"Todos somos Jimmy Kimmel": los presentadores de 'late shows' se solidarizan con el compañero cancelado
El miedo a la censura y las amenazas a la libertad de expresión se ciernen sobre los programas estadounidenses satíricos
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BarcelonaLa suspensión del programa de Jimmy Kimmel, un clásico de las noches televisivas en Estados Unidos, ha sacudido el panorama mediático del país y no ha dejado a nadie indiferente. Esta noche del jueves, la primera tras el anuncio del ABC sobre el cese fulminante de su presentador estrella, Kimmel ya no apareció en pantalla, pero su nombre salió en todos los programas de la noche. Todos los presentadores de otros late shows de comedia como el suyo han centrado a sus monólogos en la amenaza a la libertad de expresión que representa este despido y han sacado rédito humorístico de un supuesto miedo a la censura de Trump.
"Esta noche todos somos Jimmy Kimmel". Así ha abierto su monólogo Stephen Colbert, que fue el primer cómic anti-Trump en caer hace sólo dos meses cuando su cadena, CBS, anunció que cancelaba el programa después de esa temporada alegando motivos económicos. Colbert calificó la suspensión del programa de Kimmel de una "censura descarada" y remarcó su apoyo "al 100%" al presentador despedido y todo el personal de su programa. En el monólogo, Colbert ha dicho que la censura "empieza con pequeños pasos" como cambiar el nombre de golf de México por golf de América, tal y como hizo Trump en la primera semana de mandato. "Pero a un autócrata no puedes darle ni un centímetro, y si al ABC creen que esto satisfará al régimen son totalmente naífs", advertía.
Colbert recordó también que cuando él mismo fue despedido en diferido, en julio, el presidente Trump lo celebró con un mensaje en las redes en las que afirmaba: "Kimmel será el siguiente". También ha explicado los motivos económicos que están detrás de la decisión de ABC, una cadena que pertenece al grupo Disney, que a su vez está pendiente de la aprobación de la administración Trump para poder sacar adelante un acuerdo que permita la compra de la red de NFL por parte de su canal ESPN. Otra corporación audiovisual que ejerció presión el pasado lunes para forzar el despido de Kimmel fue Nexstar, que agrupa a cientos de cadenas locales (que emiten programas del ABC como el de Kimmel en varios estados), y que necesita la autorización de la FCC por una fusión millonaria con su competidora Sinclair. "Una corporación capitulando al presidente para asegurar que su fusión sea aprobada, ¿había pasado nunca esto?", ha ironizado Colbert en referencia a la empresa matriz de la cadena donde todavía trabaja, Paramount Global. El grupo de comunicación, propietario de CBS, alcanzó un acuerdo de 16 millones de dólares para detener una demanda presentada por Donald Trump.
Al igual que utiliza los aranceles como medida de presión política hacia los gobiernos del mundo que no se pliegan a sus demandas, Trump utiliza ahora también su influencia a través de la FCC para presionar a las grandes corporaciones mediáticas a eliminar todas las voces críticas. También lo hace a través de denuncias millonarias como la que presentó contra el Wall Street Journal por haber publicado pruebas de su estrecha relación con el pederasta y traficante sexual Jeffrey Epstein, o contra el New York Times por supuestas difamaciones y calumnias. Aunque esta última ha quedado en vía muerta después de que un juez la desestimara. Aún así, sigue teniendo la potestad para decidir quién entra y quién no la sala de prensa de la Casa Blanca, negando acreditaciones a medios tradicionales que sustituye por influencers trumpistas que en lugar de preguntas hacen alabanzas al presidente en cada turno de preguntas.
Sátiras de la nueva censura en la televisión estadounidense
Stephen Colbert, que en mayo terminará su décima y última temporada al frente de Late show with Stephen Colbert, ha recuperado incluso su alter ego conservador que interpretaba en The Colbert report, el espacio de sátira política que hizo entre 2005 y 2014. El personaje, un experto conservador, ha reaparecido para ofrecer "estrategias" ante el nuevo contexto político y mediático: "La palabra es xxt", es decir, silencio, "por no decir algo que hiera los sentimientos del presidente Trump". "Puedes tener tus derechos siempre que no los utilices", dijo.
