Dinamarca deja de repartir cartas
La decisión se explica por el descenso de la demanda de este servicio y por la creciente digitalización en el país
BarcelonaChristian Bækgaard sube a la bicicleta con el chaleco y los paquetes como todos los días y se prepara para repartir el correo como ha hecho en los últimos veinte años. Pero este martes es distinto; entregará su última carta. La empresa postal pública danesa, PostNord, deja de recoger y repartir el correo y pone fin de esta forma a una tradición de más de 401 años. "Es triste, pero vienen nuevos tiempos", declara Bækgaard al ente público de radiodifusión Danmarks Radio.
Dinamarca es el primer país europeo en tomar una decisión así, impulsada por la caída de la demanda: durante los últimos 25 años el volumen de cartas ha disminuido un 90%. Desde el año 2000, cuando se alcanzó la cifra récord de 1.500 millones, el número de cartas enviadas por los daneses se ha desplomado hasta los 122 millones el pasado año.
Hace tiempo que el estado danés avanza hacia ese horizonte. En 2014 ya decidió que todas las comunicaciones de las autoridades con los ciudadanos se emitirían digitalmente. Y el paso definitivo fue en el 2023, cuando una nueva ley puso fin a la obligación de servicio universal en Dinamarca (que obligaba a las empresas postales a dar servicio con un precio asequible) y, de facto, privatizó el mercado, después de que PostNord acumulara pérdidas millonarias.
"El mercado de cartas ya no es rentable", afirma Kim Pedersen, directora ejecutiva de PostNord. Y cuanto menos se envíen, mayor será el coste unitario de gestionarlas. "Los daneses ya apenas reciben ninguna carta. Lleva años y años bajando", dice.
Una tendencia global
Hace tiempo que las oficinas de correos de todo el mundo ven cómo el volumen de cartas se derrumba y se sustituye por correos electrónicos, mensajes de texto o por las redes sociales. Sin embargo, el envío de paquetes se dispara. "A los daneses les encanta comprar online", añade Pedersen. "El comercio electrónico global está creciendo significativamente y nosotros nos movemos".
Dinamarca no es ningún caso aislado. En 2022 se enviaron 161.000 millones de paquetes en todo el mundo y se prevé que la cifra alcance los 256.000 millones en 2027, según The Economist. Ante el cambio a la digitalización, muchos servicios de correo postal estatales están registrando enormes pérdidas. El Servicio Postal de Estados Unidos informó este noviembre de pérdidas anuales que subían a los 9.000 millones de dólares. El de los Países Bajos también acumula pérdidas y describió el modelo de "insostenible" sin apoyo externo. Por eso, muchos servicios de correos tradicionales apuestan por cambiar el modelo y adaptarse a los nuevos tiempos, con servicios de logística, diversificando el modelo y reduciendo la plantilla.
Dinamarca vivirá otra transformación: PostNord ha retirado los 1.500 buzones rojos que había repartidos en todo el país. 1.000 de los buzones que ya se han desmantelado salieron a la venta a principios de mes con un precio de 2.000 coronas y se agotaron en sólo tres horas.
Otra vía
Sin embargo, los daneses podrán seguir enviando y recibiendo cartas. Eso sí, tendrán que dirigirse a las sucursales de la empresa privada Dao, que asumirá a partir del día 1 la distribución de misivas en todo el país. Dao, que se dedica desde hace años al reparto de periódicos, revistas y paquetes, calcula que el número de productos repartidos subirá en el 2026 de 150 a 210 millones, y que unos 70 millones corresponderán a cartas.
"Esperamos que las cartas que queden sean para ciudadanos que quieren seguir recibiéndolas de esta manera", declaró a la agencia danesa Ritzau el director de Dao, Hans Peter Nissen, quien se comprometió a agilizar el servicio ya no dejar de lado las zonas rurales del país.
De los 2.200 trabajadores de PostNord, 1.500 serán despedidos, y al resto se les han ofrecido puestos en otras partes de la organización, según anunció en marzo la compañía. Uno de ellos es Christan Bækgaard que, después de Año Nuevo, cambiará la bicicleta por el coche y distribuirá paquetes en Gladsaxe.
"Hoy en día reparto principalmente cartas del banco, facturas y recordatorios. Antes también había muchas cartas personales y más postales de Navidad", dice Bækgaard, que añade que echará de menos a la gente a la que reparte cartas en bicicleta.