insegura aumenta hasta el 44% (Francia) y 40% (Alemania). En Italia, el 16% la consideran insegura y en España el 25%. Estas cifras probablemente deben de haber crecido después de las últimas informaciones.

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En este sentido, en Alemania, uno de los países con un índice de antivacunas más elevado, una encuesta rápida de Forsa hecha público hoy para las cadenas RTL y NTV muestra que el 54% de los sondeados creen que la suspensión de la vacunación con AstraZeneca es correcta.