Las protestas llevan la guerra de Gaza a las puertas de la convención demócrata

Miles de personas se concentran en el Union Park de Chicago para presionar a Harris sobre su posición con Israel

Chicago"En el momento en que Kamala Harris se convirtió en la candidata yo ya sabía que nada cambiaría para Gaza. No hizo nada como vicepresidenta; dudo que lo haga ahora como presidenciable". Los abuelos de Zoha Saleh, de 44 años, tuvieron que marcharse de su casa con la primera Nakba y murieron en Ramala, en Cisjordania. Ni el padre de Zoha ni ella misma han podido volver nunca a las tierras ocupadas. "Por mucho que quisiera ir, ya no queda nada", lamenta. Como limpia de la diáspora palestina en Estados Unidos y vecina de Chicago, Saleh sentía que hoy debía estar en el Union Park para exigir a los demócratas que cambien su postura sobre la guerra de Gaza. "Es muy simple: dejar de enviar armas", expone.

Más de un millar de personas se han concentrado en este parque para marcharse hacia el United Center, donde este lunes arranca la convención demócrata. El recinto está lleno de pañuelos y banderas palestinos, así como carteles que exigen el fin de la guerra. Palestina libre, es uno de los cánticos que más se repite. Hace más de un año que las organizaciones trabajan en la convocatoria, desde que en abril de 2023 se supo que Chicago acogería la convención nacional demócrata. El estallido de la guerra de Gaza el 7 de octubre del pasado año no hizo más que espolearles a seguir trabajando. En la movilización han participado unas 270 organizaciones y 10.000 manifestantes, según informan desde la Coalición para la Marcha en la Convención Nacional Demócrata.

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"Aún estoy meditando sobre qué haré con mi voto si los demócratas no cambian su política", expone Saleh, quien reconoce que no tiene demasiadas esperanzas de que haya un gran cambio. El domingo los demócratas presentaron el programa electoral, que los delegados deben aprobar este lunes. En ninguna de las 92 páginas del documento se menciona el embargo de armas en Tel-Aviv. "Yo creo que si no hay cambios o votaré en blanco o un tercer partido", expone Nima Homami, de 28 años, que viste un pañuelo palestino. Es de los pocos manifestantes que va con la cara descubierta. Mucha gente viste gafas de sol y mascarilla para evitar exponerse a las redes, un tipo de acoso que sufrieron muchos estudiantes que participaron en las acampadas de la primavera.

Los padres de Homami se marcharon de Irán para instalarse en Ohio. Conciliar la identidad estadounidense con la iraní, en el contexto actual, no es fácil para él. "Estoy cansado de que en cuanto te muestras crítico con la guerra de Gaza te tachen de terrorista. Lo que ocurre en Palestina es un conflicto colonial: ha llegado una gente que ha tomado la tierra a la gente que vive allí. Esto no va de si Israel es judío o no". Ha venido expresamente desde Ohio para participar hoy en la marcha. En diferentes ciudades del estado, incluida Washington, se organizaron buses para poder asistir. "En nuestro bus éramos unas 40 personas".

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Blinken viaja a Tel-Aviv

El mismo día en que miles de manifestantes se han concentrado en las calles de Chicago para pedir el fin de la guerra y de la complicidad estadounidense en el conflicto palestino, el secretario de Estado, Antony Blinken, ha viajado a Tel Aviv por acelerar el acuerdo del alto el fuego. En 10 meses, el conflicto ha causado ya la muerte de más de 40.000 palestinos. Suráfrica presentó un caso contra Israel ante el Tribunal Internacional de Justicia en el que acusaba al estado hebreo de cometer un genocidio en Gaza. Israel niega que esto sea así, aunque el tribunal le ha ordenado que trabaje más para prevenir las muertes de civiles.

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Aparte de la causa presentada por Sudáfrica, la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional pidió el pasado mes de mayo emitir una orden de detención contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Defensa, Yoav Gallant . Las acusaciones de violar la ley internacional y cometer crímenes contra la humanidad han tensado la relación entre Washington y Tel Aviv, pero no la han roto. A finales de julio Netanyahu realizó una visita oficial a EEUU y fue recibido en el Congreso entre los aplausos de la bancada republicana –junto a demócrata había más de 18 escaños vacíos–. Ante los congresistas estadounidenses, Netanyahu pidió más armas para "acabar el trabajo".

Los manifestantes han recogido la herencia de las protestas de 1968 contra la Guerra de Vietnam, que tuvieron lugar en la ciudad durante la convención demócrata de ese año. Miles de personas que protestaban contra la Guerra de Vietnam marcharon hacia el Conrad Hilton Hotel, donde se celebraba la convención. En la avenida de Michigan, en pleno centro de Chicago, la policía irrumpió con porrazos y gas lacrimógeno. Las cámaras de televisión que había fueron testigos, mientras los jóvenes coreaban "El mundo nos mira". Las cargas policiales de aquella jornada, que se saldó con 600 detenidos, están en la memoria colectiva de los grupos sociales y son una pesadilla que los demócratas no quieren revivir.

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La guerra de Gaza será un tema clave para Harris cara al 5 de noviembre. La fotografía con ademán serio y distante con Netanyahu durante su visita a Washington no es suficiente para los manifestantes, que quieren que la demócrata se posicione de forma más explícita en cuanto al conflicto. Y esperan que lo haga de forma más crítica que Biden. Los cánticos han pasado de "Genocide Joe" (Joe genocida) a "Killer Kamala" (Kamala asesina). Para los manifestantes, la cuestión no es quién encabeza el tíquet electoral, sino qué postura adopta ante la muerte de los miles de palestinos.

En medio de las abucheadas enmudecidas por las paredes del United Center, los demócratas darán el pistoletazo de salida a su convención, a la que asistirán más de 50.000 delegados, simpatizantes, periodistas y celebridades. Este lunes el presidente Joe Biden y su esposa, Jill Biden, subirán al escenario para abrir la convención de que en un principio debía coronarle a él como candidato.