El deseo de los jóvenes africanos: hablar chino y tener una moto fabricada en Pekín
China les ofrece oportunidades laborales y productos que se ajustan a su poder adquisitivo
Bobo-Dioulasso (Burkina Faso)En la academia de inglés de Marie-Thérèse en Uagadugú, la capital de Burkina Faso, buscan profesor de chino. “Sólo con el inglés ya no vas a ninguna parte y el francés ya no nos sirve”, explica esta joven africana emprendedora. En Bobo-Dioulasso, en el oeste del país, se está construyendo el que será el mayor hospital de la región. En la puerta de entrada hay un letrero que dice: "Ayuda de China para un futuro compartido". Los aproximadamente seiscientos obreros africanos que trabajan en ella no hablan chino, y los chinos que dirigen el proyecto no saben ni una palabra de francés ni de las lenguas locales. “Por decirnos hola nos decimoslabo-labo. Si un trabajo está bien hecho, nos dicenaguda, y para temas más complicados recurren a un traductor de chino”, explica uno de los obreros, que cobra 2.500 francos al día (unos 3,80 euros). El salario no es nada del otro mundo, pero al menos es un trabajo. Marie-Thérèse no va desencaminada: el chino ayuda a encontrar trabajo.
Pekín tiene cada vez más fuerza comercial en África. La inversión anual de China en el continente ha pasado de los 75 millones de dólares en 2003 a 5.500 millones de dólares en 2021. En cambio, Estados Unidos ha reducido su inversión de los 10.000 millones en 2009 a sólo 1.500 millones de dólares en 2021, según datos de la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos.
Más inversión a cambio de recursos naturales
En 2021 el país que más dinero recibió de China fue la República Democrática del Congo, en África Central, de donde Pekín extrae el cobalto, un mineral necesario para la fabricación de móviles ycoches eléctricos. Cabe destacar que en China se venden más del 60% de los coches completamente eléctricos de todo el mundo y que su principal exportación es la de productos tecnológicos. En segundo lugar, invirtió en Zambia, situado en el África Austral, con un total de 582 millones de dólares, un país con grandes reservas de cobre. La organizaciónHuman Right Watch ha denunciado en un informela empresa china China Non-Ferrous Metals Mining Corporation por sus condiciones laborales abusivas en ese país. Y, en tercer lugar, China invierte en Guinea, que es el tercer productor mundial de bauxita, una roca que contiene aluminio. Destinó 487 millones de dólares en 2021 a este país de África Occidental. “La materia prima como la bauxita es muy barata, pero, una vez la hemos exportado, la transforman en aluminio y vuelve al país, no podemos comprarla porque es muy cara y nosotros no tenemos industria propia para la transformación”, lamenta la guineana Bountouraby Balde, doctoranda en la Universidad Rovira y Virgili de Lleida.
“China ha entendido qué nos gusta y cómo funcionamos los africanos”, asegura Marie-Thérèse. Por ejemplo, hace menos de diez años, en las principales ciudades de Burkina Faso, el medio de transporte de mercancías por excelencia era un carruaje de hierro y un asno. La llegada de la llamada “mototaxi” –una moto con tres ruedas y una cesta de carga de producción china– ha revolucionado la movilidad de la población. Se trata de un medio mucho más cómodo, más rápido, que puede transportar a personas (aunque en teoría está prohibido) y adentrarse en los barrios con calles especialmente estrechas. Incluso los taxis convencionales han desaparecido por ser más caros. Conducir una “mototaxi”, además, se ha convertido en una salida laboral para muchos jóvenes burkineses.
El boom de las motos chinas
“Más allá de la construcción de infraestructuras, el gigante asiático está construyendo una relación a largo plazo que consiste en desarrollar mercados y dominarlos”, explica desde China el analista y consultor Miquel Vila, miembro del Catalonia Global Institute. De hecho, en pocos años, no sólo se ha dejado atrás el carro, también la bicicleta. "Antes poca gente se podía comprar una moto, ahora casi todos tenemos una", explica Julien, un joven burkinés estudiante de derecho. "La moto más popular entre los jóvenes es la Yamaha Sirius genérica", declara. Se trata de una moto de producción china que cuesta unos 700 euros y es mucho más barata que la original, que vale más de mil. Otras motos que también tienen especial éxito son Rato Badboy, Rato Gentleman y Rato Attaquant. Todas son chinas. A los jóvenes africanos les gustan sus nombres, su estética moderna y sus colores llamativos. Es una prueba de cómo China ha sabido conectar con sus gustos. Además, a Burkina Faso, a los mecánicos les resulta mucho más fácil reparar una moto de fabricación china que una japonesa, ya que sus piezas de repuesto son más económicas y accesibles en el continente africano.
Antes de la irrupción del mercado chino, la mayoría de motos que se vendían en el Sahel provenían de la Sociedad Industrial de Faso (SIFA, en sus siglas en francés), que fabricaba bajo licencia de Peugeot de Francia y Yamaha. Su insignia era la motocicleta Yamaha, que costaba 2.000 euros y no ha podido competir con las motos de fabricación china, mucho más asequibles y con un diseño atrevido. El SIFA tuvo que cerrar sus puertas en el 2009.
"La relación África-China es histórica y también diplomática", asegura Vila. Por ejemplo, de todo el continente, sólo la monarquía de Eswatini, en África Austral, reconoce a Taiwán como país y tiene una embajada. La ampliación del mercado a la que aspira China en África supone también apostar por las telecomunicaciones como el 5G y la venta de tecnología como los móviles. "No se trata de una relación solidaria, sino comercial", sentencia Vila.
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