También Jimmy Fallon, otro de los presentadores más populares de la televisión estadounidense con su programa The tonight show de la NBC, hizo sátira con la censura política y las ansias de Donald Trump de ser adulado en todo momento. "Mucha gente está preocupada por si ahora dejamos de decir las cosas que diríamos para evitar ser cancelados, pero yo cubriré el viaje del presidente al Reino Unido tal y como lo haría normalmente", ha dicho, ya continuación ha iniciado un discurso en el que una voz pregrabada se le superponía en los momentos clave: "El presidente ha puesto fin a su viaje de tres días... estaba increíblemente guapo".
En otro de los programas nocturnos de sátira política, el The daily show de Comedy Central (Paramount Global), el histórico presentador Jon Stewart ha ido más allá y ha hecho todo su monólogo inicial de veinte minutos como si fuera el presentador de un late show en un régimen autocrático como el de Corea del Norte, refiriéndose a Donald Trump como "gran padre", "nuestro señor" o "nuestro querido líder". Todos los reporteros del programa han aparecido al final con el vestido, la chaqueta y la corbata roja habituales de Donald Trump, hablando a la vez para alabar al líder de forma exagerada, e incluso uno de ellos, Ronny Chieng, de origen chino, ha preguntado a sus compañeros: "¿Este es su primer dictador?"
También Seth Meyers, presentador del Late night de la NBC, ha dedicado a Jimmy Kimmel su Closer look, la sección de su programa dedicada a repasar la actualidad política de forma humorística. Meyers, otro crítico encarnizado de Trump que también ha sido señalado por el presidente de Estados Unidos, ha bromeado asegurando que él "siempre" ha "admirado y respetado a Donald Trump". "Cualquier clip que vea de mí diciendo lo contrario es IA", ha añadido. "Es un privilegio y un honor poder llamar a Jimmy Kimmel como mi amigo, al igual que es un privilegio y un honor hacer este programa cada noche", ha dicho Meyers, quien, pese a las añadiduras humorísticas constantes, ha remarcado que éste "es un momento clave en la democracia" de Estados Unidos en el que "hay que alzarse por la libertad de la libertad de.
El Partido Demócrata alza la voz
Pero las críticas han llegado desde todo el espectro político de la izquierda, desde Barack Obama y Hillary Clinton hasta Bernie Sanders, que han criticado la deriva autocrática que este tipo de movimientos representan, especialmente después de que el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazara a las cadenas de televisión que le critican con 9 en un 97% negativas, y les hemos concedido una licencia; creo que deberíamos retirarles la licencia”, dijo–. Para la excandidata demócrata en la presidencia, Hillary Clinton, la suspensión de Kimmel es "un claro ejemplo" de censura. "Es un acto gubernamental directo que trata de intimidar a trabajadores, corporaciones, organizaciones para echar a algún opositor aunque sea un cómic", ha dicho Clinton.
"Después de años de quejarse de la cultura de la cancelación, la administración actual le ha llevado a un nivel nuevo y peligroso amenazando rutinariamente con medidas reguladoras contra las empresas de medios de comunicación, salvo que amordazaran o despidan a periodistas y comentaristas que no le gustan" Kimmel. El senador demócrata Bernie Sanders fue más allá y volvió a alertar, por enésima vez, de la deriva política en Estados Unidos: "Este país está moviéndose rápidamente hacia una sociedad autoritaria. En países autoritarios como Arabia Saudí no hay medios a los que se permita ser críticos con el gobierno". En nombre de todo el Partido Demócrata salió el senador Chris Murphy a denunciar el intento de la Casa Blanca deexplotar la tragedia de Charlie Kirk para destruir su oposición política" a través de "censura directa y represión de la libertad de expresión", y para anunciar la presentación en el Congreso de una iniciativa para aprobar la ley "no enemigos políticos", que intenta detener el abuso de la autoridad contra opositores políticos.