Tecnología

Cinco cosas sobre Elon Musk, el 'genius boy' que cree tener “la misión” de cambiar el mundo

Nació en Sudáfrica, ha tenido doce hijos y se define a sí mismo como un adicto al trabajo

“Siempre fue distinto. Era mi niño genio. Desde los 3 años le dijimos así: genius boy”, explicaba en 2021 Maye Musk en la revista Time, que había llamado a su hijo “la persona del año”. Walter Isaacson, el autor de su biografía autorizada (Elon Musk, Debate), decía en Los Angeles Times que Elon Musk “tiene una sensación épica de su sitio y su misión en nuestro mundo, que nos llevará a Marte y que nos aportará energía sostenible”. Por eso, según Isaacson, es un adicto al trabajo y el dinero no es un fin en sí mismo, sino la forma de conseguir sus objetivos.

“Pocas personas han tenido más influencia que Musk en la vida en la Tierra, y potencialmente también en la vida fuera de la Tierra”, se justificaba Time para explicar la elección. El hombre más rico del planeta, el propietario de Tesla, SpaceX, Starlink, Neurolink, X –y otras empresas relacionadas con la fabricación de baterías, la energía solar, la inteligencia artificial, el transporte supersónico o la fabricación de túneles kilométricos– es una de las personas más poderosas, influyentes, visionarias y, por algunos, peligrosas del mundo. Hagamos un repaso a su biografía y sus excentricidades.

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Tres nacionalidades

Hasta los 17 años, Elon Reeve Musk (Pretoria, 28 de junio de 1971) vivió en la Sudáfrica del apartheid, en una familia acomodada de la burbuja blanca de habla inglesa. Su padre, Errol Musk, era un ingeniero y empresario que, según todos los biógrafos, era un maltratador y que todavía hoy, según Walter Isaacson, despierta el lado más oscuro de Elon Musk. Le provoca "una ira fría". Sufrir acoso escolar constante en el patio de la escuela marcó al joven Musk, que incluso recibió una paliza tan fuerte que acabó en el hospital. El padre se puso junto a los acosadores y le reprochaba su debilidad. Esto le espoleó a aprender artes marciales. Cuando tenía 8 años, su madre, la modelo y dietista Maye Musk, se divorció y durante toda la adolescencia él y su hermano pequeño, Kimbal (que se casó en Empúries en una boda que hizo historia en el pueblo) vivieron con su padre, mientras la hermana pequeña, Tosca, vivió con su madre. A los 17 años antes de realizar el servicio militar, huyó de Sudáfrica y se instaló en Canadá, donde obtuvo la nacionalidad en 1989. Finalmente, con una beca, se graduó en economía y física en la universidad de Pensilvania, en EE.UU., y desde el 2002 tiene la nacionalidad estadounidense.

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Doce hijos, que se sepa

Con su primera mujer, la canadiense Justine Wilson, Musk ha tenido seis hijos, pero el primogénito murió del síndrome de la muerte súbita de los bebés. Los otros, gemelos y trillizos, nacieron por reproducción asistida, y también los ha tenido por gestación subrogada. Con la cantante británica Talulah Rile, con la que se ha casado –y divorciado– dos veces, no tuvo hijos, pero con la cantante canadiense Grimes (Claire Boucher) ha tenido tres, el primero de los cuales tiene el nombre de X AD A-XI. Ha tenido otros tres hijos con Shivon Zilis, directiva de su empresa Neurolink. Musk considera la baja tasa de natalidad más peligrosa para la humanidad que la crisis climática.

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Los primeros negocios

Apasionado de la tecnología y los ordenadores desde pequeño, ganó sus primeros 500 dólares a los 12 años escribiendo el código de un videojuego que vendió a una revista. Luego, en 1995 creó, junto a su hermano Kimbal y un inversor, Zip2, la primera empresa de servicio de mapas por internet que cuatro años después se vendieron en Compaq. Él, que había trabajado día y noche durmiendo en la oficina, sacó 22 millones de dólares. Con ese dinero cofundó X.com, una empresa de servicios financieros online que se fusionó con otra que tenía, PayPal, de la que fue directivo hasta que en el 2002 se vendió en eBay. Sacó 165 millones. Invirtió una parte en 2002 para fundar SpaceX, que le salvó de la ruina años más tarde cuando logró el primer gran contrato millonario con la NASA. Dos años después se convirtió en el mayor accionista de Tesla, hoy la principal empresa de coches eléctricos del mundo.

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La inteligencia artificial

Elon Musk ha vuelto a citar recientemente en tweets y vídeos dos libros que le han marcado: Yo, robot, de Isaac Asimov –en la que aparecen por primera vez las tres leyes de la robótica, la primera de las cuales es no hacer daño a los humanos– y la Guía galáctica para autoestopistas, de Douglas Adams, en el que aparece el supercomputador Pensamiento Profundo, que debe calcular la respuesta al sentido de la vida y el Universo. Ambos tienen que ver con su concepción de la inteligencia artificial, que es otra de sus pasiones y preocupaciones: la considera una amenaza y parte del futuro. Fue uno de los socios principales de Open AI, de donde se fue en 2018 por discrepancias con Sam Altman cuando se lanzó ChatGPT. Hace poco le volvió a reprochar que haya convertido a una entidad sin ánimo de lucro dedicada a la investigación en una máquina de hacer dinero. El año pasado anunció que lanzaba x.AI, su propia start-up de inteligencia artificial, que, según Isaacson, quiere que sea capaz de escribir código, ser neutral políticamente y llegar a entender la realidad del mundo. También tiene una empresa de neurotecnología, Neurolink, que investiga cómo crear una simbiosis con la inteligencia artificial a través de implantes cerebrales.  

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Adicción al trabajo

"Es un sabio cuando se trata de negocios, pero su don no es la empatía con la gente", explicaba su hermano y socio comercial Kimbal Musk en Time. Isaacson, su biógrafo, lo corroboraba en una entrevista en El País: “No le importa que los trabajadores o la gente que tiene a su alrededor se encuentren bien. Le preocupa la misión. Para él, si tienes mucha empatía y te preocupas mucho por la gente que tienes delante, no presionarás lo suficiente para llevar la misión a buen puerto”. Musk a veces duerme en el trabajo y exige la misma entrega a sus trabajadores.