El futuro de la mujer más poderosa de Europa
Von der Leyen se ha convertido en la líder indiscutible de la UE y ha gestionado con éxito la pandemia y la guerra, pero evita avanzar si revalidará el mandato
BruselasCon casi sólo cuatro años al frente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ha tenido que afrontar la ejecución del Brexit, la pandemia del covid y la guerra de Ucrania y todas las derivadas, como la crisis energética, la inflación elevada y, ahora, una ralentización de la economía de la eurozona. Todos estos grandes retos, lejos de hundirla o de cuestionar su liderazgo, le han erigido en la indiscutible dirigente del club europeo —muy por encima del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel— y ha conseguido dotar de más sentido la existencia misma de la Unión Europea, muy cuestionada cuando ella tomó las riendas.
Sacó adelante con éxito la compra conjunta de vacunas —con escándalo incluido, pero que parece que ya nadie recuerda— y los planes de recuperación para revitalizar la economía europea pospandemia. También lideró el apoyo armamentístico sin precedentes en Ucrania y las sanciones contra Rusia, además de la ambiciosa agenda verde de la Unión Europea pese a los múltiples detractores. Todo ello (y las buenas proyecciones en las encuestas) la sitúa al frente de las quinielas para volver a ser la presidenta de la Comisión Europea, pero Von der Leyen no ha avanzado si tiene la intención de revalidar el mandato tras las elecciones de junio que viene.
La exministra de Defensa alemana no quiere dar todavía el paso nueve meses antes de los comicios para, sobre todo, no reavivar durante todo este tiempo la guerra interna que tiene con su partido, el Partido Popular Europeo (PPE), liderado por el también alemán Manfred Weber. De hecho, los conservadores europeos son los que más están presionando a Von der Leyen para que rebaje el ritmo de la lucha contra el cambio climático, que se prevé que será el caballo de batalla de las próximas elecciones comunitarias.
El PPE se reivindica como el partido de campesinos y ganaderos y quiere evitar que se le escapen más votantes de zonas rurales hacia la extrema derecha o nuevas formaciones. Por eso, hace tiempo que se quiere desmarcar de las iniciativas impulsadas por la Comisión Europea. Los conservadores, por ejemplo, votaron en contra de la polémica ley europea que prohíbe la venta de coches nuevos con motor de combustión a partir de 2035 y la de la restauración de la naturaleza, dos normativas insignia del ejecutivo liderado por Von der Leyen. También quieren erigirse en los defensores de la industria y la economía europeas, aunque sea en detrimento del medio ambiente.
En materia de inmigración, junto a Meloni
Aunque en cuanto a medidas ecologistas Von der Leyen está más a la izquierda que su partido, en materia migratoria no ha tenido ningún tipo de pesar en adoptar parte del discurso de la extrema derecha y hacerse fotos de apoyo, por ejemplo, con la primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni. Sin ir más lejos, hace dos semanas viajaron hasta Lampedusa para hacer frente común contra la inmigración ilegal y reforzar la vigilancia fronteriza a nivel europeo. En este sentido, la presidenta de la Comisión Europea ratificó que en cuanto a la reforma del pacto migratorio, que ahora está en pleno debate, la derecha y la extrema derecha coinciden y están dispuestas a aliarse.
Otro de los reproches hacia Von der Leyen es que haya evitado abrir una de las cajas de Pandora que le podrían haber pasado más factura y haya obviado las reformas estructurales de la Unión Europea que hace tiempo que piden algunos grandes estados miembros, y más si se prevé que los Veintisiete acepten nuevos socios como Ucrania y algunos países de los Balcanes occidentales. Incluso se lo pidió en el pleno del discurso del estado de la Unión la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, quien aseguró que el bloque comunitario "necesita reformas" urgentes porque, "tal y como la conocemos ahora, no puede funcionar con 32, 33 o 35" estados miembros.
En este sentido, Alemania y Francia también presentaron en el último consejo de asuntos generales de la UE un informe que sentaba las bases para empezar a debatir qué grandes cambios se necesitan en el bloque europeo, como el fin de la unanimidad en algunas materias o la reducción de comisarios europeos y europarlamentarios. Aunque Von der Leyen hasta ahora ha pasado de puntillas, fuentes comunitarias prevén que a principios de noviembre Bruselas presente las líneas maestras de la nueva Unión Europea y, por tanto, hacia dónde quiere encaminar el club europeo en su segunda potencial legislatura. En el discurso del estado de la Unión de este año, aunque tímidamente, ya lanzó un aviso: "La historia nos llama a completar la Unión".